Repudio al remate sojero
Se llevó a cabo en la Bolsa de Comercio de Rosario, con la presencia de autoridades municipales, provinciales y de entidades agropecuarias, el primer remate de soja del año. Afuera y con escasa cobertura de la prensa local, un conjunto de organizaciones sociales impulsó un repudio con intervenciones artísticas y radio abierta, denunciando las consecuencias de la profundización del modelo sojero. Allí estuvo enREDando.
Por María Cruz Ciarniello
En la provincia sojera por excelencia, un conjunto de organizaciones sociales se congregó frente a la Bolsa de Comercio de Rosario para repudiar el primer remate de lote de soja del año. La actividad se realiza año tras año, conviertiéndose en un ícono de resistencia simbólica. “Mientras ellos están reunidos celebrando “las bondades del modelo” nosotros nos preguntamos cuáles son los beneficios para las grandes mayorías de esto que llaman desarrollo productivo” reza el documento leído frente a la Bolsa, la cual era custodiada celosamente por la guardia policial.
María Celia Galarza integra la Campaña Paren de Fumigarnos. Con una remera amarilla que aludía a la lucha de Malvinas Argentinas, la joven quien activamente participaba de las intervenciones artísticas, dialogó con enREDando.
“Acá se juntan productores, funcionarios e integrantes de organizaciones agropecuarias para rematar algo más que la soja. Para nosotros simboliza un remate a nuestra salud y a nuestra vida, porque la consecuencia que trae aparejada la soja transgénica con la cantidad de uso de agroquímicos (300 millones de litros se utilizaron en la última campaña), son volcados sobre nuestras ciudades y a más de 700 escuelas que son fumigadas, sobre cursos de agua y sobre los alimentos que consumimos cotidianamente.”
La actividad fue convocada por Taller Ecologista, Semillas de Rebelión, Lucha Contra Monsanto (Rosario), la ONG Conciencia Solidaria, El Paraná No Se Toca, Paren de Fumigarnos, Seres de Maíz – ATTAC/CADTM, ATE Rosario, CTA Rosario, Casa de la Memoria Equística y la Cátedra de Salud Socioambiental (FCM – UNR). Además de la radio abierta en la que constantemente se informaba sobre la problemática, se realizaron diversas intervenciones de arte frente a las puertas de la Bolsa, ubicada por calle Paraguay. Bidones, rociadores, semillas, plantas y siluetas de cuerpos tirados en el piso fueron parte del paisaje que incomodaba a los señores de negro que ingresaban a la Bolsa. La interpelación era permanente… “Estamos rematando la salud de los argentinos”, gritaba uno de los compañeros. La volanteada también permitió informar a los desprevenidos que pasaban por allí en pleno horario de mediodía.
“Queremos informar a la gente. Estamos transmitiendo un CD con intervenciones e información sobre las fumigaciones. La idea es que la gente se informe, porque ningún medio de comunicación lo muestra. Acá están los medios masivos y no nos han hecho ninguna nota. Queremos hacernos ver y esto es un escrache a este remate. Este modelo aparente de desarrollo es lo que se promueve desde todos los niveles del Estado”, explicaba María Celia.
En el mismo documento citado anteriormente se denuncia el avance del modelo sojero: En Rosario, así como en el resto de la provincia y del país, vemos como a medida que se profundiza el modelo, se agudizan las consecuencias económicas, sociales, culturales y ambientales. Po un lado el avance de hectáreas sembradas con soja y la utilización cada vez mayor de agrotóxicos, con la consecuente pérdida de biodiversidad, sequías e inundaciones (producto de la impermeabilización de los suelos), contaminación y aumento de casos y tipos de enfermedades. Por otro, el incremento de inversiones extranjeras y el aumento del nivel de las exportaciones condicionan la economía a las necesidades del mercado internacional, diluyendo la posibilidad de alcanzar la soberanía sobre nuestros bienes comunes. Por su parte, los intentos de restringir el derecho de los pueblos al libre uso de las semillas y colocarlas cada vez en menos manos, destruye la cultura ancestral de nuestras comunidades y nos aleja de la soberanía alimentaria. Y por último la necesidad de abastecer a este sistema de producción, distribución y consumo, lleva a la búsqueda de nuevas formas de producción de energía, altamente peligrosas y contaminantes como el fracking; y dependientes del monocultivo como el agrocombustible.
El remate del primer lote de soja de este 2014 se realizó con la presencia de la intendenta Mónica Fein, del gobernador Antonio Bonfatti, del titular de la Federación Agraria Eduardo Bussi y de dos secretarios del Ministerio de Agricultura de la Nación. En la foto también pudo verse al diputado nacional del PRO, Miguel del Sel.
Afuera y sin prensa, otras voces, las que defienden otro tipo de agricultura, se hacían escuchar. En América Latina y en el Mundo podemos encontrar ejemplos, a lo largo de nuestra historia, de que es posible construir alternativas a la lógica depredadora del capitalismo.
El 17 de abril se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Lucha Campesina. La Vía Campesina que nuclea a más de 70 organizaciones, hizo público su llamamiento en defensa de la biodiversidad. “Las semillas tienen un lugar fundamental en la lucha por la soberanía alimentaria. De ellas depende el alimento de los pueblos, cómo se cultiva y quién lo cultiva”. Al mismo tiempo, las voces de los movimientos campesinos en Argentina repudian el proyecto de ley que pretende privatizar las semillas en nuestro país.
