Noviembre de 2013. La Red Federal de Sitios de la Memoria lleva a cabo la señalización n° 70 en el país, desde que se comenzó con esta tarea de marcar con la consigna «Memoria, Verdad, Justicia» los lugares que funcionaran como centros clandestinos de detención durante la última dictadura cívico militar. En esta ocasión, el nuevo mojón se emplazó en las afueras de la puerta de ingreso de la Unidad Penal N° 3 de la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, frente a la mirada de ex presos políticos que pasaran por sus muros en la década del 70.
Por María Virginia Bertetti (Revista Flop). Fotos: Fernando Mattevi
Un día para recordar
La fecha elegida para la señalización no es arbitraria. Cada 19 de noviembre se conmemora en la ciudad el «Día de la Memoria para los Nicoleños», institucionalizado por el decreto municipal n° 12937/08, como reparación a las víctimas del hecho conocido como la «Masacre de Juan B. Justo», donde fuerzas conjuntas mataron a cinco personas, sólo sobreviviendo un pequeño de cinco meses, quien pronto se convertiría en el primer bebe con custodia policial y crecería con otra identidad y otra historia, hasta que el trabajo incansable de las abuelas le devolvería el nombre de Manuel Gonçalves Granada.
Hace un año, los asesinos de los Amestoy y de Ana María Granada, fueron condenados a prisión perpetua en lo que fue el 1° Juicio oral por delitos de lesa humanidad cometidos en San Nicolás durante la última dictadura cívico militar. Saint Amant, Bossie y Muñoz hoy pasan sus días viendo el cielo raso de sus celdas en una cárcel común.
Manuel Gonçalves Granada estuvo presente en el acto de señalización de la UP3 de San Nicolás y al decir unas palabras ante los presentes destacó la importancia que tiene en su historia la ciudad de San Nicolás y el trabajo que fue realizando a lo largo de los años junto a los militantes de la Mesa de la Memoria por la Justicia de la ciudad. «La coincidencia de la fecha de la masacre y de esta señalización no es ninguna coincidencia. Me parece que todo tiene mucho sentido y es de alguna manera el mejor ejercicio que podemos hacer de memoria» afirmó Manuel.
«Indudablemente muchas cosas han cambiado y lo hemos logrado. Hace unos años, en el patio de la Escuela de Arte, ese 19 de noviembre donde conocí a muchos de los que hay están acá, no éramos tantos y todavía San Nicolás no estaba pudiendo hablar de su propia historia. Pero eso ha cambiado y hoy estamos cortando la avenida Savio y hay un cartel que dice que esto fue un centro clandestino de detención. Que se señalice un 19 de noviembre tiene mucho sentido porque eso que pasó en la casa de calle Juan B. Justo fue sólo uno de los tantos hechos que la dictadura le dio a esta hermosa ciudad. Es un símbolo elegir uno de esos lamentables hechos como el día de la memoria, es una excusa para seguir por más. El que sea el sitio número 70 que se señaliza demuestra que no nos han vencido». Manuel es el único sobreviviente de esa negra noche y no estaba en los planes de los genocidas que esta tarde de noviembre pudiese estar dirigiendo su palabra ante tantos militantes por los derechos humanos.
La UP 3 y el Terrorismo de Estado
El plan de persecución y aniquilamiento de la clase obrera en San Nicolás, como en todo el cordón industrial del río Paraná, comenzó a ejecutarse en 1975 luego de las movilizaciones populares y el triunfo electoral de los trabajadores metalúrgicos de base frente a la burocracia sindical en Villa Constitución, que dieron nombre al «Villazo».
Cómo quedó plasmado en el cartel que hoy se encuentra en el frente de la unidad del Servicio Penitenciario, este fue un sitio de «blanqueamiento» de militantes sociales y políticos desde antes del comienzo de la dictadura. Tras el golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976, la población del penal nicoleño se incrementó notablemente y una vivienda para el personal jerárquico ubicada dentro del predio pasó a utilizarse como centro clandestino de detención.
Allí permanecieron secuestrados con sus hijos y fueron torturados, el matrimonio de María Cristina Lanzillotto y Carlos Benjamín Santillán, militantes del PRT-ERP. Tras permanecer desaparecidos durante años, los restos de Lanzillotto fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en 2006 y los de Santillán en 2009. Los niños fueron recuperados por su familia. También fue visto en el lugar el soldado conscripto y militante de la UES-Montoneros, Gerardo Jorge Cámpora, trasladado desde la Base Aérea de El Palomar en mayo 1977 y desde entonces desaparecido.
