Baldosas para marcar el camino
Docentes, jóvenes y niños del nivel inicial, primario y secundario de las escuelas de Granadero Baigorria participaron de la actividad «Mosaicos para la Memoria», convocada por el grupo autogestivo Documenta Baigorria -con el apoyo de la Municipalidad de Baigorria- y coordinada por Proyecto Anda. Fabricaron 16 baldosas artesanales que serán colocadas en el Camino de la Memoria, que señaliza el trayecto hasta la Calamita, el centro clandestino de detención por el que se estima pasaron más de 100 detenidos-desaparecidos. El objetivo primordial es lograr la expropiación del predio.
Por María Cruz Ciarniello
De diferentes maneras, la memoria se construye colectivamente. Se va moldeando con manos y convicción, como las baldosas artesanales que fabrica Proyecto Anda. En esa comparación para nada fortuita, encontramos el sentido de una actividad que fue mucho más que un encuentro o un momento de taller. La tarde de ese sábado 9 de mayo fue otro de los puntos de partida en un camino que tiene, a su vez, un punto de llegada: lograr la expropiación del centro clandestino de detención que funcionó en Granadero Baigorria, conocido como La Calamita y por el que se estima pasaron más de 100 detenidos-desaparecidos.
“Desde Documenta Baigorria nos propusimos continuar impulsando acciones que dejaran distintas huellas en el llamado «Camino de la Memoria», que va por calle Eva Perón desde la Av. San Martín hasta donde funcionó La Calamita”, relata Melina Bruno, una de las integrantes de Documenta Baigorria, un grupo conformado por diferentes personas y militantes que se proponen reconstruir la memoria popular a partir de lo que significó el accionar del Terrorismo de Estado en dicha ciudad del Gran Rosario.
La primera gran actividad del grupo fue el acto que realizaron el 22 de marzo pasado, en el marco de la conmemoración de los 37 años del Golpe de Estado y el cual contó con la participación de diversas organizaciones sociales. La realización de un mural a cargo del Movimiento Rosario y una emotiva marcha por el camino recientemente señalizado hacia el centro clandestino de Detención, fueron parte de los momentos más poderosos del acto.
Meses después, Documenta Baigorria proponía una nueva actividad, esta vez, con la participación de docentes y alumnos de jardín, primaria y secundaria de las distintas escuelas de la ciudad. Alrededor de 70 pibes y niños fabricaron con sus propias manos, baldosas hidráulicas, bajo la coordinación de Fabricio Caiazza e Inne Martino, los impulsores de la iniciativa Proyecto Anda. El objetivo es que esas 16 baldosas construidas formen parte del Camino de la Memoria.
Baldosas enredadas
El vínculo entre Documenta Baigorria y Proyecto Anda se realizó a través de la nota que publicamos en enREDando. El puente sirvió para que ambas experiencias se conocieran y así, coordinar la actividad “Mosaicos para la Memoria” en el marco del Programa Andar. El apoyo de la Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad de Baigorria, a través de Víctor Gauna, fue fundamental para costear los gastos de materiales y de capacitación, además de facilitar el lugar donde se llevó a cabo la actividad: la Casa del Bicentenario.
Así, con soltura, Melina nos cuenta como arrancó todo: “Nos pareció buenísimo para ir completando el Camino y para intervenir en el espacio público -vedado durante la dictadura y en conflicto en estos tiempos. No dudamos en proponérselo a las escuelas de la ciudad que siempre reciben y se hacen eco de las propuestas que les hacemos llegar. Nos contactamos con Fabricio e Inés, nos reunimos en varias ocasiones con docentes y directivos de las escuelas y jardines, solicitamos colaboración al área de Desarrollo de la Municipalidad, que aportó materiales y abrió la Casa del Bicentenario para la jornada de capacitación y el viernes 9 de mayo finalmente nos reunimos durante la mañana y la tarde para poner manos a la obra”.
Además de las 16 baldosas que se fabricaron ese mismo día, l@s docentes se llevaron el Manual de Proyecto Anda para continuar con el proceso de fabricación en cada una de las instituciones educativas. Carolina Fernandez, otra de las integrantes del grupo, aporta: “Estamos conversando en la posibilidad de colocar las baldosas el 16 de Septiembre cuando se recuerde otra vez la «noche de los lápices”. Tenemos que conversarlo con el Municipio para generar las condiciones, los permisos y lograr así que las baldosas sigan señalizando el camino de la memoria.”
Pibes y docentes de escuelas de todos los niveles y dos organizaciones sociales y autogestivas fueron los protagonistas de este encuentro; de este lazo que promete seguir construyendo a futuro, una memoria que dé cuenta de lo que significó el genocidio en la ciudad de Baigorria, que hable de aquello que se silencia entre muros en las localidades más pequeñas, que destierre “el no te metás” para dar vida a la participación popular y que proponga un nuevo vínculo con el espacio público.
Son algunos de estos interrogantes los que también movilizan al grupo: “¿Cómo se hacía uso del espacio público en la Dictadura? ¿Quién decía lo que había que hacer? ¿Alguien sabe que sucedía en Baigorria en la Dictadura? ¿Se conoce, se habla, se reflexiona sobre la presencia de un Centro Clandestino de Detención de personas a poco más de 10 cuadras del centro de la ciudad? ¿Cómo lo vivimos ahora el espacio común?”
Las respuestas parecen anudarse en ese trabajo de hormiga que se le propone a las escuelas, a los educadores y a los niños y adolescentes. ¿Por qué pensar el espacio público?. “Entrelazar la memoria de lo vivido con el espacio público en Granadero Baigorria nos invita a dejar una marca, huella, “inscripción, señalamiento o marcación territorial”. La propuesta está abierta a construír esas marcas en el espacio común”, señala el grupo. Abrir, y en ese devenir, “como pueblo, encontrar palabras, emociones, vivencias para expresarse y multiplicarse”.
En este luminoso aire de pensar-se y al mismo tiempo, contruir-se, la actividad Mosaicos para la Memoria tuvo como objetivo generar un espacio de aprendizaje “para intervenir en los distintos espacios de cada escuela y cercanos a ella (veredas, plaza, patio, etc.)”, dice Melina. El entusiasmo y la reciprocidad fue increíble. “Niños y maestras de la escuela N° 1293 trajeron baldosas que vienen haciendo desde hace unos años como proyecto institucional con otros materiales (como por ejemplo el plástico) y se hizo un intercambio muy lindo. Contaron como las hacían, mostraron algunas baldosas e intercambiaron con los capacitadores los saberes de ambos”, relata Carolina.
Y Melina Bruno nos dice: “Tanto docentes como estudiantes demostraron un entusiasmo y creatividad que nos motiva a continuar y que nos confirma que Memoria, Verdad y Justicia no son conceptos abstractos, sino la vida misma en acción».
Cada foto, cada sonrisa y cada baldosa de ese día, es la prueba que lo confirma.