Nuestra querida Herminia Severini, Madre de Plaza de Mayo, falleció hoy a las 8 de la mañana a la edad de 88 años. Estaba internada hace varios días en el policlínico Pami II de nuestra ciudad. Sus familiares decidieron que sea despedida en la Biblioteca popular Gastón Gori (Juan José Paso 7990, esquina Tarragona), Fisherton, teléfono 4519625, para que todos y todas puedan darle el abrazo de despedida.
Por Indymedia Rosario
Una estrella se va encendiendo. Fuego visible en todos lados, de pasión y coraje, amor y entrega. El pañuelo toma alas y se multiplica en todas las cabezas a las que le enseñaste a mirar distinto. Hormigas indómitas seguirán tu mismo camino, unidas con la luz de la memoria. No brindará el enemigo, no lo dejaste: tu ejemplo inmortal se multiplica en los corazones jóvenes que buscan otras manos para construir el mundo que nos merecemos.
Y apretamos los labios, y contenemos las lágrimas. Porque no queremos que nos retes sin escucharte. NO. Y ya te vemos sonriente, con tu ropa de alma colorida, tu sonrisa amplia, tus brazos fuertes abrazando a Adriana.
Una estrella se enciende. El dolor está, la tristeza está, las lágrimas están. Pero no opacan el recuerdo sonriente. No nos robarán la alegría de vivir, para eso nos formaste.
Pañuelo blanco, ponchos de colores, hormigas piqueteras, faltarás a los ‘pibes del Lavadero’, a los metalúrgicos despedidos, a los lecheros en las carpas, a los Pochos sin justicia, a los jóvenes buscando palabras, a los periodistas que querrán tu palabra, a los fotógrafos que no podrán retratar tu rostro lleno de vida y energía, tu puño erguido al cielo. Faltarás a los que vienen, Herminia.
Les contaremos igual que cuando era muy mal visto, vos te diste cuenta que ese hombre no era para vos y te separaste. Les vamos a contar que criaste dos hijos, mientras terminabas la escuela, estudiabas enfermería y trabajabas en el sanatorio. Les vamos a contar que buscaste el cuerpo de tu hija rodeada de milicos y a punta de pistola, reconociendo uñas y dientes de cuerpos robados por la dictadura genocida. Les vamos a contar que reivindicaste su elección de vida y peleaste contra la impunidad de sus verdugos.
Sí Herminia, van a saber los que vienen que te fuiste de donde sentiste tenias que irte, pero que siempre estuviste donde tenías que estar. Con lluvia, con sol, con un frío que calaba los huesos, de madrugada, ahí estabas con los obreros, metiéndote intrépida en las rondas a agitarlos hasta que rieran y el ánimo se renovara a carcajadas y las almas agrandadas miraran distinto el ambiente hostil de la lucha.
No vas a estar vos pero prometemos escuchar a los pibes, tengan la edad que tengan, dándole importancia a cada cosa que dicen, respondiéndoles con la atención y el respeto que se merecen. Prometemos mimarlos y retarlos, como hiciste con nosotros. Vamos a decirles cómo cuidarse, vamos a hablar de la represión estatal, del sexo, del amor, de la educación, de la lucha de los y las desaparecidas, del mundo que queremos, de la hipocresía de los gobiernos, de la justicia y de la impunidad. Sí todo junto, como lo hacías vos, con sus inquietudes y sus tiempos, pero siempre tan único y tan explosivo para cabezas acostumbradas a que no las escuchen, ni las hablen. Vamos a intentar hacerlo como vos. Seguro no nos saldrá tan bien, pero como decías vos: “no seas maricona, andá ¿qué tenés que pedir permiso ni disculpas?, sos joven ¡¡va, va!!”. Y no, no te vamos a pedir disculpas si nos sale más o menos. Lo vamos a seguir haciendo hasta que salga bien.
Herminia, andá y abrazala a Adriana e inunden de esa risa contagiosa el lugar que sea en que estén. Andá Herminia, que te quedás en lo más profundo, en la conciencia y en las carcajadas que generan una y otra vez las cosas compartidas. Andá que nos quedan las cagadas a pedos, para saber por donde no ir. Andá, que vas a estar siempre acá, que te vamos a amar siempre. Vaya compañera, militante, Madre, abuela, maestra, compinche, pícara, ‘grosa de grosas’. Andá que hiciste bien la tarea, vieja: viviste para quedarte para siempre en todas y cada uno.
Pero hay algo más. Una frase, que hoy tiene una nueva carga y te describe. Una frase con historia, que fue vaciada también por algunos traidores. Pero que vos lograste que se dijera y se escuchara distinta, que suene a verdad con la fuerza y el amor de la militancia cotidiana. Una frase que describe lo que sentimos. Una frase que te invoca y te trae con tu voz rasposa y firme. Te amamos Herminia. Nos harán falta tus tirones de oreja, tus palabras de aliento, tu claridad incómoda para algunos cuantos, tu dulzura infinita, tu risa. Pero tenemos con nosotros lo mejor que pudiste dejar y te hace inmortal: el ejemplo de vivir coherentemente, construyendo colectivamente el camino al socialismo.