TEXTO MARIÁNGELES GUERRERO FOTOS: ARCHIVO INUNDACIÓN
En el segundo piso de la casa el río muerde las ventanas que dan a la calle. Las sombras del atardecer crecen y el agua se vuelve cada vez más negra. A lo lejos se escucha el llanto de un perro. Nada más desesperante que el llanto de un perro que no tiene quien lo auxilie. Unas manos blancas de mujer prenden una vela, el fueguito débil se bate a duelo con el aire. La llama persiste. En el cuaderno de las urgencias, ella escribe.
Yo escuchaba cómo la gente pedía ayuda, que traigan camiones de arena para hacer defensa en los lugares claves por donde podría venir, gente que ya se iba de sus casas por miedo al agua que se venía. El señor Río se venía y no sabían cómo pararlo. “Necesitamos ayuda” decían todos.
Leda Sánchez es una de las sobrevivientes de la inundación de Santa Fe en 2003. Vive en barrio San Lorenzo, donde nació y donde conoció a su compañero Oscar. Allí también nacieron sus hijos Luciana, Gaspar y Matías. El río Salado la encontró en su casa en la tarde del 29 de abril, en la casa de dos pisos que construyó con Oscar.
Veinte años después, Leda no duda: “Esa inundación nos dañó mucho. Mi esposo se quedó sin trabajo, después se enfermó. Nuestros hijos, que estaban estudiando, tuvieron que dejar los estudios. Estábamos haciendo nuestra casa y eso quedó frenado. Se nos dio vuelta todo. Yo decía ‘¿por qué pasamos tanto dolor?”.