En Villa Gobernador Gálvez se creó recientemente la Comisión Permanente por la Memoria, los Derechos Humanos y Sociales. De carácter multisectorial, el trabajo y las acciones militantes conjugan pasado, presente y futuro. La causa judicial que investiga posibles enterramientos clandestinos en la Quinta de los Comandantes, testigos que reconocieron el lugar y avances en materia de memoria, verdad y justicia en una ciudad hecha de heridas y resistencias.
´Aquí funcionó un centro clandestino de detención´. La frase de color blanco, todavía fresca, está pintada sobre el asfalto. En Villa gobernador Gálvez, un grupo de personas organizadas deja estampada la señalización de manera indisoluble. El método del escrache es una práctica histórica de los organismos y movimientos de derechos humanos. La Justicia Federal ya reconoció que en la Quinta de los Comandantes, ubicada en Ayacucho y Circunvalación, funcionó un Centro Clandestino de Detención durante la última dictadura cívico militar. Pero hasta que llegue la señalización formal como sitio de memoria -está en trámite el pedido a la Secretaría de Derechos Humanos de Nación- la organización popular será la encargada de señalar. Y lo hará las veces que sean necesarias. Al menos así lo vienen demostrando.
– Nos hemos dado la tarea de volver a señalizar el predio. Como primera actividad fuimos a clavar un cartel. Nos lo robaron. Fuimos e hicimos un segundo cartel. Le pusimos una base de hormigón, un compañero fue con una máquina que hace pozos, lo clavamos con todo. Y tampoco estaba más-, dice Florencia.
– Se llevaron los carteles. Se ve que les molestaba-, suma Estela.
Estela Paiz y Florencia Delnegro comparten familia y militancia. Sentadas en la mesa, la tía y la sobrina se pasan el mate y la voz. Con una vida en común y un acumulado de anécdotas, experiencias y complicidades, integran junto a una treintena de personas la Comisión Permanente por la Memoria, los Derechos Humanos y Sociales, organización recientemente creada en Villa gobernador Gálvez. En la mesa también está sentado Adrián Orellana, otro integrante de la Comisión.
´La Quinta de los Comandantes´, predio dependiente del Segundo Cuerpo de Ejército, está bordeada por Ayacucho, el arroyo Saladillo y la colectora del Parque Regional en la esquina del ingreso a Villa Gobernador Gálvez. Era el lugar de reunión que tuvieron durante el terrorismo de Estado los generales Ramón Díaz Bessone y Leopoldo Fortunato Galtieri. Ahí se juntaban con empresarios, dirigentes políticos, sindicales y autoridades eclesiásticas de la zona de Rosario. Pero en ese lugar también pasaron otras cosas. La acción de los carteles arrancados es sintomática. Es un indicio: a algunas personas les molesta que haya otras personas escarbando en los intersticios de la historia.
– ¿Conocés algo del tema que estamos tomando desde esta Comisión?- pregunta Estela a modo de invitación.
– La Quinta era la casa de fin de semana del Jefe del Segundo Cuerpo del Ejército. Ahí estuvo Galtieri-, apunta Adrián.
– Funcionó una especie de sede social de los milicos: había asados, reuniones, etcétera-, introduce Florencia, y esa última palabra sirve como advertencia: esta nota se trata de esos etcéteras.
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Es un día de 1984 y Estela Paiz está sentada delante de la virgencita, en un banco de la plaza que está frente a la municipalidad de VGG. A su lado está su hermana, madre de Florencia, y un hombre que tiene algo para decir. Las hermanas escuchan atentamente. El hombre, empleado municipal de Villa Gobernador Gálvez que trabajó durante la dictadura, cuenta sobre las veces que en el predio de la Quinta de los Comandantes usaban la máquina retroexcavadora para enterrar bultos envueltos con bolsas plásticas negras que llegaban desde Rosario. El hombre, que no se atrevió a declarar ante la justicia, afirma que había un cuaderno donde llevaban el registro de los momentos en que usaban la retroexcavadora en el predio. En ese momento, antes del año ochenta, el ejecutivo local estaba al mando de un teniente coronel. En ese momento, cuentan que era una práctica habitual que el IMUSA (Instituto Municipal de Sanidad Animal) sacrificara a los perros callejeros, que en principio terminaban enterrados en esas bolsas.
– Traían a los perros de Rosario muertos en bolsas negras. Venían en camionetas y le pedían las máquinas a la municipalidad para excavar y enterrarlos. Yo los vi-, aclara Estela. Por ese entonces, recompone Adrián, la Circunvalación no era como se la conoce hoy: “Era una sola calle que cruzaba Ayacucho donde todavía no estaba el puente. Era un ingreso obligado a la ciudad. Tengo el recuerdo de tener cinco años e ir con mi papá en un vehículo y que nos pare el control militar. Los milicos metieron la punta del arma por la ventanilla y nos pidieron documentos”.
“Llevaban para enterrar a los supuestos perros”, dice Florencia reservándose el beneficio de la duda. “Se enterraban con un gran movimiento de tierras y máquinas, lo cual nos empieza a hacer ruido”. Florencia explica que en este caso la causa fue avanzando al revés que muchas otras: empezó con la denuncia por los posibles enterramientos y posteriormente se abrió hacia el centro clandestino de detención y tortura. “En Villa Gobernador Gálvez siempre se habló de que ahí había cuerpos enterrados. Tratamos de conseguir los testimonios que le dieran cuerpo a esa denuncia. Tenemos la reconstrucción de los testimonios del pueblo de Villa gobernador Gálvez que habla de los enterramientos clandestinos”.
