Vigil: sueño cumplido
El sábado 7 de diciembre fue un día histórico para muchxs. El acto de restitución de los bienes de la Biblioteca Vigil fue una fiesta. Socios, directivos de Comisión Directiva, militantes y vecinos de Tablada se encontraron para celebrar un sueño cumplido. La actual Comisión Directiva recuperó gran parte de los bienes edilicios de lo que fuera la Biblioteca Vigil, libros, mobiliarios y un espacio donde todo está por hacer. Compartimos la crónica.
“Hablo de mí, cualquiera se da cuenta,
pero ya llevo tiempo sabiendo que en el mí estás vos también”.
Julio Cortazar
Por María Cruz Ciarniello
La ví y no dude: su cuerpo habla con cada uno de sus gestos.
¿Qué dice? Es una mezcla de sensaciones de todo tipo. Alegría, exaltación. Tristeza, desazón. Esperanza.
Su mirada, sus ojos y sus manos no pueden creer lo que ven ni lo que tocan.
La historia de Norma Marinelli puede ser la de cualquier otra. Son muchas las que caminan por el edificio abandonado de lo que fue la Biblioteca Vigil, o de lo que será la Vigil.
Ella habla y lo que dice -en palabras y en actos-es el significado más tangible del proyecto de educación popular más importante que tuvo el país.
Cuando era adolescente, Norma estudió en la Gloriosa Vigil, como le dice.
Fue testigo del saqueo. De cómo una mañana del 25 de febrero de 1977, los militares irrumpieron en su escuela de barrio Tablada para comenzar, literalmente, la destrucción. Más de 40 mil libros quemados. Un saqueo sistemático de sus bienes.
Desaparición de alumnos, maestras y socios.
Duele. Vigil duele y al mismo tiempo, alimenta un sueño.
Norma es una ex alumna de la sexta promoción de la escuela secundaria.
-Nos robaron y nos quitaron la alegría en el barrio y de cada persona que podía compartir un libro y que podía estudiar aunque no tuviera medios. Y que podía estudiar el hijo del obrero con el hijo del médico y no se notaba la diferencia. La gente que pensó esta forma de educación vanguardista ideó un sueño para todos.-, dice.
Recorre los pasillos, los salones, toca los libros y las paredes descascaradas, los muebles originales que había en la biblioteca. La salita vacía del jardín de infantes. Los ficheros en desuso. Huele. Mira hacia algún lado y agradece, como si en ese acto de fe estuviera concentrada la ilusión de tantos, y de tanto tiempo.
Norma cuenta: “Yo soy hija de una de las vecinas del barrio que comenzaron con la locura de estar en un garaje en calle primero de mayo, juntando libros, y después se transformó en este monstruo que propició a través de ideas culturales y económicas, con la venta de rifas a nivel nacional. Creo que la semillita que nos inculcaron todavía está en nosotros y la transmitiremos a nuestros hijos y nuestros nietos”.
Dice que la historia de la Vigil le dejo “una marca tatuada”. No solo en la piel. Creo que esa marca la tiene en el alma.
Norma llora, ríe, grita, abraza. Todas las sensaciones juntas explotan en este día histórico que no es solo para ella. Es historia para cada una de las personas que tienen un inmenso pedazo de su vida dibujada en la Vigil.
“A mí me tocó estar en segundo año mirando por la ventana cuando vinieron los milicos e invadieron toda la escuela. Y mi aula daba a la calle. Tiraban los libros en el medio de la calle y le prendían fuego”, cuenta con la voz cada vez más débil por el nudo en la garganta.
Enseguida se recupera, y sigue: “Fue terrible. Saquearon el museo nacional de ciencias naturales que teníamos acá. Todo estaba taxidermizado para que estuviera al alcance. Fue un saqueo, una invasión”.
