La instalación de una subestación de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) en el mismo lugar donde se erige un monolito en memoria de los desaparecidos, generó malestar entre las Madres de la plaza 25 de mayo y quienes las acompañan en sus habituales rondas de todos los jueves. “Nosotros queremos preservar el monolito con el que las Madres homenajeron a los desaparecidos y donde se han esparcido las cenizas de sus compañeras que ya no están”, señaló Tomás Labrador, de la agrupación HIJOS Rosario.
Por Redacción Rosario
El desconcierto que invadió a quienes acompañan la Madres de Rosario cuando se encontraron con la infortunada decisión de la EPE, que había colocado un vallado que impedía llegar al monolito, fue retratado este martes por Labrador en una entrevista con el programa Aire Público de Radio Nacional.
“Nosotros nos sorprendimos también cuando vimos las vallas, al igual que todo el mundo”, confesó el militante y añadió: “Lo que sabemos es que ahí van a hacer una subestación de la EPE, que justamente afecta la zona donde está el monolito por los compañeros desaparecidos, que está emplazado en ese lugar desde hace ya muchos años y que fuera aprobado como proyecto por el Concejo Municipal”.
Labrador contó tras desayunarse de la novedad, comenzaron a hacer averiguaciones “hasta dar con el arquitecto de la obra, Daniel Coletti, quien nos explicó de qué se trataba”. El militante de HIJOS refirió que “el arquitecto dijo que cuando vieron el monolito pararon con la obra y solo pusieron un vallado, y que a partir de ahí empezaron a pensar qué podían hacer”.
“El otro día tuvimos una reunión donde las Madres decidieron que lo mejor era cambiar el lugar del monolito, ya que la obra está pensada para más de seis meses, por lo que nos dicen es una obra grande, que será subterránea”, indicó Labrador. Y luego agregó: “A las Madres se les ocurrió pedir a la municipalidad hacer un cambio del lugar del monolito y el pan de tierra donde se han esparcido cenizas de los compañeros y compañeras”.
Labrador, nieto de Esperanza, una de las últimas Madres cuyas cenizas fueron esparcidas alrededor del monolito, explicó que por el momento no han tenido contactos con autoridades del municipio aunque adelantó que se solicitó una audiencia con la intendenta “para comunicarle la situación y cual es el lugar elegido por las madres para darle un lugar definitivo al monolito y al pan de tierra”.
“Ninguna autoridad de la EPE o de la municipalidad se han comunicado todavía. Hemos avanzados como pudimos como ciudadanos, con las personas que están interviniendo en la obra, hasta ahora el diálogo ha sido sólo con el arquitecto que ha tenido la buena predisposición de hablar con las Madres y quienes las acompañan en la plaza”, precisó.
“Lo que queremos es preservar el lugar, es lo que hablamos entre los participantes de la ronda de los jueves. Queremos creer que no hubo segundas intenciones, sino que se manejó a un nivel burocrático, donde desde la EPE pidieron el permiso para realizar la obra y desde el área correspondiente fue autorizada”, reflexionó el militante.
“Lo primero que nos preguntamos es si no se podía hacer en otro lado, y la explicación que nos dieron es técnica, el arquitecto dice que es el sitio donde tienen que hacerse por los cables que pasan, las líneas de alta tensión”, remarcó Labrador y concluyó: “Nosotros no queremos paralizar una obra para la ciudad, pero es un espacio altamente simbólico, es donde se ponen las flores para los que dieron su vida por un país para todos, con justicia, para los desaparecidos, donde están las cenizas de compañeros y compañeras. Para nosotros la plaza es de las Madres”.