La modificación de la Ley de Semillas, entre otras cosas “implicaría el pago de regalías por parte de los productores a las empresas biotecnológicas por la utilización de las semillas mejoradas y patentadas. También, significa la prohibición de reutilizar las semillas que los productores obtienen de sus propias cosechas. De este modo se viola un derecho fundamental de los agricultores de seleccionar, mejorar e intercambiar las semillas libremente”, manifestaban las organizaciones que conformaron una campaña de recolección de firmas para frenar el proyecto.
La tierra en disputa en todo el territorio argentino es de 9,3 millones según relevó el Ministerio de Agricultura de la Nación. 64 mil familias campesinas están afectadas en esas tierras.
Por otra parte, en territorio santafesino, según relata María Celia, de Paren de Fumigarnos, más de 700 escuelas rurales padecen los efectos de la fumigación. “La población no encuentra respuesta de los funcionarios, del Estado y tampoco de los centros de salud”, sostiene la militante.
También se refirió al proyecto de ley que elaboró la Campaña Paren de Fumigarnos con el respaldo de cinco diputados santafesinos, y que fue presentado por tercera vez en la Legislatura de la pcia. de Santa Fe. El mismo establece alejar 1000 metros las fumigaciones de las escuelas y prohibir las aplicaciones aéreas. “Este mismo proyecto perderá estado parlamentario si no es tratado antes del mes de mayo de 2014″, denuncian desde la Campaña. A su vez, María Celia aclara: «Otro pedido importante es la eliminación de los silos de los centros poblados en donde se usan las mismas pastillas químicas que se usan en los silos de acopio que estan en los pueblos.”
En un reciente comunicado, la Campaña expresa: El completo fracaso de un modelo de producción obsoleto importado en los 90, que venía a reducir litros y toxicidad con beneficios para todos pretende ser disimulado con más químicos, cuyas cantidades aumentaron más de mil por ciento desde entonces, recurriéndose a tóxicos de mediados del siglo pasado, que no ha hecho más que incrementar los balances de un puñado de terratenientes y varias multinacionales, mientras el resto de los 40 millones de argentinos asumen forzadamente el pasivo sanitario y ambiental a costa de daños en personas y el medio ambiente inconmensurables.
Por otra parte, el Centro de Protección a la Naturaleza, Cepronat presentó hace días, un reclamo administrativo ante el Ministerio de Producción de la pcia. de Santa Fe con el objetivo de prohibir y limitar la utilización aérea y terrestre de un nuevo herbicida, el 2,4 D.
Este reclamo se sustenta en un hecho categórico sucedido el 6 de febrero pasado en San José de la Esquina: En nuestra provincia se produjo un derrame de la sustancia 2-4D, de un camión de la empresa Atanor, que en tránsito por nuestra provincia, provoco la intoxicación de 31 personas en la localidad de San José de la Esquina como así también se han evidenciado daño en la flora de la localidad, lo que motivo la actuación de Defensa Civil y la Secretaria de Ambiente Provincial. Esta carga de 2-4D provenía de Rio Tercero (córdoba) y se dirigía a San Nicolás donde la empresa Atanor tiene su cede. Dejando en nuestra provincia daños irreparables tanto para la salud de la población como para el ambiente. Entendemos que es de suma necesidad restringir el tránsito por el territorio provincial de esta sustancia sin las medidas necesarias que garanticen su inocuidad.
El 2,4 D e un componente del temible Agente Naranja utilizado por EEUU sobre territorio vietnamita, con efectos devastadores y secuelas que se propagan hasta el día de hoy, según informa el Cepronat.
Por su parte, una de las organizaciones que apoyaron el repudio en el día de hoy fue el Taller Ecologista Rosario quien manifiesta su preocupación y denuncia:
-La ausencia de monitoreos sobre los efectos en la salud que ocasionan el derrame anual de millones de litros de agrotóxicos sobre los campos, el transporte, acopio y procesamiento de granos, a indiferencia de autoridades y empresas ante los datos que revelan la presencia de residuos de pesticidas en vegetales que llegan diariamente a nuestra mesa.
– Indiferencia también ante la creciente evidencia de que todos en nuestra sangre y tejidos cargamos con un sinnúmero de plaguicidas, sin que conozcamos todavía los efectos que puede generar este cóctel de contaminantes en el cuerpo humano.
– La pérdida de bosques, de biodiversidad, la alteración del paisaje ante el avance del monocultivo.
– La ciega aceptación, por parte del Estado, de la información generada por las empresas fabricantes de agrotóxicos y semillas genéticamente modificadas, como Monsanto, sin tomar en cuenta evaluaciones independientes sobre los impactos al ambiente y a la salud.
Frente a esta desalentadora postal, todavía quedan resquicios de esperanza cuando las poblaciones resisten y se organizan. El caso alentador de la lucha del Acampe de Malvinas Argentinas en Córdoba es ejemplo de ello, así como también la existencia de una Escuela de Agroecología en el monte santiagueño o el funcionamiento de un Tambo de la resistencia en plena zona rural de Rosario. Tan solo muestras de que allí, donde el poder desparrama sus fuerzas para operar en función de escasos intereses económicos, los faros de luz siempre aparecen.
‘El año que viene, Argentina será sede del Sexto Congreso Continental de las organizaciones del Campo en todo el mundo. Que las voces se hagan escuchar.