El 25 de mayo, mientras en el país se vivía un extraño aniversario de la Revolución de Mayo, se realizó en diversas partes del país y del mundo la movilización “Millones contra Monsanto”. Mientras en la ciudad de Buenos Aires los 10 años de kirchnerismo se ‘comían’ la gesta de mayo en un acto multitudinario con más aspectos refundacionales del modelo que de reivindicación de la gesta revolucionaria de 1810, las ciudades del interior se manifestaron contra una de las empresas que tiene el beneplácito del gobierno nacional y el control del mercado y funcionarios del mundo. Rosario se manifestó en el Monumento a la Bandera.
Por Indymedia Rosario
La multinacional estadounidense Monsanto es actualmente la dueña del 90% de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) del mundo. Creadora del herbicida Roundup y la semilla de soja a él resistente (Soja RR), esta empresa tiene una historia ‘pesada’ en generar productos tóxicos desde 1901. De allí en adelante, ha mostrado en todo lugar donde estuvo un gran apego al incremento de su tasa de ganancia, sobre todo cuando de ocultar contaminación concierne. Si bien la recomendación de dicho documental es insoslayable, esta nota retomará algunos de sus datos para comprender de qué se habla cuando se menciona a Monsanto.
Se trata ni más ni menos de una empresa que ha contaminado poblaciones enteras con productos químicos y que en los ´60 fue contratada junto a otras empresas por el gobierno de Estados Unidos para producir el agente naranja. El mismo fue utilizado en la Guerra de Vietnam para contaminar a los soldados –efectos que sufrieron también las tropas yankees- destruir la selva y las cosechas, privando a los vietnamitas de alimentos y vegetación para esconderse.
Como si fuera poco, Monsanto generó otros elementos tóxicos que generan cáncer, malformaciones congénitas, como el PCB con el que se ha intoxicado a poblaciones enteras.
En Argentina actualmente uno de sus productos más difundidos es el Roundup. La marca de glifosato fue lanzada en 1974, cuando aun aseguraba que era biodegradable y no contaminante del entorno. Esa aseveración en sus envases le valió dos condenas por publicidad engañosa. Lamentablemente tales resoluciones no llegaron a manos de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien el año pasado en el Council de las Américas dedicó un discurso a la alegría por las inversiones que Monsanto anunció en argentina y al bonito folleto de la multinacional que sí tenía entre manos.
Tal como plantea Robin en el documental, el Roundup genera alteración de procesos de división celular. De este modo, induce las primeras etapas que llevan al cáncer. «Se ocultó la toxicidad del Raundup para proteger el desarrollo de los transgénicos», apunta el video que, además cuenta con el testimonio de los principales actores políticos que participaron de la fraudulenta implementación en Estados Unidos, la cuna de Monsanto.
La soja resistente al Roundup, fue el primer producto transgénico aprobado en 1996. La periodista logró entrevistar entre otros al Ministro de Agricultura del entonces Presidente Clinton , Dan Glickman. «Deberíamos haber hecho más pruebas, pero las empresas agroindustriales no querían, porque habían hecho grandes inversiones para desarrollar esos productos. Como Ministro de Agricultura recibí muchas presiones para no ser demasiado exigente», denunció Glickman.
Cabe resaltar que la aplicación de OGM en Argentina, se realiza en mismo año en que se aprueba en EEUU, de la mano del Ministro de Agricultura menemista, Felipe Solá. En norteamérica la habilitación se da bajo el principio de equivalencia sustancial: las semillas transgénicas son sustancialmente iguales a las no genéticamente modificados.
Los engaños de Monsanto generaron y generan diversas enfermedades para quienes permanecen en contacto con sus productos y, además, la persecución y desplazamiento de los profesionales que alrededor del mundo se manifestaron acerca del riesgo de los transgénicos.
10 años después de su lanzamiento comercial la soja RR representa el 90% de la cultivada en EEUU. Y el 70% de los alimentos vendidos en los comercios americanos contiene transgénicos. El 70% de los transgénicos usados en el mudo son RR y el 30% restante ha sido modificado genéticamente para fabricar un insecticida denominado BT. Tal como plantea la investigadora francesa, en 10 años los cultivos transgénicos se extendieron entre 1996 – 2005 unas 100 millones de hectáreas en el mundo.