Durante el acto, Nancy Ceccon leyó ante los presentes una carta enviada por Alba Lanzilloto, hija de María Cristina y Carlos Benjamín, quien destacó la labor de los militantes de la región en la recuperación de la memoria. «Todos ellos merecen que cada tanto los volvamos a pasar por el corazón, los recordemos porque no pasaron indiferentes por la vida sino supieron poner sus ideas y su acción al servicio de un futuro mejor para el pueblo», sintetizó en sus palabras.
Los sobrevivientes
Se miraron y se reconocieron a pesar de los años. Los ex presos políticos, los que sobrevivieron a la dictadura y también los que lo hicieron al paso de los años, se fundieron en abrazos en el frente de lo que antaño fue su lugar de apresamiento.
El referente de derechos humanos, testigo en las causas contra Saint Amant y ex preso de la UP 3, José María «Cholo» Budassi, leyó una carta redactada por el colectivo de sobrevivientes del CCD. «Ya en 1975 está cárcel comenzó a poblarse de compañeros y compañeras que con su militancia expresaban un pueblo organizado que luchaba por una patria grande y liberada. En nuestra zona, «el villazo» fue el laboratorio que las fuerzas represivas ensayaron como antesala del golpe cívico-militar. Por algo Martínez de Hoz directivo de Acindar luego fue el ministro de economía. Por algo los obreros y estudiantes organizados estuvieron en el centro de la mira de las fuerzas de la anti-patria» expresó Budassi haciendo un recuento histórico de las atrocidades de la dictadura.
En la carta también se mencionaron a los cómplices de la dictadura y a las víctimas de la misma. «Muchos de nosotros denunciamos la complicidad del poder judicial de entonces, que de la mano del Juez Federal Luis Milesi le daba la «fachada» de legalidad a la represión anti-popular. Solitariamente el Obispo Ponce de León se jugó la vida por los perseguidos políticos, por ejemplo cuando intercedió para que no nos sacaran de noche para interrogarnos. También fue consuelo y fortaleza de nuestras familias canalizando sus denuncias en aquellos años».
En marzo de 2014 se espera el inicio del Juicio Oral Saint Amant II que juzgará el circuito represivo correspondiente al Área Militar 132 en el período 1976-1978. Son 15 causas elevadas por el Juzgado Federal de San Nicolás y acumuladas en el TOF Nº 1 de Rosario, con 15 imputados y unas 60 víctimas. Se juzgan los casos de Lanzillotto-Santillán y Cámpora, entre otros.
La señalización como política de Estado
La Red Federal de Sitios de Memoria, que depende de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, tiene a su cargo la señalización de los sitios de memoria del terrorismo de Estado (ley N° 26.691), en articulación con los estados provinciales y municipales.
Se realizan marcaciones tanto en los ex Centros Clandestinos de Detención como así también en lugares donde ocurrieron hechos emblemáticos del accionar de la represión ilegal o acciones de resistencia de la sociedad civil. Con la identificación externa de los predios e inmuebles utilizados como centros clandestinos de detención se busca visibilizar la función que tuvieron estos espacios para el plan sistemático de tortura, exterminio y terror social implementado desde el Estado durante la última dictadura cívico militar y sus antecedentes en la represión ilegal.
Judith Said, coordinadora general del Archivo Nacional de la Memoria, afirmó que «hay que profundizar la política de Derechos Humanos en todos los órdenes. En lo que es el homenaje a todos los que fueron detenidos, perseguidos, torturados y desaparecidos en la última dictadura cívico militar, el homenaje a todos los organismos de derechos humanos y el constante trabajo que hacemos para que estos derechos hoy tampoco sean vulnerados. Para esto tenemos que contar inevitablemente con las autoridades, que son las que tienen a cargo los penales, los lugares de seguridad, los lugares de las fuerzas armadas. Todo esto es un trabajo que se va haciendo, y no tiene un efecto inmediato. Es un desafío que también nos compete a todos y es un trabajo en el que tenemos que estar presentes permanentemente».
Por su parte, Guido Carlotto, Secretario de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, destacó el rol que ha tenido el Estado desde el año 2003 en la recuperación de la memoria y en la búsqueda de justicia por medio de los juicios a los genocidas de la última dictadura. «Como se equivocaron los milicos cuando pensaron que con un balazo iban a borrar la historia», expresó emocionado el funcionario.
La tarde iba cayendo en San Nicolás, los acordes musicales de la mano de Rubén Santucho, Guillermo Colauti y de la banda local «Patada en el ojete» comenzaban a acompañar los abrazos finales. Un nuevo centro clandestino de detención está señalizado, sumando dos en nuestra ciudad. Un mojón de memoria en contra de los embates del olvido, un enemigo silencioso.