Diez años sin Rubén
Está su voz. Áspera y rápida. Cargada de agitaciones. Y dulce. Profundamente dulce. Como su letra apretada, pareja, curiosamente armónica en su fluidez. Como sus silencios largos en las discusiones que nuestra imprudencia y su confianza habilitaban. Como esas breves historias que soltaba al pasar, donde no faltaban colores inundando celdas y vientos esquivos silbando a través de ventanas ajenas.