Actualmente la disputa de Monsanto es por la propiedad intelectual. Creado el OGM, creado el herbicida que mata todo menos al cultivo resistente, lo que resta es hacer que cada cosecha se pague por la autoría intelectual de ellas. El productor que recoge su semilla RR, no puede volver a plantarla sin pagarle otra vez a Monsanto. A la vez, luego de su aplicación en Argentina por ejemplo, los cultivos transgénicos fueron contaminando aquellas plantaciones que mantenían semillas naturales y empujando a los productores a hacerse de las transgénicas y a los gobiernos de aprobar su utilización para no perder el mercado en aquellos países donde es obligatorio etiquetar los transgénicos. Una estrategia redonda.
Pero la misma no se agota ni por asomo en la soja. Robin muestra cómo Monsanto ha ido ahorcando a los productores de algodón en India o a los cultivadores de maíz en México. Historias de contaminación y endeudamiento para pagar semillas que muchas veces no otorgan los resultados esperados, empujando a la desesperación a quienes de ello viven.
La movida local
La actividad Millones contra Monsanto tuvo su epicentro local en el Monumento a la Bandera. Allí, activistas de diversas organizaciones sociales, políticas y ambientales, se dieron cita para participar de la jornada mundial.
“Hay que cambiar el actual modelo agropecuario que avasalla los derechos humanos. En nuestras comidas diariamente tenemos transgénicos, no hay una ley de etiquetado. La soja, como otros productos se ha expandido notablemente avasallando otros cultivos orgánicos. Es tiempo de que los argentinos tomemos conciencia y le digamos No a Monsanto, no a los transgénicos y basta ya de fumigarnos porque nos están enfermando, nos están envenenando la vida”, planteó Adriana Arach, de Conciencia Solidaria.
Uno de los puntos de debate en lo que a lo nacional concierne son las metas del Plan Estratégico Agroalimentario (PEA) 2020, que se propone incrementar en un 50 – 60% la producción actual de granos para 2020. Dentro de esa mitad que se sume, el producto más venerado, es la soja.
“El argumento que ellos esgrimen es que quieren alimentar al mundo y cada vez tenemos más hambre. La soja no es un alimento, sino que es utilizada para alimentar animales. También se esta cultivando para los agrocombustibles, entonces eso no es paliar el hambre sino lo único que les interesa es hacer negocios millonarios. Son las multinacionales las que están gobernando el mundo, porque quien domine el alimento va a dominar el mundo”, denunció Arach.
La organización El Paraná no se Toca reúne a biólogos, docentes, abogados y personas que aman al río. También presentes en la movida del 25 de mayo, apuntaron que “hay mas de veintisiete terraplenes en las islas frente a Rosario. Lo que se hace es cerrar los cursos para tener ganadería y ahora la soja, todas actividades económicas. Presentamos acciones legales pidiéndole a la municipalidad especialmente que se ocupe de las tierras que posee en las islas”.
En dicho Council de las Américas, realizado en junio de 2012, la presidenta comentó que “somos sextos productores de maíz a nivel mundial pero segundos exportadores. Estaban muy contentos (los representantes de Monsanto) porque Argentina está a la vanguardia de eventos biotecnológicos”, y se alegró por estar al frente de la defensas de las patentes de semillas, que surge en parte por el financiamiento de empresarios norteamericanos a la investigación biotecnológica argentina.
“Se necesitan políticas de estado para cambiar el actual modelo. Estamos juntando firmas para decirle a Monsanto que se vaya de Argentina. Presentaremos una ley para impedir que no se fumigue a menos de 800mts de un poblado. También en materia fitosanitaria hemos presentado un proyecto para suspender la fumigación aérea Esta ley la hemos presentado dos años consecutivos porque no le dieron tratamiento. Haremos lo mismo en la provincia de Santa Fe ya que son muchísimos los problemas que afectan a la salud. También queremos una ley sobre los etiquetados de los transgénicos”, apuntó la referente de Conciencia Solidaria. Si hay algo que queda claro es que, donde Monsanto gana, las personas lo pierden todo. Incluso la vida. No hay de qué alegrarse.