Enrique Font y Gabriel Ganon, de la Cátedra de Criminología de la Universidad Nacional de Rosario analizan las variables que subyacen a la creciente violencia social que vive la ciudad.
Por Patricio Irisarri (Blog de la UNR)
Los más de 200 crímenes ocurridos en 2013 en Rosario ponen de manifiesto la compleja situación social que se vive en esta geografía urbana, principalmente en las barriadas populares donde se ubican la mayoría de los asesinatos cometidos. En esos contextos, las balas cruzan cotidiana e impunemente calles y esquinas, llevándose vidas jóvenes. Casi la mitad de los homicidios que se produjeron el año pasado corresponden a menores de 25 años, muchos de ellos caídos en enfrentamientos con armas de fuego. En los relatos de los vecinos, familiares o compañeros de las víctimas siempre se apunta hacia un mismo lugar: la disputa entre bandas narcos.
La tasa de homicidios del año pasado alcanzó en la ciudad la escalofriante cifra de 21 crímenes cada 100 mil habitantes. Ese número triplica el registro de Córdoba capital y es cuatro veces mayor a la media nacional. En tanto, en los primeros 45 días de 2014 se cometieron 47 crímenes.
Sin embargo, el estallido criminal en Rosario es solo la cara más visible de un entramado mucho más complejo que requiere ser comprendido y analizado en forma integral, tomando en cuenta todas sus variables y actores involucrados.
Enrique Font y Gabriel Ganon son docentes en Cátedra de Criminología de nuestra Universidad y suelen ser las voces más consultadas por los medios de comunicación a la hora de analizar la realidad social actual y las políticas de seguridad ejecutadas en la provincia.
Ambos especialistas hicieron su aporte en la producción del Documedia “Calles Perdidas” llevado a cabo por la Dirección de Comunicación Multimedial de la UNR, que sobre mediados 2013 puso sobre la agenda pública nacional las consecuencias del avance del narcotráfico en Rosario y sus efectos sobre el tejido social.
Para Ganón, titular de la Defensoría de la Justicia Penal de Santa Fe, “la policía tiene una implicancia relevante” en el crecimiento de los crímenes, asimismo subraya que «si no se deja atrás el modelo policial militarizado de hostigamiento sobre las poblaciones vulnerables, difícilmente esa cifra se revierta». Según Font, exsecretario de Seguridad Comunitaria de Santa Fe, la situación social llegó a este punto porque «desde el 83 a esta parte la provincia no tuvo una políticas de prevención de la violencia y de los homicidios».
– El año pasado Rosario alcanzó una cifra record de homicidios, con una tasa de 21 asesinatos cada 100 mil habitantes, cuando la media nacional se ubicó en 5,5. ¿Qué variables identifica para explicar esta escalada?
Ganón: Las variables son muchas. Me referiré a las variables estructurales que tienen que ver con la actitud de las agencias de ejercicio de la violencia del Estado: la Policía y la Justicia. Los homicidios han crecido porque el Estado ha sido -por complicidad en algunos casos y en otros por negligencia- responsable del crecimiento de estos hechos, algo que Rene Girard denomina la” venganza esencial” o “justicia privada”. Dice Girard que cuando un Estado no es eficaz en monopolizar el ejercicio de la violencia, la justicia se privatiza y los particulares toman la venganza en sus manos. Si en los barrios no confiás en la policía o la ves como tu enemigo, y además notás que cuando denunciás a alguna persona las respuestas judiciales no llegan, tus problemas los resolvés solo. Si matan a alguien de tu familia o de tu grupo cobrás justicia por tus propios medios porque el Estado no responde. Por ejemplo los participes en el Triple Crimen de Villa Moreno tenían todos causas abiertas por homicidios, amenazas, abuso de armas. Más precisamente, los “Quemados” fueron liberados en varias oportunidades. La más paradigmática es el homicidio de “El Pantera”-miembro de la barra brava de Newells- delante de cientos de personas. En cuanto a la respuesta judicial, también puedo citar como ejemplo el caso de Walter Cáceres por el cual integrantes de la banda “Los Monos” estaban detenidos y acusados, y fueron absueltos. Todo esto es decodificado localmente, más allá de que sea cierto o no, como que hay personas que tienen libertad para matar porque son cubiertos policial y judicialmente.
Font: Hay una variable que viene de larga data y aún está presente, que es el rol de la institución policial involucrada de diferentes formas en los delitos que se dan en las diferentes jurisdicciones de la provincia de Santa Fe. Una policía dedicada a gerenciar el delito, que no ha tenido ningún tipo de reformas del 83 a esta parte. Ese es un elemento central. Al mismo tiempo, esa policía ha perdido capacidad para regular los delitos actuales, capacidad para extraer dinero de la economía ilegal, hacerlo circular y al mismo tiempo mantener los delitos en niveles políticamente aceptables. Esta capacidad, por distintos cambios sociales, se ha ido perdiendo en la policía de Santa Fe.
