Fernando Cabaleiro se acercó por primera vez a la problemática de los agotóxicos a partir de defender a su madre fumigada. Con el fin de brindarle a las comunidades las herramientas legales necesarias ante la desigual lucha contra el agronegocio fundó la ONG Naturaleza de Derechos. Hoy, acompaña a más de veinte territorios afectados y junto a la nutricionista Glenda Mangia publicó El Plato Fumigado, edición 2024 que pone sobre la mesa el detalle de la carga química que contienen los alimentos que ingerimos.
“Soy egresado de la universidad pública y si bien siempre desarrollé la profesión con un compromiso social, (trabajé muchos años como abogado externo de los sindicatos, defendiendo a la clase trabajadora, también con la clase pasiva), el quiebre, lo que un poco me impulsó a meterme de lleno es lo que le sucedió a mi familia: mi mamá habitaba una casa que se fumigaba” cuenta Fernando Cabaleiro en diálogo con EnREDando.
Los orígenes de su acercamiento a la problemática medioambiental, responden, precisamente, a la génesis, o mejor dicho, el punto de partida donde cada historia familiar arranca: el padecimiento de los vecinos y vecinas que habitan en pueblos rurales o cercanos a los campos transgénicos, que son sistemáticamente pulverizados con una -cada vez mayor- carga química de pesticidas, herbicidas y funguicidas que se usan para eliminar las malezas y permitir que solo crezcan cultivos modificados genéticamente, (OGM, según la sigla que los define).
“Mi primer caso ambiental fue para defender la situación de mi vieja, se fumigaba con avioneta prácticamente arriba de las casas del barrio FONAVI. La gente tenía absolutamente naturalizado ese hecho, pensaba que eran sustancias inocuas, que formaba parte de la actividad del campo, y luego pudimos demostrar que no solo era una actividad muy peligrosa sino que estaba relacionada con el aumento de los casos de cáncer que se viene dando en todos los pueblos del interior, como Alberti. Ahí nace mi vínculo con esta problemática que luego vimos que se replicaba en cada pueblo fumigado, particularmente en la provincia de Buenos Aires”.
Ese primer caso, que pasó a ser un caso testigo y sentó jurisprudencia, permitió que, en marzo de 2008 el Tribunal en lo Criminal N° 2 de Mercedes prohibiera con sentencia firme las fumigaciones en zona periurbana. En 2012, a su vez, la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires ratificó la prohibición de pulverizaciones terrestres a mil metros del límite urbano en Alberti.
-¿Cómo nace Naturaleza de Derechos?-
– El primer amparo de fumigación que tiene que ver con el caso de mi mamá, despertó y activó las luchas de los pueblos y motivó que al poco tiempo de que saliera la primera sentencia se promoviera la realización de encuentros entre vecinos y vecinas de los pueblos, en la región noroeste de la provincia de Buenos Aires, principalmente; Junín, Marcos Paz, Los Toldos, Saladillo, compañeros de Trenque Lauquen, que decidieron hacer un encuentro en 2008 en Los Toldos, a partir del cual se hace un encuentro de Pueblos Fumigados que ya lleva dieciséis años. Eso permite generar una red, que las víctimas tomen contacto entre ellas, aprender de las luchas que se vienen dando con anterioridad, como la lucha de las madres de Ituzaingó Anexo (Córdoba), que son un símbolo para esta lucha. Ahí nace la idea de fundar Naturaleza de Derechos, para acompañar con el patrocinio gratuito a las asambleas. Es el compromiso que asumimos, acompañar a la gente y empoderarla jurídicamente. Este sujeto político que son los vecinos y las vecinas levantando la voz y reclamando que se alejen las fumigaciones de sus casas, que eso les permita acceder ante la justicia, además de legitimación les da la posibilidad de alejar las fumigaciones, algo que el poder político no hace legislando como corresponde”-.
– Cuando se piensan las instancias de lucha en los territorios es insoslayable la cuestión de los intereses que hay en juego y como eso dificulta la pelea contra quien te fumiga que también es tu vecino. ¿Cuál es la experiencia en este sentido en el proceso de acompañamiento a las comunidades?
