Arrojadas a la contraofensiva de un gobierno que promete ajuste y anticipa represión, las diversidades sexuales demostraron en las semanas posteriores al balotaje la potencia transformadora de un movimiento que sabe de noches oscuras. “En Argentina la única minoría son los ricos” dice Morena García frente a las mayorías electorales circunstanciales.
Foto principal: Mariana Terrile
Salir del estupor y pasar a la acción. Con la misma celeridad que se pasa de una historia de instagram a la otra; montadas sobre el caos tiktokero que configuró el lenguaje político pos pandémico, arrasadas por el mambo electoral, deslizadas a un abismo de libre mercado y negacionismo explícito. ¿Y ahora qué? No es un mantra, es un loop que no llega a ser lamento pero transparenta las dificultades para leer el contexto político con la suficiente habilidad que requiere el momento histórico. No es 2015 con Macri prometiendo conservar lo bueno, es 2023 con Milei hablando de la justicia social como una aberración, es Villarruel defendiendo la dictadura, y vuelve a ser Macri recargado.
¿Y entonces qué? Morena García, la poeta, la militante peronista, dice que está cansada de resistir, que no puede entender que todavía nos siga ordenando el enemigo y que encima nos hayan convencido de que somos una mala palabra. “Mucha gente de nuestro colectivo ha votado por el horror. El neoliberalismo ha llevado al convencimiento de cosas como: yo no soy loca, yo no soy la plumera, no soy travesti, yo soy trans”. ¿Pero es que nos han ganado también la batalla cultural? La respuesta no es unívoca y aun frente a la contundencia de los números permanece abierto un salvoconducto: “Todos los contextos, más sí son de resistencias, son preciosos”, reflexiona, pero agrega: “Yo no voy a coincidir con el soberano. El pueblo ha votado horrores y lo sabemos”.
De allí el primer mojón, plantado exactamente 7 días después del triunfo libertario, con la proclama de la Nación Trava, un festival de las disidencias transformado en acto de resistencia y supervivencia frente abismo mileísta: “Lo interseccional de lo trava, esa identidad a la que se le han asignado todas las necropolíticas, termina siendo un espacio abierto para todas aquellas personas que se quieren fugar de este binomio horrible que se ha construido en términos de macho – hembra. Dentro de este paraguas travesti están las personas hetero parcticantes responsables, aquellas que no usan a su género como un arma”, sentencia Morena en los fundamentos del acta constitutiva.
Joaquines, la artista, la militante política, dirá con estridencia discursiva desde el mismo escenario que las personas LGTBIQ+ pensamos y recordamos a través de cuerpo, y que por eso la primera tarea es la hormonización del Estado-Nación como una forma de transmutar las políticas heteropatriarcales que han regido la discusión social de las últimas décadas: “Se terminó la conducción menemista” arenga combativa en lo que parece ser la primera asamblea a cielo abierto y en el espacio público. Se habla de una nueva forma de cuidarnos, del tejido de nuevas redes para sostener la embestida que se aproxima y que amenaza con llevarse puestos a propios y extraños.
“Lo interseccional de lo trava, esa identidad a la que se le han asignado todas las necropolíticas, termina siendo un espacio abierto para todas aquellas personas que se quieren fugar de este binomio horrible que se ha construido en términos de macho – hembra. Dentro de este paraguas travesti están las personas hetero parcticantes responsables, aquellas que no usan a su género como un arma”
Apenas 48 horas antes, en lo que también podemos identificar como otro hito para delimitar los nuevos territorios, la Orgullosa Intinerante congrega a dos docenas de poetas y escritores que participaron del ciclo cultural que recorrió parques y plazas de nuestra ciudad durante el macrismo, con la excusa de presentar la antología que reúne los textos declamados durante cinco años. Allí, el poeta Raulo se acerca al micrófono, y cuenta que eligió cuidadosamente las palabras que va a decir: “Si pensamos pasado, angustia, si pensamos futuro, ansiedades fatales. Pensando en presente creo que podemos elegir de qué manera afectarnos, creo que la poesía tiene que ver con eso”.