Otro elemento de larga data es el rol que han tenido los poderes judiciales, principalmente la administración provincial con una marcada incapacidad para regular el delito. Es un poder que jamás ha investigado a la policía adecuadamente, salvo pocas excepciones, un poder que tiene fiscales que llevan años con un desempeño bastante pobre a la hora de investigar homicidios u organizaciones criminales.
Al mismo tiempo, la provincia desde el 83 a esta parte, tampoco tuvo una política de prevención de la violencia y los homicidios. Y actualmente el gobierno no elabora diagnósticos precisos y profundos para explicar y contener esta violencia.El fenómeno de los homicidios se ha hecho visible en los últimos dos añoscuando las tasas empezaron a subir, pero para los que trabajamos en esto hace muchos años que veníamos alertando que, si se continuaba con esas políticas de seguridad, esta iba a ser una consecuencia probable. Sin embargo, y esta es una variable muy seria, el gobierno de la provincia niega el fenómeno, no construye información sobre cómo se manifiesta el problema de los homicidios en los barrios, y esto es preocupante.
En Rosario la narcocriminalidad ha crecido mucho, pero el fenómeno en términos de consumo y venta no es muy diferente al resto de las ciudades de Argentina. No obstante, los homicidios en Rosario crecen y en otras grandes urbes no. Lo que nosotros vemos en la ciudad es que el grueso de los homicidios son más bien jóvenes en situación de exclusión, abandonados por la política, que buscan en la participación fluctuante en bandas, un mecanismo de reconocimiento, respeto y construcción de identidad.
– De esos crímenes, la mayoría se ubican en zonas periféricas de la ciudad, casi todos son masculinos, y casi la mitad corresponden a personas de entre 15 y 35 años. Cómo analiza estos datos?
Ganón: Esos datos responden a una característica histórica de la violencia entre varones. Explica el historiador francés Robert Munchenbled que la violencia entre personas jóvenes y varones ha tenido una característica histórica, fluctuando con periodos de mayor o menor grado, y vinculada con factores culturales, económicos, etc. De hecho dice Munchenbled que la violencia ha venido disminuyendo desde el comienzo del siglo XX con caracteres de pequeñoscrecimientos a partir de la década del 90 especialmente en las periferias de las grandes ciudades del mundo. Estos indicadores comenzarían a demostrar que la tesis de Norbert Elias, que plantea que la creciente civilización implica domesticación de la violencia, empieza a desmoronarse con el crecimiento de la deslegitimidad de los aparatos estatales de ejercicio de la violencia, que son la policía y la justicia. Este punto también tiene relación con lo anterior, porque si el Estado deja de estar presente o no está lo suficientemente presente, su ausencia o corrimiento termina impactando en los niveles de domesticación de la violencia.
Font: Esto responde predominantemente a un fenómeno de construcción de identidad. Jóvenes, en general hombres aunque ya hay participación de mujeres, incluidos culturalmente en una lógica de expectativa de ciudadanía social, de acceso al trabajo, pero que son “vomitados” por el mismo sistema. Si a ese contexto le sumamos el hecho de que además son víctimas permanentes de la institución policial, porque cada vez que salen de barrio son objeto de degradación, presión y apremios ilegales, ahí se va generando una situación que produce que la violencia y la participación en el delito resulten mecanismos atractivos para construir respeto, identidad, reconocimiento, etc.
– A la par del aumento de la tasa de homicidios en la ciudad, se deja ver un crecimiento de los hechos que vinculan a la policía con el narcotráfico y otras actividades ilegales. ¿Cómo operan estos actores al interior de este entramado?
Font: En el caso de Santa Fe no hay nada de la parte visible de la narcocriminalidad, sobre todo vinculada a la cocaína, donde no haya participación policial. De hecho, sabemos porque hay fuentes diversas que corroboran esta información que hoy cada punto de venta de drogas está aportando a distintas áreas de la policía provincial. Hablamos de información propia del contexto donde se desarrolla esta economía ilegal, donde se alude a unos 60 mil pesos semanales por punto de venta repartidos entre distintos sectores de la policía. Si calculamos que en Rosario podemos estimar que hay entre 200 y 300 puntos de venta, hablamos de un volumen de dinero gigantesco que maneja de forma institucional la policía.
Ganón: La policía tiene una implicancia relevante en el crecimiento de los índices de violencia.
– ¿Cuál es su análisis sobre la reforma policial que se impulsa en la provincia?