La Biblioteca Vigil supo tener más de 80 mil volúmenes entre sus altas estanterías. La Comisión Directiva logró recuperar 38 mil. “Me encontré con la tristeza de haber visto cómo está la biblioteca ahora y que faltan cosas importantes. Cuando apenas le daban la llave de donde estaba el Ministerio, parecía que había pasado un tornado. Es como si solo hubiesen ocupado un lugar que no les pertenecía y lo hubieran ocupado hasta donde pudieran.”
Norma no encuentra explicación al abandono material del edificio. O sí. “Acá se perdieron vidas, ideas. En los años 60 ya se hablaba de la teoría del conjunto y había regletas y a través de eso se enseñaba a los alumnos. Molesta que alguien cultive y que se enseñe a pensar”.
La Biblioteca no solo recupera inmuebles, edificios, salones, libros. También restituye un tremendo valor simbólico cultural para Barrio Tablada. De ahora en más, queda todo por hacer.
“Es un desafío”, dice Norma. Sueña, proyecta, se ilusiona con el trabajo voluntario de los vecinos, de los jóvenes. Imagina una Vigil renovada mientras se detiene en el recuerdo de lo que fue. “Creo que se puede. Hay que contagiar y hacer transfusiones de sangre de lo que generó la Vigil. Siempre hace falta espacios, y hay gente que quiere participar, que quiere hacer cosas…”.
Y otra vez, como si ese lugar fuera algo más que una foto imprescindible en su historia de vida, vuelve a despertar las lágrimas que tiene contenidas.“La Vigil me enseño a volar, a imaginar, a ser creativo, a poder afrontar situaciones difíciles, tuve muy buenos maestros, como Rubén Naranjo, que fue el que hizo los frizos, fue un tipo muy humanitario. Era mi rector, y el tipo te ponía una mano en el hombro y te trataba como un padre y te conocía y éramos como 700 alumnos. Y de un día para el otro me encontré con un tipo asqueroso. Y me quitaron todo eso. Te hablo de mí, pero también te hablo de todos.”
La Vigil vuelve
La actual comisión directiva recupera los bienes que pertenecían a la Biblioteca, intervenida militarmente el 25 de febrero de 1977. De ahí en más, la historia fue de destrucción y vaciamiento institucional.
Actualmente, la campaña de socios impulsada logró afiliar a 700 personas. En su época de esplendor, la Vigil supo tener más de 20 mil asociados, 650 empleados y 3000 alumnos, un observatorio astronómico, una editorial, una mutual, 1 teatro, escuela secundaria, primaria y jardín de infantes, una universidad popular, 4 filiales, 21 rifas, 50 hectáreas en Villa Gobernador Gálvez, más de 1000 consultas diarias y préstamos de libros. Luego de la ocupación militar, los números duelen: 2 maestras desaparecidas, 47,500 libros quemados por la dictadura militar, 1 cooperador desaparecido, 17 socios desaparecidos, 1 alumna secundaria desaparecida, 8 miembros de la comisión directiva fallecidos, alrededor de 5 millones de pesos rematados en bienes.
Tras 36 años de impunidad, Vigil vuelve a nacer.
En un acto jurídico formal, la provincia restituyó mediante ley 13.306 lo que le pertenece a sus socios: más de 30 mil metros cubiertos, la media manzana completa entre Perkins, Gaboto, Primero de Mayo y Alem y la manzana donde se encuentran las escuelas provinciales, Alem, Ayacucho, Virasoro y Galvez. 38 mil libros, mobiliario y parte del Observatorio.
Celina Duri, actual vicepresidenta de la Comisión, explica: “Se recuperaron muebles e inmuebles que tenía en su propiedad la provincia. Se cumplió el año que fijó la ley. Se recuperan media manzana completa entre Perkins, Gaboto, Primero de Mayo y Alem y la manzana donde se encuentran las escuelas provinciales, Alem, Ayacucho, Virasoro y Galvez, las escuelas seguirán funcionando donde están, y acordamos el alquiler del inmueble a la provincia. Hoy ya hay talleres funcionando en el edificio donde funcionaba el Ministerio, y ahora incorporamos todo el edificio específico de Biblioteca, con lo cual en febrero vamos a reabrirla, también habrá actividades, talleres culturales, y también tendremos a nuestro cargo la Sala Saulo Benavente. Desde ya, nuestra política es brindarle a las escuelas que funcionan en el edificio el uso gratuitamente”.
