LA VINCHA

TEXTO  NACHO CAGLIERO FOTOS: FER DER MEGUERDITCHIAN

En el comedor La Vincha, el olor a salsa se empieza a sentir a eso de las 9 de la mañana. Una hora antes se picaron cebollas, y se hizo una bola gigante de masa que después se estirará para rellenar 20 planchas de pizza que luego irán al horno. María Ángeles, la coordinadora del lugar, estima que de ahí saldrán unas 150 porciones.

“Lleva mucho trabajo y tiempo pensar todos los días qué vamos a cocinar, qué merienda vamos a hacer. Son horas de estar parada, se cocina para mucha gente”

Para llegar al lugar hay que agarrar Avellaneda y darle hacia la zona sudoeste. Luego, a pie, meterse por una vía de ferrocarril, cruzar un puente, y el camino desembocará en el comedor que da ingreso al barrio que da nombre al comedor. Desde el Movimiento de Trabajadores Excluidos acompañan, asisten y forman parte del grupo que ronda las 16 personas que se encargan de cocinar para quienes los necesitan, que son muchos y cada vez más.

Para preparar el almuerzo arrancan a las 8 de la mañana, aunque desde las 10 lxs niñxs van a acercando los tupper o las ollas para pasar a retirarlos cerca del mediodía. Cuando preparan merienda o cena, desde las dos de la tarde comienzan con los preparativos. Muchas horas de trabajo que hoy no tienen un reconocimiento económico para las cocineras y ayudantes.

Creció mucho la cantidad de gente que viene, pero igual les damos a todos. Algo que nos falta siempre es carne o pollo, pero cuando no tenemos nos la arreglamos como ahora”