Una bomba química nos extermina en silencio
Ahora dice que lo hace otra vez en una cama, pero hasta hace menos de tres años Fabián Tomasi apenas si podía dormir sentado en una silla. Las llagas en todo el cuerpo, las lastimaduras en las puntas de los dedos, habían empezado mucho antes: en 2007. Compartimos la crónica de Patricio Eleisegui, finalista en el año 2013 del Premio La Voluntad de la Fundación Tomás Eloy Martinez.