Mientras el gobierno espera agilizar el debate de la ley de Bases en comisiones, luego de la media sanción obtenida en el Congreso, el contexto social continúa marcado por la masividad de los despidos (tanto en el sector público como en el privado) y un claro retroceso de los derechos laborales y sociales. “Los despidos son un intento de disciplinar a la clase trabajadora”, enfatiza Erika Lederer, recientemente despedida, junto a otros quince mil trabajadores del Estado. La imperiosa necesidad de la unidad de la acción y la apuesta a la lucha colectiva.
Mayo arrancó movido. El martes 30 de abril fue aprobada con media sanción de la Cámara de Diputados (142 votos a favor y 106 en contra) la vergonzosa ley Bases impulsada por el gobierno de Javier Milei. El texto propone, entre otros lineamientos en desmedro de la población, menos derechos para los trabajadores, -a partir de una reforma laboral “light”, con empleo barato y mayor precarización-; el fin de las moratorias en las jubilaciones (que habilitaría solo a 1 de cada 10 mujeres a jubilarse, extendiendo, además la edad jubilatoria para las mujeres a los 65 años) y un régimen de “incentivos” para los grandes inversores, medidas que se traducen en el blanqueo de dinero ilícito y beneficios para quienes evaden impuestos.
El proyecto pretende por otro lado, la aprobación de facultades delegadas (la habilitación excepcional) para el Ejecutivo; es decir, el presidente podría tomar medidas de facto, sin necesidad de ser aprobadas por la actividad legislativa en el Congreso por un año. Luego de la multitudinaria marcha convocada por las centrales obreras – la CGT, y las dos CTA-, en conmemoración del 1ro de mayo, en un contexto marcado por el número creciente de familias que se quedan sin sustento, los aumentos de las tarifas y el transporte público y el retroceso de todo derecho conquistado, la discusión es cómo seguir frente a una coyuntura económica que, se prevé, irá empeorando para las grandes mayorías.
Según Industriales Pymes Argentinos (IPA), la preocupante situación que nuclea al sector empeorará en los próximos meses. Los números indican que en los últimos cuatro, se perdieron cerca de diecisiete mil puestos de trabajo. Desde IPA señalan que el sector más afectado es el textil, aunque se registran despidos en automotrices, comercio, alimenticias y electromecánicas, entre otros rubros. Daniel Rosato, presidente de la entidad señaló que “el mercado interno y externo viene cayendo todos los meses. A partir de mayo comenzarán los despidos. El sector textil es el que va a sufrir más. En el país hay 5000 pymes y no menos del 20% van a cerrar, con lo cual podríamos tener 30 mil trabajadores textiles desempleados en los próximos meses”. Mientras, desde sus habituales conferencias de prensa, el vocero presidencial Manuel Adorni no se inmuta en anunciar despidos y precarización desde el Estado, advirtiendo que podrían llegar a los setenta mil en lo que resta del año.
Erika Lederer es una de las quince mil despedidas por el Estado. Hasta los primeros días de abril se desempeñaba como abogada mediadora penitenciaria, en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Nación. Erika es hija de un genocida, una de las fundadoras del colectivo de Historias Desobedientes. Pero es, además, la primera hija de un represor que aportó información a la Justicia sobre los crímenes de lesa humanidad de los que fue responsable su padre, Ricardo Lederer, obstetra con grado de capitán del Ejército, segundo jefe en la maternidad clandestina montada en Campo de Mayo. Se estima que por las manos de Ricardo Lederer, pasaron al menos treinta mujeres que dieron a luz en cautiverio, cuyos bebés recién nacidos les fueron arrancados y entregados con documentación falsa.
-Estoy furiosa-, larga, aún con la calidez de una voz que invita siempre a pensar, del otro lado del teléfono en la charla con enREDando. Y cuenta que a raíz de los despidos, se fueron formando asambleas con gente de diferentes fracciones, con diferencias políticas pero bajo un denominador común y el mismo nudo en la garganta: el haberse quedado sin trabajo, una transversalidad que recorre a la clase trabajadora más allá de las ideologías. La pelea, sostiene, es por la restitución de los puestos de trabajo y echar por tierra todo el plan de ajuste de Milei.
