«Lo fundamental es seguir peleando»
La FM comunitaria Poriajhú, de Capitán Bermudez, lanzó un bono contribución con el objetivo de recaudar fondos. Necesitan restituir materiales que les fueron sustraidos durante el robo sufrido semanas atrás. enREDando viajó hasta la vecina localidad para compartir un día en la radio, celebrando además, la emisión de los 1000 programas del Hormiguero.
Por Malena Montenegro
“Después de las vías del tren te vas a dar cuenta cómo es la cosa acá”, adelanta Franco al bajarse del colectivo desde Rosario mientras mira de reojo el suelo para ver dónde poner los pies y no patinar en el barro. Aunque el sol ya asomó, se ven hilos de amarillentas lucecitas derrochando su encendido y que, de noche, pretenden iluminar al eterno encharcado barrio Copello, de Capitán Bermúdez.
Un martes de junio con los sonidos de las 7, enREDando viajó con Franco Furno, – un pibe locutor, periodista y uno de los trabajadores de la radio comunitaria FM Poriajhú – para llegar, una vez más, a Capitán Bermúdez, porción del cordón industrial, al sur de Santa Fe.
“Guarda, fijate que está lleno de basura por ahí; esto siempre es así”, continúa Franco brindando el pronóstico extendido de las próximas diez cuadras que llevan derechito al local del Centro Ecuménico Poriajhú. Otra buena guía para el trayecto a pie es el cabeceo de los vecinos que se asoman a la calle y saludan, como en toda respetuosa mañana.
Cuando hace frío, el movimiento parece ser la salvación para los amaneceres de color laburante: verde como camperones del polo, marrones como las bufandas de lanas antiguas, bicicletas que largan vapor de tanto pedalear y colectivos calefaccionados por el apretujamiento humano.
En las hipotéticas veredas de gris roto cemento y verde acuoso pasto, algunos árboles aguantan la contaminación archivada hasta en el aire. “Llegamos, y acá estamos” se acomoda el flaco Franco para empezar a abrir el portón del local plantado en la calle Independencia 215.
“¡Ves!; tuvimos que poner estos barrotes”, señala al referirse al robo que sufrieron el sábado 14 de junio. Durante esa madrugada algunos entraron al local y se llevaron: dos nootbook, ocho micrófonos, cuatro grabadores periodista, una cámara digital, un celular, cuatro monitores, un híbrido telefónico, equipo de exteriores, doce luces de emergencia, dos valijas de herramientas, una amoladora manual y una soldadora más algunos destrozos menores que dejaron como suvenir.
El Centro Ecuménico Poriahjú por dentro es tan grande como el proyecto, sus militantes y colaboradores pelean desde su creación en los años ’90 para continuar con “la misión de generar participación del pueblo para el protagonismo en la transformación de la realidad desde la educación popular” y para ello desarrollan un trabajo de promoción social a través de las áreas de educación, comunicación y economía del trabajo.
“Se brindan talleres educativos, artísticos, de expresión y de oficios (estos últimos en articulación con el Ministerio de Trabajo de la Nación) y se trabaja en estrecho vínculo con las familias y escuelas a las que asisten los niños, niñas y adolescentes con los que interactuamos” dice, a través de un documento elaborado colectivamente, Marita – una de las fundadoras del Centro Ecuménico Poriajhú.
Empieza el Hormiguero: 1000 programas adentro
Franco entra con calma aunque apurado por poner a calentar una pava, enorme y popular y -de esa manera- empezar los mates que permiten calentar su garganta antes de sentarse frente al micrófono. Con todo eso listo, se abre el Hormiguero, programa que va de lunes a viernes de 9 a 12 por la FM Poriahjú 90.7.
El Hormiguero cumplió hace muy poquito mil emisiones y Marita, con sus dulces canas que firman su experiencia de laburo y militancia, lo conduce junto a Franco, mientras teje medias de lanas de oveja “de verdad”. Marita no se calla, pero tampoco atropella a nadie, tiene el tesoro de ser paciente para escuchar y por eso, con Franco, se entienden con solo mirarse un poco más a los ojos.
“Cumplimos mil emisiones y llegamos a esto porque siempre intentamos ir transformándonos y ampliando la llegada a los barrios” comenta Marita – y continúa a través de la documentación escrita – “en el caso de este programa el espacio intenta construir reflexiones mediante entrevistas, comentario de noticias, música, columnistas sobre temas de interés desde la mirada de la construcción comunitaria, valorización y circulación de saberes populares, articulación de actores sociales que intervienen en las problemáticas abordadas, proyección regional y latinoamericana”.
Son las 9 y el equipo está listo: operador en controles con ojos y oídos despiertos (incluso después de una noche de guardia para cuidar el local tras el robo), productora apuntando materiales para orientar a Franco y Marita, coordinación de aire controla todo, hasta la vaquita para la compra de bizcocho de chicharrón como el barrio de invierno acostumbra.
