Mientras el Congreso Nacional debate la llamada «Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos», amplios sectores de la cultura nacional se organizaron y movilizaron para repudiar el desfinanciamiento de organismos e institutos nacionales de vital importancia para la producción artística. «Encendamos la lucha contra el apagón cultural» fue la consigna que movilizó a miles de trabajadorxs en Rosario, y todo el país. ¿Que se apaga cuando pretenden apagar la cultura?
Fotos: Fernando Der Meguerditchian
¿Y si apagan la cultura?
“Pensamos que esa ley arrasa con todo, con la ley 24.800 que es la que permitió la creación del Instituto Nacional del Teatro, un organismo democrático que ha hecho posible la construcción de salas, obras de teatro, giras. Da por tierra también con el Fondo Nacional de las Artes, hay muchísimos grupos que han sido subsidiados en todos el país, cuyo proyecto no hubiera sido posible sin el auspicio del Fondo Nacional de las Artes. Desfinancia al INCAA, a las bibliotecas populares, al INAMU (Instituto Nacional de la Música) y y da por tierra una ley que protege la edición y venta de los libros”.
Laura Copello, actriz y directora teatral, encabeza la gran marcha que a mediados de enero convocó el colectivo Multisectorial de Artistas y Trabajadorxs de la Cultura Autoconvocadxs Rosario. Un cacerolazo y un repudio masivo a la destrucción de la producción cultural nacional que pregona el mega DNU vigente y el proyecto de Ley de Bases que, más allá de ciertas modificaciones incorporadas, pone en peligro el financiamiento de la producción artística nacional y el sostenimiento de los medios comunitarios, culturales, autogestivos y populares de todo el país.
El arte ataca porque lo que se destruye es la vida. ¿Qué implica apagar la cultura? Apagar la pluralidad y diversidad de voces, cuerpos y miradas. “Hay que defender lo conquistado. Lo que hacemos es pensar colectivamente proyectos que dan cuenta de quiénes somos, proponer otros mundos posibles que imaginamos. Hay lugares donde lo único que hay es una biblioteca popular”, dice Laura.
«Pretenden apagar el fuego de la autodeterminación»
En la Cámara de Diputados el oficialismo consiguió qorum y ya se debate un proyecto de ley que pretende sentar las bases para una nueva Argentina diseñada por la ultraderecha libertaria de este país, encarnada en el gobierno de Javier Milei, junto a un puñado de grandes grupos económicos.
Una Argentina donde todo estará regido por los ojos del mercado. Si la cultura, si el arte, si la comunicación se miden únicamente en términos de rentabilidad, ¿de que arte, de qué cultura, de qué comunicación estamos hablando?.
“No podemos dejar librado a la lógica del mercado la construcción cultural porque hay un montón de aspectos que no son comerciales, porque es lo que motoriza toda la cultura de esta ciudad y del país. Se apaga la libertad y la posibilidad de imaginar mundos diferentes” dice Fabricio, artista y diseñador gráfico. Para él, que también se sumó a la movilización, es fundamental enfrentar “este tsunami” porque lo que está en riesgo, además, es el trabajo.
Lo mismo plantea Mariela, integrante del Circo Social La Estrella. “Hacemos circo social que utiliza las herramientas de circo para intervenir socialmente en los barrios adonde el acceso a la cultura esta denegado. Tenemos grupos con chicos de 3 años hasta adolescentes, trabajamos también con las familias, con técnicas de educación popular. Justamente lo que pretenden apagar es el fuego de autodeterminación de todos los pueblos de poder pensar, sentir y elegir por nosotros mismos que es lo que la cultura pone en juego: conocernos y saber qué queremos y qué no queremos y que tenemos el poder y el derecho de pelear por eso”.
«Quieren una cultura de elite»
En Argentina hay mas de 1500 librerías y más de 200 editoriales registradas de las cuales el 80% son pymes que producen 6 de cada 10 novedades. En el 2022 se publicaron 11846 novedades editoriales y el 77 % fueron hechas por estas pymes. La cadena del libro brinda trabajo a miles de personas en todo el país. En el 2020 el valor agregado cultural fue de $410 mil millones que equivale al 2,4 % del PBI.