Celina es hija de quien fuera presidente de la Comisión cuando La Vigil fue intervenida militarmente en el año 77, Augusto Duri.
Su historia personal también está enmarcada por lo que fue el genocidio. Su papá fue secuestrado y torturado en la Jefatura de policía de Rosario. Celina fue interrogada por la patota de Feced cuando apenas tenía 11 años. En el 2012, 6 miembros de la antigua Comisión Directiva patrocinados por APDH Rosario, se presentaron ante la Justicia en el marco de la causa Feced, para iniciar la investigación por la comisión de delitos de lesa humanidad cometidos en Vigil.
Roberto Frutos es el hijo del recordado dirigente de la institución, el bibliotecario Raúl Frutos, quien también fuera secuestrado durante la dictadura.
“Todo ahora es a reconstruir. Esto se logro por la lucha de mucha gente, durante mucho tiempo. El objetivo era claro: la educación popular. Mi viejo siempre se sentía orgulloso de poder participar de un proyecto colectivo como éste, más allá de su aporte personal. Al edificio de la biblioteca no había vuelto a entrar desde la época de la intervención, en el año 77 cuando tenía 5 años. Había perdido algunos detalles edilicios que me fui acordando a medida que fui recorriendo los pisos. En mi vida particular, la dictadura fue una marca muy fuerte. Vigil era un hecho social muy importante, y nuestra vida pasaba por la Vigil. Por la escuela, la colonia de vacaciones, el camping en Villa Diego. Ya con la intervención seguí hasta 1er grado hasta que mi viejo fue detenido. Son muchos recuerdos fuertes”, relata, mientras almorzamos en el edificio donde funcionó el Ministerio de Educación de Santa Fe.
Ahora, en este mismo espacio, se llevan a cabo las jornadas culturales los días sábados, con espectáculos, teatro, cine y muchísimas manos dispuestas a colaborar. Roberto participa activamente. Su vida sigue tan enlazada a Vigil, como antes. “Colaboro donde haga falta. Hay que seguir sumando gente. Se perdió muchísimo, pero hay que ir de a poco.”
Con respecto a los inmuebles, aun hay una deuda pendiente: las más de 30 hectáreas que tenía la Vigil en Villa Gobernador Galvez. Roberto aclara: “Funcionaba la colonia y esas tierras estaban destinadas a un plan de viviendas populares que la Vigil había empezado, y que nunca se pudo concretar. Y después, tampoco se hicieron y se terminaron vendiendo fraudulentamente a Paladini, por ejemplo. Entonces, ésto esta pendiente de una resolución judicial. Y todavía quedan más de 20 hectáreas que se querían seguir viviendo. Mi viejo siempre decía que la democracia no había llegado a Vigil. La democracia durante más de 30 años hizo poco y nada por Vigil”
Marcelo Abaca preside la actual comisión directiva. En sus palabras, además de aplomo, hay luz. “Es un sueño cumplido”, señala. “Hace 10 años empezamos a trabajar por la recuperación. Ahora tenemos que poner en marcha estos espacios en función de los objetivo que tiene Vigil: educación y cultura popular siempre pensando en la gratuidad.”
Con respecto al estado de los inmuebles, Abaca es contundente. “Todo está hecho un desastre. Ni siquiera lo entregaron limpio. Pero eso no nos detiene ni nos preocupa”.