-Muchas veces el poder político representativo tiene conflictos de intereses porque, o bien los concejales son dueños de campos o están vinculados estrechamente con la actividad agroindustrial. Esto es una constante que se da siempre, además cuentan con la complicidad de los medios locales que suelen vivir de la publicidad de las empresas, cuyos dueños son los grandes terratenientes. La acción judicial permite de alguna manera pasar a ser algo que perfora ese muro de contención que tiene el agronegocio en los pueblos fumigados. Las instancias de lucha son muchas, la acción judicial es solo una de las herramientas que tiene la gente, de la misma manera que se interpela al poder político para que legisle también se tiene que interpelar a la justicia para que dé una respuesta, ya sea cuando no existe una ordenanza de protección o cuando hay una ordenanza defectuosa, que eso suele pasar. Los procesos políticos de la gente reclamando una ordenanza son desgastantes; pero el interés general siempre debe ser resguardar la salud de la población. En otros casos ocurre que esa ordenanza ni siquiera tiene un espacio de participación ciudadana; y desconoce la implicancia que tiene la exposición crónica a los agrotóxicos a lo que se suma esto que se viene comprobando: el impacto que tienen los agrotóxicos en las aguas subterráneas que es la fuente de consumo de agua que tienen en estos pueblos. Ahí, también empieza otra batalla”-.
El Plato Fumigado: la carga química en la comida nuestra de cada día
Con la idea de visibilizar información que no es provista ni divulgada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y junto a la fundación Cauces, desde Naturaleza de Derechos, la ONG que comanda Cabaleiro, se presentó este año la versión 2024 de El Plato Fumigado; el detalle de los residuos de agrotóxicos presentes en frutas, verduras, cereales y oleaginosas. Nuestro alimento cotidiano.
El informe se desprende del Plan Nacional de Control de Residuos e Higiene en Alimentos (Creha) del SENASA, es decir, parte de los datos oficialmente recabados por el organismo estatal. En conjunto, y de manera autogestiva, ambas fundaciones vienen realizando la presentación de dichos informes desde el año 2017. El resultado arroja la presencia de más de ochenta principios activos de agrotóxicos detectados en frutas, verduras, hortalizas y cereales en Argentina entre los años 2020 y 2022. “La mitad, prohibidos o cancelados en la Unión Europea y en su gran mayoría con efectos tóxicos en una exposición crónica. Sin embargo, en silencio, forman parte de nuestro plato diario de alimentos”, señalan.
En el ranking de los vegetales con mayor cantidad de agroquímicos, se ubica la pera en primer lugar (34), seguido por manzana (31), naranja (30), banana (30), tomate (29), uva (27), palta (26), mandarina (25), limón (24) y pimiento (23). Los principios activos presentes en los alimentos son a su vez, ochenta y tres residuos químicos tales como el herbicida 2.4D, el insecticida Acetamiprid, el herbicida glifosato (el más utilizado, con 423 fórmulas comerciales), o el fungicida Benomil. Estudios médicos y científicos han comprobado, desde hace años, que esta carga química resulta cancerígena, provoca alteraciones hormonales y son inhibidores de colinesterasas que permiten un correcto funcionamiento del sistema nervioso.
Mientras, la gestión de La Libertad Avanza (LLA) refuerza y profundiza un modelo agropecuario netamente extractivista, a partir de una batería de medidas que favorecen a las grandes corporaciones del agro, como la aprobación –en los diez meses que lleva de gobierno- de cuatro semillas modificadas genéticamente, -dos variedades para maíz, una para soja y una para algodón-, que requerirán un mayor uso de agroquímicos;; la baja de aranceles para el glifosato, el 2,4-D y la atrazina (anunciada en abril por el ministro de Economía Luis Caputo); la flexibilización en los requisitos para comercializar un amplio número de moléculas ligadas a dichos plaguicidas y la aprobación de la utilización de vehículos aéreos no tripulados (drones) para fumigar los campos. Negocios del agro, y no agronegocio, más fumigaciones y el reforzamiento de una matriz dependiente: libre albedrio para fumigar, envenenar y matar; la única libertad que avanza.