Entre los diversos sectores culturales movilizados se encuentra la comunidad librera de todo el país. Un enorme acervo cultural que genera trabajo y promueve la diversidad de lecturas y publicaciones, en definitiva, el acceso democrático al libro. Esto también está en riesgo en caso que se apruebe la llamada “Ley Omnibus”.
¿A quiénes beneficia la derogación de esta ley 25.542?. “Lo que la ley del libro garantiza es que haya un precio justo y competencia leal en todo el país. Si esa ley se deroga, nos veríamos afectadas librerías chicas, medianas y editoriales, porque eso va a producir que las grandes cadenas o las plataformas con gran poder económico pongan un precio establecido por ellos mismos” explica Martina, integrante de la librería «El cuco no existe”.
La tarde en la plaza Montenegro va llenándose de artistas y trabajadorxs de la cultura de toda la ciudad. Martina y sus compañerxs llevan uno de los carteles que repudia la derogación de la ley del libro. “Esto va a propiciar que las cadenas vendan los best selles y que no haya diversidad de libros. La ley 25.542 fue una ley consensuada por todos los sectores de la industria del libro, y tuvo un apoyo unánime cuando se aprobó”.
¿Qué se apaga cuando pretenden apagar la cultura?. Martina dice: “pretenden una cultura para la elite y un negocio para unos pocos. Esto es lo que vinieron a hacer. Esto ya pasó, no es nada nuevo, ahora vienen a profundizar lo que ya iniciaron durante los 90 y en el gobierno de Macri. Yo creo que lo que no quieren es una cultura popular”.
«Se apaga un pedazo de vida»
Escenas de la marcha: una titiritera luchando como una abuela. La orquesta tocando en vivo. Una perfo de cuerpos que alertan, que insisten. Una susurradora compartiendo poemas que revolucionan el cuerpo. El mimo y el payaso con la ternura que llevan como armas. El golpe rabioso de los tambores. Artistas del cine siendo protagonistas de una película que duele.
¿Quién resistirá cuando el arte ataque?. “Necesitamos tener recursos para poder formarnos, para ir a la escuelas a compartir proyectos, lo que necesitamos decir. A veces conseguimos esos recursos con trabajo a la gorra, pero también necesitamos del Estado, que es fundamental para producir algo nuevo, espectáculos. Yo me siento payaso de toda la vida. Lo que se apaga con este DNU y la ley es la historia. Quieren apagar la historia” dice un payaso que escribe esa historia con su sonrisa.
“Nos sacarían el subsidio para las bibliotecas populares. Somos un lugar de contención para chicos, jóvenes, adultos. Hay mucha perversidad en todo esto”, dice Aurora de la Biblioteca Popular Alberdi. Preocupada, junto a sus compañeras, se sumó al cacerolazo cultural. ¿El impacto? Durísimo: “probablemente tengamos que cerrar. Estamos en riesgo. Lo único que nos quedarían son las cuotas sociales que no son altas. Es necesario pelear contra esto. Yo participo del taller de escritura, lectura, teatro y fui creciendo espiritualmente con todo esto, y ahora duele mucho. La biblioteca es amor y se apaga mucho, gran parte de la vida. Sin cultura no se crece”.
Gandhari es parte de Las Magdalenas Rosario: artista, trabajadora de la cultura, feminista, payasa. “El arte es esencial para nuestra salud. Muchas personas trabajamos y vivimos de esto y lo primero que se ve resentido es la cultura. ¿Qué se apaga? Se apaga un pedazo de vida. Se apaga la alegría, la creatividad y al mismo tiempo fuentes de trabajo. Somos miles de artistas que vivimos del arte».
«Encender la lucha para que no apaguen la cultura» reza la enorme bandera del colectivo de artistas.
En las calles se seguirá resistiendo, pase lo que pase, como ayer, como hoy.