“Formamos una asamblea que se reúne los sábados, que tiene bastante adhesión. Buscamos programar o participar de acciones durante la semana, casi todos los días estamos presentes en cuanta cosa haya y hay mucho; no damos abasto porque la realidad te supera. Es una forma de poner sobre el tapete la discusión, llevamos la bandera a todos lados, también hay gente del sector privado que se ha acercado y eso está muy bueno; buscamos unidad de acción. Buscamos organización desde las bases, desde los despedidos mismos, entendemos que los sindicatos, ATE, la verde y blanca, y UPCN, no están dando respuestas por más que digan, no está habiendo reincorporaciones”, señala la abogada despedida. Si bien en los últimos días se difundió que había sido reincorporada a su puesto en el Ministerio de Justicia, (espera respuestas a su intimación respecto de su situación laboral) aún no ha sido notificada.
“Los despidos son un intento de disciplinar a la clase trabajadora y no solo a nosotros sino a los que quedan para que se callen la boca y se queden mansitos”, sostiene. Y advierte sobre la persecución que se está viviendo puertas adentro de la lucha. “Dentro de los quince mil despedidos hay un gran número que no se puede clasificar, pero hay también un gran número de militantes activistas de todas las franjas ideológicas y partidarias (kirchneristas, peronistas, de izquierda), que somos inexorablemente despedidos. Una compañera que estaba conmigo en Hijos de Genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia, militante de La Cámpora, me contó que vio una lista con nombres y apellidos y la militancia política de cada uno. Mi compañero que da clases en el conurbano me cuenta que hay una categoría que está circulando y es la de trosco kirchnerista, -como si eso fuera posible-; hay persecución política“.
Dejarlos hacer
-¿Por un lado, se logró una movilización multitudinaria en todo el país en defensa de la educación y la Universidad pública, y por otro, se dio una escasísima convocatoria en Diputados (nutrida mayormente por la izquierda), el día de votación de la ley que perjudicará a vastos sectores sociales. ¿Qué lectura hacés en cuanto a las luchas en este contexto?
-Hago una primer lectura de los cambios que están logrando los movimientos estudiantiles respecto de las luchas en todo el mundo (lo veo también con las movilizaciones que denuncian la masacre al pueblo de Palestina). No hay que perder de vista, que hay un sector que está llamando a desmovilizar, a esperar, a ver qué pasa. Te puedo decir lo que veo desde mi lugar de lucha y mi sector de trabajo. Desde ATE (Asociación de Trabajadores del Estado), desde la Verde y la Blanca convocaron un ratito al Congreso y nada más, a un grupo acotado. No llegaba la convocatoria, no mandaban ni por un whatsapp, avisaban solo para que vaya un contingente pequeñito de gente. Hay una decisión política de dejarlos hacer, es horrible escuchar esto pero es así. Hay un sector del peronismo que no se decide ni por su candidato y quieren que el ajuste y el trabajo sucio lo pague el gobierno, no quieren asumir los costos ellos; algo así como, después cuando lo agarremos, tenemos allanado el camino, ¿no? A la marcha estudiantil fue la CGT, fueron todos. ¿Dónde estaban ayer la CGT y las dos CTA? Nadie los vio. Porque a través de Pichetto arreglaron qué concesiones tenía cada uno, ya arreglaron la entrega, sacaron un par de artículos y negociaron todos los demás que avasallan los derechos laborales, digamos, no se les movió un pelo, por eso, yo, este 1ro de mayo no podía marchar con la CGT, porque nos regaló. Si tuviéramos centrales obreras que realmente nos representen y oyeran a sus bases, sería otra cosa. Las personas que se quedaron sin laburo, que no tienen remedios oncológicos, que padecen la quita del monotributo social, a los que les aumenta todo; ¿creés que no quieren movilizar? Tienen contenida a un montón de gente, no sé hasta cuándo van a poder hacer eso. Es un ataque integral a la población