Diversidades, río adentro
A partir del encuentro e intercambio con familias isleñas, la Red Delta del Paraná produce información desde las voces de sus pobladores, rescatando historias y saberes, en pos de la revalorización cultural y la protección de los humedales. Como sucede con familias campesinas e indígenas de todo el país, el avance de la frontera forestal y ganadera y de emprendimientos inmobiliarios viene modificando sus formas de vida y expulsándolos hacia los cordones de pobreza de las ciudades. enREDando conversó con referentes de la Red.
Por Vivi Benito
Ni el viejo ni el Boga hablaban nunca más de lo necesario. Aunque se entendían a las mil maravillas. Los dos se internaban al amanecer en aquella soledad verde y rumorosa que se contoneaba blandamente a cada ráfaga de viento. Cada uno se abría camino por su lado, con los pies metidos en el agua. A veces el agua pasaba de las rodillas, pero ellos parecían insensibles a todo eso. Detrás de la barrera verde, hacia el río abierto, oían el murmullo del agua rodando incansable sobre el banco. El alarido lejano y lastimero de algún carau (…)”.
El viejo y el Boga, personajes entrañables de la novela Sudeste, del brillante escritor desaparecido Haroldo Conti, llevaban una vida solitaria y silenciosa en el delta bonaerense, la zona más poblada del delta del Paraná, el cual tiene una extensión de 17.500 km², una longitud de 320 km e incluye también parte de las provincias de Entre Ríos y de Santa Fe.
Sobre esa inmensa extensión transcurren sus días, hermanadas al movimiento del río y la naturaleza, internadas río adentro, miles de familias dedicadas principalmente a la pesca, a la producción agropecuaria en pequeña escala y al trabajo con el mimbre. Comunidades que en las últimas décadas vienen siendo expulsadas por el avance a gran escala de la frontera forestal, ganadera y de emprendimientos inmobiliarios.
En diálogo con enREDando Alejandro Meitin grafica la situación: “En el Delta bonaerense en la década del 50 había alrededor de 45 mil familias viviendo y trabajando allí, hoy en día son unas 5 mil. Justamente esas personas que tienen un conocimiento profundísimo sobre el manejo de los humedales fueron expulsadas por los monocultivos forestales, por la introducción del ganado.
Lo mismo pasó en el Delta entrerriano, había mucha más gente de la que hoy. Las políticas económicas en esos territorios han sido altamente expulsivas, después estas personas terminan formando los cordones de pobreza de las grandes ciudades. Pero eso está pasando en todo el país, la expulsión de los pobladores de sus ámbitos rurales”.
Meitin es referente de Ala Plástica, una de las cinco organizaciones nucleadas en la Red Delta del Paraná, cuyo norte es la valorización y protección ecológica y cultural de los humedales. Desde la interdisciplina trabajan en contacto directo con los pobladores isleños, en el marco de procesos de largo plazo.
“Tratamos de cohesionar, a partir del diálogo y la comunicación, la voz de las comunidades y de ser un poco catalizadores de estrategias dialógicas como para generar visiones puntuales acerca de cómo es el lugar, cómo se percibe y desde allí, cómo podemos generar también políticas públicas de transformación”, nos cuenta.
La Red Delta del Paraná fue creada en 2009, actualmente la integran el Centro Ecologista Renacer (Villa Constitución), la fundación Óga (San Nicolás), la fundación M’Biguá (Paraná), Taller Ecologista (Rosario) y Ala Plástica (La Plata), organizaciones que a su vez forma parte de la Alianza Sistema de Humedales Paraguay – Paraná.
Entre los principales problemas del delta, destacan: el avance de emprendimientos inmobiliarios (urbanizaciones cerradas); de grandes explotaciones forestales y ganaderas; y la acción del Estado a través de megaobras de infraestructura, como el puente Zárate Brazo Largo o el puente Rosario Victoria, que modificaron el curso de las aguas y la dinámica de toda el área de los humedales.
La construcción de barrios privados, principalmente en el delta bonaerense, desde hace unos años avanza sin control. Un caso emblemático es el de Colony Park.
“De pronto vino una empresa, fue expulsando a los pobladores –con la violencia, comprando tierras, quemando las casas- y empezó a transformar el entorno de una manera radical, cambió cursos de agua, elevó la cota de inundación. Nunca se presentó el estudio de impacto ambiental, ni se realizó una audiencia pública, como lo establecen las leyes ambientales”, recuerda Laura Prol, integrante de Taller Ecologista.
A partir de la resistencia de la población y el acompañamiento de diversas organizaciones sociales, finalmente se realizó la audiencia pública, de la que participaron más de 300 personas y el rechazo fue rotundo. Lograron frenar el proyecto y hasta poner en debate la posibilidad de prohibir los barrios privados en la zona.
Oficina itinerante
A través de la “oficina itinerante”, un dispositivo de comunicación montado sobre una mesa desplegable, con rueditas, los integrantes de la Red recorren caminos y parajes río adentro, llevando, recogiendo y proyectando información. Generando discusiones y presentaciones sobre las diversas problemáticas de la zona.
La oficina está forrada en mimbre, tiene un gran mapa de todo el Delta, una computadora, parlantes, un proyector e impresora. En estos años han recopilado y distribuido literatura, estudios científicos, académicos; y realizado documentales e informes sobre el estado de los humedales y condiciones de vida de los pobladores. (Ver CD interactivo sobre el delta entrerriano)
En 2011 la oficina estuvo en el delta entrerriano, en la zona de Las Cuevas, ubicada a 40 km de Victoria: “Ahí trabajamos con hermanas de un colegio de Monjas, con ellas recorrimos el lugar. Es un paraje que está en la costa y la gente vive en la isla, más adentro. No es mucha la población, históricamente se dedicaban a la caza y la pesca para los mercados externos. La actividad va variando. También dependen de la demanda de trabajadores rurales –ganadería- en las islas. Tienden a la migración interna, a moverse de la ribera a las islas”, explica Laura Prol.
En 2010 recorrieron el delta bonaerense junto a compañeros de la cooperativa Los Mimbreros, de Tigre. “Produjimos una serie de entrevistas, más de 32, a partir de varios viajes, recorridos de días, quedándonos en los lugares, produciendo cartografía, información muy puntual desde la voz de los mismos pobladores, en cuanto a sus deseos, utopías y posibilidades de transformación”, dice Alejandro, dándole una dimensión antropológica, poética y política al proyecto.
“Lo que nos preguntamos siempre es quién diseña un territorio y para quiénes, creemos que la voz de las comunidades es fundamental y debe ser consultada y tenida en cuenta. Cuando se toman decisiones se lo hace entre gobiernos y empresarios, entonces es muy difícil dialogar en estos términos, así la comunidad no tiene posibilidades de llegar a un diálogo fructífero de cómo se puede superar esta realidad, entonces es complicado. El desafío que nos queda es propiciar más espacios de diálogo, seguir presionando, seguir generando espacios de resistencia”, opina Alejandro, mientras la oficina sigue rodando.
Contactos:
www.facebook.com/groups/oficinaitinerante/
www.reddeltadelparana.org.ar/index.htm