Pedriatría rural en el Impenetrable
Caminan detrás de una utopía. Desde que se subieron al colectivo sanitario que ellos mismos acondicionaron, llevan miles de kilómetros de recorrido y de asistencia en salud. Trabajan en comunidades aisladas, allí donde el Estado suele llegar tarde. En 2006 se instalaron en el corazón del Impenetrable chaqueño, donde están construyendo la Casa de Pediatría Rural “Don Laureano”, un espacio de alojamiento, asistencia, investigación y emprendimientos productivos. En paralelo, aún esperan que el Estado se haga cargo de los sueldos de los médicos comprometidos en el proyecto.
Por Vivi Benito
Hace casi diez años, a partir de una utopía se puso en marcha un viejo colectivo, que con el trabajo de muchos logró transformarse en colectivo sanitario. Quienes lo manejaban -médicos, docentes y estudiantes de la facultad de Medicina (UNR)- tenían un norte claro: darle un sentido humanitario a la profesión.
Desde el oeste rosarino fueron detrás de una utopía, mejor dicho, detrás de un derecho humano que parece una utopía: el acceso igualitario a la salud.
Mediante un proyecto interdisciplinario buscaron llegar con asistencia y prevención pediátrica gratuita a esos lugares que casi no se ven el mapa.
Primero trabajaron en barrios empobrecidos de Rosario, luego en Cabín 9 (Pérez) y con familias que viven en las islas, frente al ancho Paraná. Más tarde llegaron a la puna jujeña, a comunidades wichis de Formosa y al monte chaqueño y santiagueño. Hasta que en 2006 eligieron trabajar de lleno en el Impenetrable chaqueño, las malas condiciones socio-económicas, la pobreza, la endemia del Chagas, el aislamiento y la falta de accesibilidad al sistema de salud fueron determinantes para esta elección.
Organizados con un sistema de pasantías y voluntariado fueron llegando a comunidades rurales empobrecidas, cansadas del chantaje político. A cientos de familias campesinas sin 4×4 ni ostentación sojera.
“En el Impenetrable hicimos base en un pueblito llamado El Espinillo y empezamos a trabajar en el Puesto Sanitario, siempre en forma complementaria con el sistema de salud de la provincia. Con la visión de insertarnos, de estudiar mucho la zona, la gente, las costumbres. Desde un principio hacemos el seguimiento en salud de los casos todos los meses, es muy difícil de hacer en un lugar como éste donde no hay nada”, nos cuenta Gustavo Farrugia, pediatra y docente, recién llegado del Chaco.
Pasaron seis años de la primera entrevista que enREDando mantuviera con la organización que atravesó diferentes etapas, procesos y crisis. Desde sus inicios, más de 200 personas participaron voluntariamente en La Higuera con la intención de aportar a un proyecto que prioriza la atención gratuita en salud y el fortalecimiento de los vínculos.
“En el Impenetrable empezamos trabajando con 5 mil habitantes y ahora abarcamos 25 mil, entre El Espinillo y Miraflores. Tenemos 3500 historias clínicas de chicos seguidas, continuadas. La gente ya nos conoce, no hay pediatras en todo el Impenetrable”, continúa Farrugia.
Mientras charlamos acompañados por el mate amargo, pienso en esas 3500 historias de vida abrazadas por el grupo. En los viajes, la pasión, el compromiso colectivo. En la presencia siempre a medias del Estado. Pienso en las grandes redes de solidaridad alrededor de este proyecto que es autónomo. La principal fuente de ingreso de La Higuera es el aporte de los socios, a su vez cuentan con el apoyo de empresas e instituciones y con la colaboración de artistas como Baglietto, Ismael Serrano, Eduardo Galeano, Gastón Pauls, entre otros.
“En estos lugares se trabaja más con Pediatría Social, es fundamental la prevención, promoción, trabajar en las escuelas, ir casa por casa, abordar la enfermedad del Chagas. Hace años que hacemos diagnósticos de Chagas, la gente nos confió los brazos de los pibes, al día de hoy tenemos 3500 análisis hechos y metidos en el Sistema (de salud estatal)”, relata Gustavo.
Además de la cuestión sociosanitaria, otro de los problemas importantes de la región son los recursos profesionales.
