El debate y las soluciones para la cultura rosarina, pendiente
Después de semanas de participación y diálogo el municipio decide avanzar unilateralmente en un decreto para la regulación de espacios culturales.
Allá por Abril de este año, un grupo de lo que denominamos Espacios Culturales, comenzamos a juntarnos. A encontrarnos porque algo no estaba bien. Ese algo era que prácticamente todo lo que hacíamos podía ser tildado de ilegal. De que el Estado no tenía la capacidad de generar una figura formal que contenga la diversidad de expresiones y manifestaciones de un emergente social que eramos este tipo de espacios.
A la par el Municipio, en tren de mostrar a la Ciudad que las cosas estaban controladas y ordenadas después de la tragedia del parque de diversiones, decidió salir a aplicar a rajatabla un régimen de control y sanción a todas luces caduco.
Tras varias clausuras, y con un Concejo Municipal discutiendo la Ordenanza de Espectáculos Públicos, la Secretaría de Cultura, tras contactos con el ECUR (Espacios Culturales Unidos de Rosario) abrió una mesa de diálogo junto con las áreas de Control, Habilitaciones municipales y representantes de rubros gastronómicos y bares.
Luego de varios encuentros y discusiones, se había llegado a un aparente entendimiento de que si bien la discusión de fondo debería ser zanjada en el ámbito del Concejo Municipal, los organismos de control podían elaborar una propuesta sobre cómo seguir en el “mientras tanto” para mejorar las condiciones de trabajo de estos espacios y evitar las clausuras injustificadas que se venían sucediendo.
La traducción formal de esta línea de entendimiento fue un decreto de Reglamentación sobre la ordenanza de Espectáculos, que lamentablemente no solo no cumple las expectativas allí depositadas, sino que el municipio sale anunciar unilateralmente sin dar oportunidad de una devolución a aquellos con los que se supone dialogaron durante semanas para elaborar la propuesta.
La base de la reglamentación es la creación de un registro de espacios con lo que llaman “Programación artística”, aplicable a los “RESTAURANTES Y BARES CON DIFUSION MUSICAL Y/O NUMEROS EN VIVO”. Desde el arranque mismo hay un error, ya que nos encargamos de explicar una y otra vez que casi todos los espacios que nuclea el ECUR tenemos habilitaciones diferentes y no precisamente dentro de la señalada en el decreto. No solo no tenemos un rubro especifico, nos cansamos de decir, sino que ni siquiera los tipos de habilitaciones son los mismos.
Lo más curioso es que cuando uno termina la lectura del texto se da cuenta que nada ha cambiado en la realidad del trabajo de nuestros espacios. Muy por el contrario se nos han sumado una serie de requisitos y tareas de la mas fina burocracia (presentación de croquis de movimiento de mobiliarios, descripción de tipo de música con la que musicaliza, etc etc), que suman más trabas que facilidades a la hora de realizar nuestro trabajo.
Nos llama profundamente la atención, que la propuesta realizada por parte del ECUR de crear la figura de MEDIACION ante la denuncias de ruidos molestos, no fuera incluida en el decreto. Al reconocerse por parte de todos en la mesa una desactualización en la ordenanza que rige los niveles de ruidos de la ciudad, pero a su vez la imposibilidad de modificarla por el momento, propusimos la instancia de MEDIACIÓN para evitar clausuras preventivas injustificadas. Demostrado nuestra voluntad de diálogo y nuestra profunda vocación de generar espacios amigables y de convivencia con nuestros barrios. De esa idea, nada quedó expresado en el decreto.
Lo que refleja el texto a nuestro entender es que una vez más la línea de Control y (supuesta) convivencia gana por sobre la idea de la promoción y el desarrollo cultural. No se ha comprendido el planteo de fondo que venimos llevando adelante y la propuesta desnuda una preocupante visión del ejecutivo sobre los modos de hacer y producir cultura en la Ciudad.
A pesar de la buena voluntad de la mesa, de muy interesantes aportes y posturas de algunos funcionarios, evidentemente la prioridad del gobierno Municipal hoy es otra.
De esta manera desde el ECUR no acompañamos este decreto, ya que entendemos no refleja el núcleo de la discusión y mucho menos propone un panorama auspicioso de trabajo para nuestros espacios. A su vez criticamos el modo unilateral de anunciar un supuesto trabajo de diálogo y consenso.
Esperamos que el avance mínimo que en la discusión significó el reconocimiento de espacios con una agenda artística y cultural sirva de piso para poder encarar el debate de fondo dentro del ámbito del concejo municipal.
Centro Cultural El Espiral – Pichangú, bar cooperativo – Kika resto art bar – El olimpo – La Peruta – La isla bar – Distrito siete/mano a mano – La muestra – Bon Scott – La chamuyera – Binvenida Casandra – La trunca