TEXTO: NACHO CAGLIERO FOTOS: FER DER MEGUERDITCHIAN
Es de noche. Cualquiera que pase en estos momentos por frente de la puerta 6 del estadio “Coloso del Parque Marcelo Bielsa” de Newell’s, podría pensar que se trata de una celebración. El clima es ese, aunque la actividad principal pasa por otro lado: la pintada de una estrella roja sobre la calle Morcillo, en el lugar donde mataron a Lorenzo Altamirano con el único objetivo de pasarse un mensaje amenazante entre bandas narcos de la ciudad.
Frente a las cámaras de televisión que se acercan a cubrir el evento, una amiga dice que a Jimi hay que recordarlo desde el arte. Que esa es la forma que a él le hubiese gustado. Romina, su hermana, coincide mientras se esfuerza por contener el llanto: “Acá estamos la familia y los amigos haciendo lo que a él más le gustaba: dar alegría a la gente. Por más que hayan tenido un mal día, él siempre les sacaba una sonrisa. Por eso queremos que se haga justicia y que se hagan cargo todos de lo que le pasó a mi hermano”.
Para los amigos era Jimi. Pero para la familia, era “Muni”. Lilian, su mamá, lo recuerda como un apasionado por lo que hacía: la música, los malabares, el arte y sus amigos. En su pieza todavía habitan los discos de punk rock que escuchaba, las clavas con las que practicaba y trabajaba, y las canciones que iba escribiendo de a partes en un cuadernillo.
Si dentro de Jimi convivían atisbos de timidez, arriba del escenario desaparecían. Desde la agrupación “Todxs somos Jimi Altamirano” lo recuerdan en redes sociales con un video donde se lo ve tocando con su banda “Cualquiera”, desplegando todo su espíritu punk. “¿Quién está harto de la policía? ¿Quién está harto de los jueces y los malditos burgueses? Que se prendan fuego. No quemen más las islas, loco. Préndanse fuego ustedes”, se lo escucha decir en la previa de una canción.
Con el dolor a cuestas, Lilian se muestra conforme por la investigación llevada adelante por Fiscalía. Entiende que, las respuestas que no tuvo en un primer momento, fueron apareciendo después. Ahora se encuentra a la espera de que el caso llegue a juicio y, sabe, será un proceso largo y nada fácil de abordar. “Solo espero que este trabajo bien hecho tenga frutos. Y que esto no le pase a nadie más. Porque le pasó a Jimi, pero le podría haber pasado a cualquiera".