También se refiere a las dos causas judiciales en curso. Una de ellas, la que investiga los delitos de lesa humanidad, en el marco de la causa Feced, cometidos contra miembros de la antigua comisión directiva. La otra, es la que tiene como querellante a la institución, y cuya investigación lleva adelante la fiscalía a cargo del Dr. Gonzalo Stara. En esta causa se investigan los delitos económicos cometidos contra Vigil, bajo la figura de genocidio cultural. “Ya declararon más de 60 testigos se han ordenado medidas, como la incorporación de todo el expediente de liquidación donde surge el vaciamiento de la entidad. Se ha oficiado a organismos del Estado provincial para que informen quiénes fueron las personas que figuraron a partir de un momento determinado en la institución trabajando. Se están tomando todas estas medidas para concluir después en la imputación correspondiente y el pedido de elevación a juicio”
“Lo que buscamos es definir a los responsables y que paguen con las condenas correspondientes. Por otro lado, se busca la reparación económica a la entidad por el daño ocasionado. Pero hay que definir el cuantum. Y además, dejar asentado en la historia de la institución quienes fueron los autores y cómplices del vaciamiento y quienes se beneficiaron con los bienes de la Vigil”. En una segunda etapa, “vamos a ir a procurar los bienes que están en poder de otras instituciones como la Municipalidad de Villa Gobernador Gálvez y la empresa Paladini que compra aproximadamente 10 hectáreas. Esto lo vamos a plantear el año que viene”, remarca.
A Checha la encontramos dando vueltas por ese lugar que es su casa. Sus ojos son una inyección de fuerza. Es lo que sostiene casi todo. O todo. Alienta la campaña de afiliación de socios. Se enorgullece de la banda de jóvenes y artistas que cada sábado le pone el cuerpo a la recuperación de la Vigil. Sabe que la desolación apenas se ingresa al edificio que ocupara el Ministerio de Educación, es inmensa. Pero que todo se colma de vida, lentamente. Que faltan libros, muchísimos. Pero que hay 38 mil restituidos. Y que el trabajo de actualización va a ser intenso y constante.
“Estamos en ese camino”, señala. Y en ese andar, está su cuerpo inagotable. “Todavía no caigo. Acá ya hay bibliotecarios trabajando, haciendo inventarios y viendo que hay que actualizar. También estamos vinculándonos con Conabip”.
¿Qué dirá Checha Frutos de la Vigil? Años de su vida allí dentro. Fue la primera bibliotecaria a sueldo que tuvo la Biblioteca, con apenas 17 años. Hoy, Checha sonríe mucho más allá de lo que puede la risa. Desafía los límites y avanza en una recuperación parida desde abajo. Antonia Frutos vuelve a renacer junto a la Vigil, haciendo casi las mismas cosas que antes y de la misma manera. Fichas de libros, papeles, convocatorias. Como si el tiempo no transcurriera o, en verdad, como si ese tiempo transcurrido vuelva a ser de ella y vuelva a ser de todos.
Más info y contacto:
http://sociosactivosvigil.blogspot.com.ar/
En Facebook: La Biblioteca Vigil
2 comentario
Querida María Cruz, no tenía ni idea de que mis palabras iban a quedar reflejadas en tu nota….pensé que iba a ser una más de un conjunto. Por un lado me dió un poco de vergüenza, confieso. Pero por el otro, y luego que leo este escrito hablé desde la alumna y mis vivencias, que posiblemente refleje la de muchos. Obvié quizás hablar más del presente, de este grupo de voluntariosos, que llevan a cabo esta aventura de ser los operarios del astillero y reflotar el barco hermoso cultural que fue, es y será la Vigil, y tantas personas que quedaron en el camino, cada uno con sus luchas. Lo único que deseo es que esa inmensa embarcación navegue por los mejores paisajes y muestre muchos puertos, tan importantes como los que yo conocí a todo el que emprenda el viaje. Gracias por tu sensibilidad, por tu humanidad y por entender las cosas que sentí con el impacto de volver a un lugar tan amado. Te mando un abrazo enorme, todo mi cariño y el deseo de
que vos y todo el equipo tengan un feliz 2014. Hasta siempre!!!
Gracias a vos Norma!, tal cual, tu testimonio es reflejo de muchisimos otros, por eso lo rescaté. Valiosas tus palabras como la de todxs. Un abrazo y feliz año para vos tambien.
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