más vulnerada con la clase trabajadora incluida. La lectura que hago de los despidos es que donde hay un despido hay un servicio que el Estado deja de brindar, hay derecho que dejás de garantizar, no solo atacás a la familia del despedido sino que atacás a las poblaciones que acceden a esos derechos, que son los más vulnerables, atacaron la línea 137, el INADI, las políticas de niñez, discapacidad, nos están dando a los más pobres por todos lados, nos privan de accesos a derechos y lo único que vamos a conseguir son trabajos precarizados, si nos despiden no vamos a tener indemnización, no tendremos posibilidad de jubilarnos, nueve de cada diez mujeres no se va a poder jubilar, y nos jubilamos a los 65 años. Yo rescato, dos actores sociales interesantes, uno son las asambleas barriales que desde el 20 de diciembre están interviniendo muchísimo y están siempre en las primeras filas de todas las movilizaciones, desde la organización y la lucha, y por otro lado, el movimiento de estudiantes, que, quiero creer que no va a caer en saco roto respecto de la masiva marcha del 23. Del 23 al 29 (se refiere al día en que se dio media sanción a la regresiva Ley de Bases) no hubo tiempo para que los estudiantes en asamblea se organizaran para hacer. Hay que darles tiempo para que se organicen. Ahí está el germen, no hay tiempo para esperar pero sin embargo hay que esperar y de todos modos estoy segura que va a suceder.
Donde hay un despido hay un servicio que el Estado deja de brindar, hay derecho que dejás de garantizar, no solo atacás a la familia del despedido sino que atacás a las poblaciones que acceden a esos derechos, que son los más vulnerables
Erika es activa participante de la Asamblea Unidos contra los Despidos que nuclea a trabajadores, estudiantes, integrantes del sector de la cultura, de los movimientos de mujeres y organizaciones barriales. Todo un arco de combate frente al ajuste y la represión. “En la asamblea por ejemplo están los Jubilados Insurgentes; ellos tienen tradición de lucha, tienen experiencia y además no tienen miedo. Nos dicen, si ya no podemos comer, qué voy a tener miedo de que me mate la policía de un palazo; prefiero eso y morir dignamente que vivir como mendigo como estoy viviendo. Es una población que no tiene nada que perder. La lucha es en las calles; es la única herramienta que tenemos, la izquierda tiene pocos diputados en el Congreso y los que son del peronismo no sabés si a último momento se van a dar vuelta, solo nos queda el derecho a protestar, a pesar del protocolo, a pesar de la ley Antiterrorista, lo único que no vamos a permitir que nos saquen. Cuando el pueblo tiene hambre está dispuesto a cualquier cosa”.
“En la asamblea por ejemplo están los Jubilados Insurgentes; ellos tienen tradición de lucha, tienen experiencia y además no tienen miedo. Nos dicen, si ya no podemos comer, qué voy a tener miedo de que me mate la policía de un palazo; prefiero eso y morir dignamente que vivir como mendigo como estoy viviendo. Es una población que no tiene nada que perder. La lucha es en las calles; es la única herramienta que tenemos»
Para Erika va a llegar el momento en que la «insurgencia va a ser cada vez más numerosa, esto es como una olla a presión», opina. «La gran falla que veo es que la gente está esperando que le den una orden por esta cuestión del verticalismo en el peronismo, no hay un referente, esa figura está vacante, y no se sale. Sería maravilloso si realmente existiera unidad de acción, que podamos entender eso, que tenemos diferencias en un montón de cosas pero en lo que son los derechos de los trabajadores, o los derechos de las niñeces, no tenemos grandes diferencias, poder pegar un mismo golpe”.
Yo rescato, dos actores sociales interesantes, uno son las asambleas barriales que desde el 20 de diciembre están interviniendo muchísimo y están siempre en las primeras filas de todas las movilizaciones, desde la organización y la lucha, y por otro lado, el movimiento de estudiantes