Como lo venimos haciendo hace cuatro años, la Casa de la Memoria (Rosario) participará del «VI Congreso de Trabajadores de la Salud de Centroamérica y el Caribe», a realizarse el 15, 16 y 17 de agosto en Managua (Nicaragua).
Este 2013 nuestra representante será la compañera Morell Sol. Ella es miembro de la organización SEMILLAS DE REBELIÓN. Dicha organización ha tenido un rol protagónico los últimos años al denunciar el modelo del agronegocio y sus consecuencias socioambientales, participando de espacios de articulación con otras organizaciones como: “Espacio por la Biodiversidad”, “Unión de Asambleas Ciudadanas”, “Encuentro de Pueblos Fumigados”, “Encuentro HAMBRE SOJA”, “Tribunal Popular del Cordón Industrial”, “Campaña contra la nueva ley de semillas. Por la Soberanía Alimentaria y Popular”.
La ponencia de la compañera se titula “SOBERANÍA ALIMENTARIA. Herramienta de los pueblos para la liberación.”
Pensamos a la SALUD DE LOS PUEBLOS DE MANERA INTEGRAL, siendo la alimentación algo constitutivo de las personas tanto en su desarrollo físico como en lo cultural y social. En la actualidad se produce alimentos para alimentar a 12000 millones de personas en un planeta que convivimos 7000 millones, y paradójicamente 1000 millones pasan hambre.
Consideramos que no es un problema de producción, es un claro problema político de distribución. La lógica del capitalismo impone el modelo de agricultura industrial basado en el monocultivo y concentración de la tierra, en la utilización de semillas transgénicas, agrotóxicos y tecnología de siembra directa; concentrando la cadena productiva en pocos actores (en su mayoría empresas multinacionales). Nuestro país y nuestra región no escapa de esta situación, en donde el Estado juega un rol protagónico a la hora de “profundizar el modelo” a través del PEA (Plan Estratégico Agroalimentario), el acuerdo con la multinacional Monsanto y los proyectos de infraestructura como el IIRSA (Iniciativa de Infraestructura Regional de Sudamérica).
En este marco, la soberanía alimentaría tiene que ser parte de un proyecto integral que suponga la soberanía económica, cultural, energética y financiera. Un proyecto continental de ruptura con el capitalismo.