Por Pablo Alvarez, publicado en Alapalabra
Hace apenas unos días, el 14 de junio, falleció la Psicóloga y militante rosarina Mara Ferrer. Compañera de las Madres de Plaza 25 de Mayo y de los pueblos latinoamericanos que, entre la sangre y las venas abiertas, nunca dejan de nacer. Desde su profesión de Psicóloga, desde la Multisectorial de Solidaridad con Cuba, desde los diferentes espacios rebeldes, Mara supo abrir y transitar los caminos de la vida repartiendo luz y conocimiento. Quienes la conocieron saben de su profundo amor por la revolución y la historia del pueblo cubano, y saben también de su enorme trabajo para difundir y apoyar sus luchas inclaudicables.
Hace casi una década, en marzo de 2004, cuando nació en forma de revista el proyecto Alapalabra, Mara Ferrer fue la encargada, en casi todos sus primeros números, de escribir el editorial junto a nuestras Madres. Compañera de la ronda que no es tan ronda, porque marcha girando, Mara formó parte del inagotable espacio que las Madres abren cada jueves en la Plaza 25 de Mayo.
A principios de los años 90 tuvimos oportunidad de conocerla y de tenerla como referencia, cuando siendo un pequeño grupo de estudiantes de comunicación social organizábamos un viaje a Cuba, para participar del encuentro Mundial de Solidaridad que se realizó en La Habana, en noviembre de 1994.
Mara fue en nuestra ciudad una de las principales impulsoras y fundadoras de la Multisectorial de Solidaridad con Cuba, y no es casual que en su casa se hayan hospedado importantes referentes políticos y culturales que desde la isla visitaron Rosario para contar sus experiencias.
Aleida Guevara, una de las hijas del Comandante Che Guevara, fue una de ellas.
«Tampoco es casual -nos señala Silvia Fernández León, concejala rosarina con mandato cumplido- que Mara haya partido un 14 de Junio, día del aniversario del nacimiento de Ernesto Guevara. Es todo un símbolo, cuenta Silvia, y agrega que pocas personas como Mara mostraron un compromiso en el que la palabra y la acción no iban por caminos contrapuestos».
Su aporte no se reducía a un simple rol de anfitriona, sino que iba más allá, dando difusión y organizando las distintas actividades que esos compañeros latinoamericanos venían a desarrollar en nuestra ciudad. Esas características eran precisamente las que motivaran que fuera convocada para promover y difundir campañas de vacunación y de alfabetización, como el programa cubano «Yo sí puedo», aportando información sobre los mismos.
Hace unos días Mara partió, casi en silencio.
Pero la inesperada noticia no se llevó la certeza de que seguirá presente.
Porque su vida forma parte del futuro, en el cual siempre puso el compromiso y el cuerpo.