Carnaval en Ludueña
El 25, 26 y 27 de febrero se desarrolló en el corazón de la Plaza Pocho Lepratti, el décimo carnaval de Ludueña, un espacio que desde el año 2002 crece con dolor y alegría, con fuerza y una innegable cuota de rebeldía social. Durante tres días, la barriada de la zona noroeste de Rosario, conjuró una quimera posible y cercana: construir una primavera entre todos. Hubo talleres de Memoria, pintadas, juegos y máscaras para los más chicos, realización de murales, feria de organizaciones, el tradicional desfile de murgas y la quema del Rey Momo. enREDando participó de un día intenso de carnaval y comparte testimonios y una fotogaleria de las distintas murgas que desplegaron su sonrisa en la plaza Lepratti.
El 25, 26 y 27 de febrero se desarrolló en el corazón de la Plaza Pocho Lepratti, el décimo carnaval de Ludueña, un espacio que desde el año 2002 crece con dolor y alegría, con fuerza y una innegable cuota de rebeldía social. Durante tres días, la barriada de la zona noroeste de Rosario, conjuró una quimera posible y cercana: construir una primavera entre todos. Hubo talleres de Memoria, pintadas, juegos y máscaras para los más chicos, realización de murales, feria de organizaciones, el tradicional desfile de murgas y la quema del Rey Momo. enREDando participó de un día intenso de carnaval y comparte testimonios y una fotogaleria de las distintas murgas que desplegaron su sonrisa en la plaza Lepratti.
Nuevamente, como desde hace diez años, durante tres días en Ludueña hubo fiesta popular. Y en la plaza Pocho Lepratti –ex Mármol- la esperanza se puso trajes murgueros, abrazó el corazón, la garganta y anduvo desparramando alegría.
En cada cumple carnaval de Pocho Lepratti la esperanza se deja acariciar, se siente, camina entre nosotros y abre sus alas para confirmarnos, una vez más, que la transformación social es posible. Desde abajo, desde las bases y a fuerza de lucha cotidiana, tiempo y procesos colectivos.
Y el baile, más aún en tiempo de carnaval, sabe conjurar resistencia y lucha, espontáneamente se apropia de la fiesta abriendo un deseo común. Allí aparece la rebeldía y el abrazo compañero frente a tantas injusticias repetidas. Aparece la incansable fuerza del Pocho, su lucha y camino.
Este 27 de febrero Pocho hubiera cumplido 45 años. Con esa asesina bala policial que perforó su garganta, no pudieron callar la organización barrial. Las reuniones con mates y torta asada, la escucha atenta, el espacio común. En cada reunión del Bodegón Cultural Casa de Pocho todos los días se trabaja sobre la violencia y desigualdades de género, sobre el maltrato policial del que continuamente son víctima los jóvenes del barrio. Se labura para que los chicos puedan terminar la escuela y sus padres tengan un trabajo digno.
“En esta fiesta de cumpleaños de Pocho, como para arrancar hicimos un taller, hicimos memoria, hace tiempo que teníamos muchas ganas de encontrarnos con gente muy cercana al Pocho, que durante diez años por dolor no pudo decir casi nada. Comenzamos de esa manera, con una perspectiva alucinante, realmente todo lo que recogimos el primer día nos fortaleció muchísimo”, nos cuenta Vanesa, una de las integrantes del Bodegón de Pocho, que forma parte del espacio de Género.
“En este carnaval junto a las compañeras de Ammar hicimos un Bingo sobre cuestiones de género. La idea era jugar y ganar un premio, pero a la vez aprender sobre enfermedades de transmisión sexual. Participaron más de 50 mujeres en el taller”, explica Vanesa con una sonrisa, recordando que el año pasado hicieron el juego ”Derribando mitos”, y que también sirvió para abordar de un modo original y atractivo, diferentes problemáticas de género. “Siempre nos interesan los temas de Género, ya que sobre todo en los barrios, cuesta mucho que las mujeres puedan decir y decidir sobre sus vidas, y sobre su propio cuerpo”, opina.
Por primera vez en 35 años, en este 2011 en nuestro país se recuperó el feriado del carnaval, le preguntamos a Sandra Martinez, educadora popular, cómo se inscribe el carnaval de Pocho dentro de esta reivindicación histórica:
“El sentido carnaval como feriado tiene que ver con la posibilidad, después de tantos años de dictadura y oscurantismo, de poder detenernos a pensar la alegría. En eso Pocho, como bien dicen los chicos acá, tiene que ver con la posibilidad de encontrarse, que la gente tenga un tiempo para la alegría, y también para los propios ritos, para los ritos del pueblo, los que unifican, los que provocan encuentros.
Acá en esta noche se va a hacer la quema del Momo, en el Noroeste del país tiene que ver con desenterrar y enterrar el diablillo. Es esta posibilidad de que está todo permitido en un momento, como para darle lugar al deseo y al goce. Facilitarle eso a la gente me parece muy importante, de respeto de lo que son las propias identidades de los pueblos y los propios ritos populares, donde no sólo se de lugar al haber podido declarar la independencia de un país, sino también a aquellas cosas que tienen que ver con la felicidad y el encuentro entre la gente”.
“… Hoy esto parece normal, que la tierra la concentren los que tienen más… y cuando te organizás, llegan balas y patrulleros. Ningún ser es ilegal, las fronteras nos dividen y nos hacen mal. Sueño, sueño con un mismo lugar, con un mundo diferente donde vivamos en paz. Si vos, vecino, te animás, nos encontramos en la calle para festejar…”. Se oyó cantar una y otra vez a la murga Los Mocosos, que junto al colectivoCulebrón Timbal llegó desde Buenos Aires para compartir esta fiesta de carnaval, un espacio horizontal de libertad que ya trascendió los límites de nuestra ciudad.
Cristián, de la murga los Mocosos, despliega una inmensa sonrisa sobre el escenario. Es uno de los agitadores de este colectivo plagado de levitas y colores. “Somos del espacio que se llama Centro Comunitario El Encuentro, ubicado en el barrio Santa Brigida de Moreno. Estamos participando de esta fiesta, de este hormiguero de resistencia. Estamos fascinados por la alegría y la conciencia que hay. Durante estos dos días, hemos aprendido muchisimo, hemos hablado con el padre Edgardo, estamos muy contentos”, expresa. Santa Brígida es un barrio muy parecido a Ludueña, un lugar donde a las necesidades se le hace frente, también, con el arte y la solidaridad. “Cumplimos 5 años en el barrio, la murga es una organización en sí misma, todos podemos hacer uso de la palabra y vamos construyendo acuerdo. Todos los mocosos son del barrio”.
El laburo barrial que despliegan los chicos en el barrio de Moreno ha trascendido las fronteras. Ellos recuperaron una escuela abandonada y decidieron, alli mismo, trabajar junto con los pibes el video documental Pochohormiga. “Y decidimos ponerle a ese espacio el ángel de la bicicleta. Si el sistema reivindica a los asesinos, nosotros podemos reinvidicar a nuestros mártires. Es nuestra intención, seguir pensando que con una más se puede, apostar al trabajo de hormiga, micro y silencioso”. De esta manera, el año pasado, los chicos del Bodegón fueron invitados por Los Mocosos para inaugurar la plaza que lleva el nombre de Pocho. A partir de ese día, el lazo se construye con la mirada, el trabajo cotidiano y solidario de dos organizaciones que hablan con el mismo código: el de la alegría y la resistencia.