Ganón: No hay reforma policial en la Provincia. Luego del amotinamiento policial, dos de los pequeños avances que impulsaba el ejecutivo para reformar en la Policía volvieron a foja 0. El primero fue dejar sin efectos real los concursos para ascensos que iban a hacer públicos. En el decreto que dictó el gobernador después del alzamiento se deja bien claro que aunque se continúa con el proceso de concursos, estos serán sin cupo. Sin cupo implica que todos ascienden mas allá de antecedentes, etc. La otra medida en la que se retrocedió fue la creación de la Policía Judicial con el veto del gobernador a la Ley aprobada por unanimidad por la legislatura.
Font: No hay reforma policial en la provincia, lo que hay es mucha estrategia comunicacional, muchos anuncios, y muy pocos resultados a la hora de mostrar estrategias de reforma. Una estrategia de reforma sobre una policía como la de la provincia de Santa Fe, con casi 19 mil integrantes, con marcados problemas de corrupción institucional, requiere una reforma integral y estructural. Básicamente, para ponerlo como ejemplo, una reforma como la que hizo Arslanian en la policía bonaerense. Lo que se hace en Santa Fe son algunas cosas que no van a cambiar nada, que representan una lavada de cara. Es un gobierno provincial que le tiene miedo a la policía, que empezó incluso a negociar con sectores de la policía, y donde ésta hace lo que quiere.
– En Rosario, el 50 por ciento de los asesinatos quedan sin ser aclarados, ¿por qué?
Ganón: Por varias de las razones que di al principio, sobre todo por complicidad judicial y policial en algunos casos, y porque no siendo confiable la policía la población no se vuelve testigo ni le lleva información. Temen represalias de los autores de los homicidios cobijados por la misma institución policial. Si no se revierte la relación policía/comunidad y se deja atrás el modelo policial militarizado de hostigamiento sobre las poblaciones vulnerables, difícilmente esa cifra se revierta. Una Policía que tiene roto sus lazos comunicativos con la sociedad y una Justicia también sospechada, hacen bajar notoriamente la cifra de esclarecimiento. No podemos olvidarnos que se trata de otro record en Rosario, porque en casi todo el país la tasa de esclarecimiento de homicidios está por encima del 90 por ciento.
Font: Esto sucede por la deficiencia en las investigaciones, porque es un poder judicial que confía en la policía, una policía que gerencia el negocio, que esclarece y encubre lo que quiere. Conocemos y tenemos datos de la manera en que la policía en distintos barrios de la ciudad mensualiza, extorsiona y saca dinero a la gente que está sospechada de haber cometido un homicidio. Los homicidios en general son los delitos más fáciles de esclarecer, en todo el mundo las tasas de esclarecimiento están por encima del 80 por ciento.
Otro aspecto a considerar es que los delitos que ocurren fuera de los bulevares, donde son víctimas jóvenes de sectores populares, no importan, salvo que cobren trascendencia política. Los homicidios en Las Flores, Tablada, Villa Banana, Ludueña, no cuentan, a menos que se vuelvan una cifra significativa, que haya alguna organización social movilizando el esclarecimiento del hecho, etc. Es una lógica política de abandono, desprotección de los sectores populares.
– ¿Qué impacto tendrá la implementación del nuevo código procesal penal en la provincia?
Font: En la reforma del sistema de justicia penal en la provincia otra vez el gobierno operó con una lógica de comunicación eficiente, en términos de mostrar un gran cambio, y en la práctica gestionó esa reforma como si fuera la puesta en marcha de un kiosco. Ni las fiscalías ni las defensas tienen completos sus planteles, nos cuentan con los recursos adecuados, no tienen autos, no tienen teléfono, computadoras. Se ha usado políticamente la reforma, el caso más claro permitió desarrollar muy significativamente al ministerio público de la acusación a la fiscalía, y por una clara discriminación política está dificultando el desarrollo de la estructura del servicio público de la defensa provincial.
Además de que se implementa mal y en forma incapaz, encima la reforma es utilizada como un mecanismo de extorsión política. Entonces, podemos tener cierta expectativa de un impacto favorable, pero la gran pregunta es si los nuevos fiscales se van a animar a intervenir seriamente en criminalidad compleja e investigando los hechos que involucran a poderosos y a la policía.
Ganón: No tendrá impacto decisivo en esos números porque se seguirá trabajando con el mismo cuerpo policial, como dijimos, y la relación con la comunidad en cuanto a credibilidad está rota. Además la población desconfía tanto de la Policía como de la Justicia. Así como no hay reforma policial, tampoco puede haber reforma judicial. Para ser gráfico, la materia prima del producto que elabora la Justicia la proporciona la Policía, y si ésta sigue siendo la misma y opera en forma autónoma, difícilmente el producto final sea otro porque el ingreso de casos judiciables lo decide la Policía.