Y si viajamos un poquito más, tan solo 24 horas antes, frente a lo que parecía ser la diáspora definitiva de la esperanza, bajo el sopor de la siesta santafesina, las travestis y trans patean el tablero de la historia con la aprobación de la Ley de Reparación Histórica para las sobrevivientes de la pos dictadura. Más que un mojón, el cimiento de un nuevo edificio que derrumba la tragedia electoral y proyecta nuevos horizontes que dan, nada más y nada menos, que la certidumbre de saberse victoriosas de cara al fracaso de la política paki. “Esto es una luz para nosotras”, dice Karla Ojeda emocionada frente a los nubarrones que se ciernen sobre la Argentina neoliberal -libertaria.
Fotos: Merlín Caminos
“Nuestra democracia llegó recién en el 2012 con la Ley de Identidad de Género”, recuerda la militante de Comunidad Travesti Trans en una entrevista radial a Nacional Rosario, con la voz todavía cascada por las arengas del día anterior. “Ustedes nos enseñaron que no hay que dar ninguna lucha por perdida antes de empezarla”, le contesta la periodista Sonia Tessa, y anticipa de alguna forma el ejercicio de resistencia y contraofensiva que tendremos que aprender frente a la motosierra hecha gobierno. Pero hasta entonces, ¿cómo evitar que el miedo nos paralice y que ellos (en masculino) profundicen la matriz cultural que transforma a nuestras identidades en un crimen?
Lucas Fauno, con amorosidad marica, nos dirá desde los micrófonos de la Futurock que para combatir al virus del fascismo hay que recordar que “antes del Estado estuvieron tus amigas”, en relación a esa trinchera inexpugnable que son los vínculos afectivos; un remanso en medio del río turbulento en donde enfriar la cabeza de la neurosis colectiva alentada por las otras redes, las digitales, cargadas de odio y cortoplacismo castastrófico. También nos recomendará discutir con argumentos, incluso carajearnos con amigues, pero hacer alianzas impensadas: “Dentro de cuatro años que sigamos estando les mismes y más, pero que no nos nos falte ninguno”.
Aparece entonces el desafío de construir refugios para lo urgente, para que a ninguna se le ocurra pensar que vive un drama en soledad. Y será el tiempo también de recuperar experiencias que den cuenta de lo colectivo, pero no como mera enunciación idealista sino como realidad efectiva de una comunidad organizada desde abajo hacia arriba, con la capacidad crítica de discutir con la dirigencia política que tuvo entre sus manos la construcción de las estrategias políticas y electorales que nos condujeron hasta acá. No se trata de parir células aisladas sino de aunar esos recorridos militantes que desconocen las internas palaciegas y los acuerdos sellados a espaldas del pueblo.
“No podrán generales ni enemigos, ni los cuentos heredados y pequeños, no podrán, aunque escupan nuestros pasos, ni aunque llenen de vidrios los canteros, no podrán, no podrán, no podrán…”
A fin de cuentas, la mariconada siempre caminó en los bordes del sistema y la experiencia en el Estado de las organizaciones de la diversidad sexual no deja de ser un breve paréntesis en la historia contemporánea. El barro de la historia tal vez nos hizo olvidar la audacia de “15 mariquitas locas” del Frente de Liberación Homosexual marchando a Ezeiza para recibir a Perón durante la primavera camporista, o a la propia Lohana Berkins tratando de ingresar a la embajada de los Estados Unidos durante el menemismo para denunciar la persecusión estatal en plena democracia.
Hasta entonces, habrá que recordar que “en Argentina la única minoría son los ricos” como enunció de forma magistral Morena García para no dejarnos amedrentar por las mayorías electorales circunstanciales, y repetir hasta el hartazgo ese mantra que nos legó Susy Shock en la antesala de la noche más cruel: “No podrán generales ni enemigos, ni los cuentos heredados y pequeños, no podrán, aunque escupan nuestros pasos, ni aunque llenen de vidrios los canteros, no podrán, no podrán, no podrán…”