Cortina. Comienza otra edición pero con un efecto especial: “la alarma quedó así, alarmada” dice Franco, comenzando el programa para explicar por qué a cada rato, de forma arbitraria, suena la aguda chicharra. “Sucede que después de lo qué pasó aquella madrugada algunas cosas andan todavía desajustada”, sigue explicando.
En la tanda, “¡hoy vamos a compartir cumbia santiagueña!” dice Rubén, vecino albañil que sostiene su columna de cumbia y cuarteto; el hombre de unos 40 años también tiene un programa de radio en otra emisora y fuera de aire, con su cadencia tranquila pregunta “cómo son las radios grandes de Rosario” al mismo tiempo que cambia la yerba del mate de la mesa redonda. Rubén también está, como todos sus compañeros y compañeras, preocupado por el robo pero continúa convencido de continuar en el proyecto.
Marita se levanta para atender al sodero que toca la puerta del local, pero en seguida vuelve corriendo al estudio.“Franquito el tema central para mi hoy es la contaminación en el cordón industrial, así que hagamos fuerte hincapié en la entrevista que hagamos para esto”, coordina, entre medio de tanto por pensar y hacer.
“Somos un equipo integrado por profesionales de distintas áreas relacionadas a la comunicación: locutores, realizadores audiovisuales, comunicadores sociales, periodistas, técnicos en sonido, docentes, estudiantes y vecinos. Todos nos sentimos comprometidos con el proyecto y trabajamos día a día para producir contenidos de calidad en distintos soportes y formatos”, explican en el documento que detalla características de la FM Poriajhú, que desde el 2010 forma parte del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO).
Ahora, es el turno de Carlos Toki Giampani quien coordina la columna sobre “clases de música”. Acá puede sonar una ópera lírica, un chamamé, una sinfonía, pero siempre con su correspondiente desarrollo sobre lo que Toki expone vía telefónica. Lo que hilvana musicalmente durante las dos horas de Hormigas que hacen radio, en esta ocasión, son temas musicales de Andrés Ciro Martínez (cantante de la ex banda Los Piojos y de la actual Ciro y Los Persas), sucede que Ciro es “el invitado inventado del día”, entonces todos los que se arriman al micrófono van compartiendo datos, anécdotas, análisis de letras y recuerdos de distintos shows.
El Hormiguero de la Poriajhú tiene contenido, producción y mucho espacio en el alma, más aún luego de sufrir la pérdida de varias herramientas que costaron conseguir.
Marita y Franco dicen que lo fundamental es seguir peleando, sobre todo para incorporar a la juventud del barrio en la radio para que la sientan propia: “nos hemos robado, es una expresión que nos acercara la Bilioteca Pocho Lepratti y de esta manera decimos bastante lo que sentimos; hay muchos robos en la región, el aire está enrarecido, podría decirse que se percibe un ‘territorio liberado’ (con todo lo contradictorio de la acepción con la que se usa el término “liberado” en estas circunstancias), pero creo que hay que seguir tejiendo, sueños, desafíos, utopías; verdaderos proyectos colectivos transformadores”, convence Marita soportando lo que les toca vivir.
“Decidimos trabajar en un proyecto comunitario porque consideramos que es posible y necesaria una comunicación de carácter profesional al igual que la de los grandes medios comerciales, pero sostenida desde una lógica distinta, centrada en los intereses de las comunidades y en la voz de los que no tienen voz y procurando modificar representaciones sociales discriminatorias y estigmatizantes”, expresa el documento escrito y confeccionado por “Radio Comunitaria Poriajhú: Una radio para otro mundo”.
Un bono por la radio
“Aunque no podemos adivinar el mundo que será, bien podemos imaginar el que queremos que sea» dice Eduardo Galeano en el bono contribución que ahora lanzan para, de a poco, empezar a recaudar nuevamente algo de dinero y reponer los materiales que se necesitan. Franco explica: “si bien el bono es a colaboración, tiene un valor de $100 (cien pesos) y cualquiera puede comunicarse al (0341) 4916882 para adquirirlo y colaborar”.
El programa finaliza y al salir nuevamente a la luz del barrio se huele lo que comenta Marita: “este barrio reclama históricamente los servicios básicos como iluminación, agua potable, transitabilidad de sus calles, recolección de residuos domiciliarios, atención de la salud, vivienda digna, educación” – y agrega con seguridad y sin frío –
“Copello intenta no perder su identidad de barrio trabajador en medio de enfrentamientos de bandas narco y una violencia con múltiples caras que atraviesa la vida cotidiana, y desde el proyecto Poriajú intentamos seguir siempre adelante: uniéndonos más, escuchándonos y escuchando al barrio; intentamos también ir involucrando a otras instituciones; pero fundamentalmente seguimos trabajando más para tratar de aprender a leer la complejidad de la realidad para luego poder escribir la historia”.