“Al tipo que se recibe en una gran ciudad ¿cómo haces para meterlo adentro del monte?, en lugares a los que te cuesta llegar, donde te cuesta entender, que te rechazan, que lleva tiempo generar el vínculo. Eso hay que entenderlo, a veces somos vistos como los gringos que algo les van a sacar, es toda una historia que nos llevó mucho tiempo”, analiza Farrugia. Y agrega que el gobierno de Chaco convoca seguido a cargos para médicos de Planta, pero sin embargo nadie se presenta, entre otras cosas, por lo que representa el lugar. “Es inviable, tenés que seducir a la persona. Una de las formas es ésta la Casa (que están construyendo), tenés que sentirte cómodo para quedarte, sino no aguantás”.
Casa de Pediatría Rural
“Don Laureano” decidieron llamar a la Casa de Pediatría Rural que están construyendo en el paraje “Las Hacheras”, ubicado a 45 km del municipio de Miraflores y a 400 km de Resistencia, la única forma de llegar hasta allí es mediante caminos rurales de tierra. En este momento están trabajando en la terminación edilicia y equipamiento, luego colocarán los cerámicos, revoques internos, sanitarios y pintura externa e interna.
Hacer pie en este lugar representa toda una nueva dinámica de trabajo, no es lo mismo ir y venir mensualmente desde Rosario, que proyectarse de lleno monte adentro, cada profesional con su historia individual y familiar. Es toda una decisión de vida que al grupo le llevó largos debates y discusiones, hasta que se decidieron a profundizar el trabajo de «Pediatría Ambulatoria Itinerante para Comunidades Rurales y Aisladas”, teniendo como base esta Casa de la Pediatría.
“Todo esto implica otra dinámica de trabajo. Somos un equipo, cada uno tiene sus trabajos en Rosario. Nuestra idea es formar un centro y una escuela en Pediatría Rural, abordamos al pibe integralmente, más allá de una fiebre o la tos. A su vez queremos diagramar algunos emprendimientos productivos, desarrollar un Centro Nutricional, un Centro de Desarrollo, una Radio, ya tenemos la antena. Cuesta, más aún sabiendo que la cuestión de salud tiene que venir desde una gestión política, como una política de Estado”, relata Gustavo, mientras le pone agua al mate.
Convenios con el Estado
Desde hace unos meses la organización también trabaja en la gestión política, tanto con la Universidad Nacional de Rosario (UNR), como con el Ministerio de Salud de la Nación, para lograr la firma de un convenio definitivo donde su proyecto “Pediatría Ambulatoria Itinerante para Comunidades Rurales y Aisladas” se transforme en una política de Estado. En el marco de las obligaciones que le corresponden al Estado en pos de garantizar el derecho a la salud, esperan que se haga cargo de los sueldos de los médicos comprometidos en el proyecto.
“Lo único que queremos del Estado (nacional) es que de igual forma que pasa con las escuelas privadas, cubra los cargos. Queremos un cargo digno de 160 horas mensuales (120 para el trabajo asistencial y 40 destinadas al trabajo académico y de investigación) y que la Universidad nos nombre. Nosotros mantenemos el lugar, el servicio, seducir a pediatras para que se queden en el lugar. Con la idea de poderlo replicar en cualquier otro lado”, detalla el pediatra con preocupación, cansado de los “tiempos políticos” y esperando que el Estado pueda ponerse a la altura de las circunstancias en este tema fundamental.
Gustavo deja el mate sobre la mesa y abre la revista a todo color que edita La Higuera, entusiasmado me muestra las fotos del trabajo en Las Hacheras: “Cuando hablamos de una Casa es un lugar de atención, donde vas a la escuela y donde a su vez se convive. La idea es mantener un espíritu de docencia viva para los que están estudiando. Es una forma de darles alegría y entusiasmo, de mostrarle al tipo recién recibido de que no todo está muerto, que no todo es guita, no todo es BMW o lucrar con la Obra Social para irte con 4 amantes al Caribe. Es salir de esa lógica, para que empiecen a ver otra cosa”. En este sentido, con las autoridades de UNR están gestionando la posibilidad de insertar la Práctica de Pediatría Rural dentro del circuito formal de Residencias, para darle más fuerza institucional al trabajo.
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