La Quinta lindaba con otro predio que albergaba al Regimiento 11 y que con los años se fue dividiendo en lotes más pequeños. Adrián Orellana, que fue concejal desde 2007 hasta 2011, fue autor de una ordenanza que estableció la prohibición para ceder la explotación de la tierra a privados. Explica que de todo el Parque Regional, Villa Gobernador Gálvez tiene casi un ochenta por ciento pero que el municipio recién empezó a explotar su parte cuando se produjeron las transferencias de los terrenos a los gobiernos municipales. Hace muy poco, la superficie de la reserva ecológica fue declarada como área natural protegida. El sector donde funcionaba la Quinta de los Comandantes depende del Ministerio de Defensa de Nación y hay algunas instalaciones técnicas localizadas en ese lugar que pertenecen a ARSAT. “El Ministerio de Defensa ordena que los predios de estas características que dependen de Nación sean investigados para saber qué pasó allí. Por eso se investiga Campo San Pedro y Villa Gobernador Gálvez”.
El detonante
Dicen que jugando en la altura la pelota no dobla. También se podría afirmar que jugando en la llanura la pelota no se hunde, al menos nadie esperaría algo semejante. Pero aquel día, a mediados de 2020, la pelota rodó hasta hundirse. Y fue un llamado de atención. Algo no estaba bien. Dieron el aviso y se prendieron las alarmas.
Al lado del club General Paz hay otro club donde los fines de semana se juntan a jugar partidos de fútbol de manera amateur. La situación fue más o menos así: en el medio del partido alguien pateó la pelota que terminó hundida como en una jugada de golf. En la tierra se había producido un agujero, como una cueva, y ese pelotazo fue el detonante. Florencia cuenta que en su momento el club hizo la denuncia a la Municipalidad que a su vez hizo la denuncia formal. Ahí comenzó el sumario investigativo por enterramiento. Ese hundimiento más otros que hubo motivaron a que se produzcan en la Quinta de los Comandantes los vuelos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) para detectar irregularidades en el suelo. “Son como unos drones con escaners que usa el EAAF para detectar determinadas variaciones del suelo”. Florencia pone el ejemplo de las tapas de hormigón que se usaban en algunos casos para ocultar los enterramientos. “Todo el mundo lo sabía, a nadie le sorprende. Los compañeros sospechaban que los perros enterrados no eran de cuatro patas sino de dos. Se decía como un chiste local, cosas del folclor”. A partir del gran hundimiento en el club la Justicia aceleró los pasos de la investigación.
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Oscar Medina fue un delegado metalúrgico de la empresa Filippini, que en un principio militaba en el Partido Demócrata Progresista (PDP) y que después se vinculó a las organizaciones del Partido Revolucionario del Pueblo (PRT). El terrorismo de Estado lo secuestró cuando estaba en su casa de Villa Diego en octubre de 1976 y actualmente continúa desaparecido. Su madre, Elisa, fue integrante de Madres de Plaza 25 de Mayo y en abril de 1977 fundó junto a otras personas la ´Asociación Civil Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas y Gremiales´. Muchos miembros de esta familia estuvieron detenidos. El Chinche Medina, uno de los hermanos de Oscar, tenía diecisiete años cuando fue detenido en 1975, convirtiéndose en la persona más joven en estar a disposición del Poder Ejecutivo hasta que en 1984 recuperó la libertad. El Chinche es uno de los impulsores de la flamante Comisión.
La acción de los carteles arrancados es sintomática. Es un indicio: a algunas personas les molesta que haya otras personas escarbando en los intersticios de la historia
La familia Medina es muy activa. “Es el motor de la búsqueda de Oscar y de un montón de movimientos que se arman acá en Gálvez”, cuenta Florencia. Sobre la Avenida Soldado Aguirre hay un Centro Cultural que lleva el nombre de Oscar. “Yo tenía mucha relación con los Medina. Los conozco desde que éramos chicos”, recuerda Estela, quien colaboraba con las Madres y con el Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos.
Todos los 20 de octubre se realiza un acto de memoria en homenaje a Oscar que organizan sus familiares junto a organizaciones de derechos humanos, sindicales, políticas y sociales. Este año el acto se hizo en el predio de la Quinta de los Comandantes. Previo a ese aniversario comenzaron a organizarse como Comisión Permanente por la Memoria, los Derechos Humanos y Sociales. “Arrancamos en torno a la organización de actividades puntuales que siempre se han llevado adelante en Villa Gobernador Gálvez”, dice Florencia. “Es una Comisión que tiene mucho amor porque nos conocemos hace muchos años. Nos hemos encontrado en sucesivas situaciones. Cuando le ponemos Comisión Permanente por la Memoria, Derechos Humanos y Sociales, en realidad apuntamos a darle mayor orgánica a algo que ya hacemos”.
Además de darle continuidad a la militancia durante todo el año, la Comisión se constituyó en base a la investigación formal y a la declaración que hizo la Justicia Federal sobre el funcionamiento del Centro Clandestino de Detención nombrado en el sumario como la Quinta de los Comandantes.
La Comisión es multisectorial: está integrada por maestros, docentes jubilados, albañiles, militantes del Movimiento Evita, del nuevo espacio político que integra Carlos Del Frade, compañeras del movimiento de mujeres, integrantes del Centro Cultural Medina. Florencia continúa la lista heteróclita: “Adrián es del Partido Socialista, en la Comisión también está Hilda Bonardi de Toschi que es familiar del compañero fusilado en Trelew”. Florencia destaca la presencia de herreros en la organización. “Importantísimo tener un herrero, el día que querés clavar un cartel es fundamental un compañero que se dedique a esa tarea”. Entre risas, Estela agrega: “Y que tenga las herramientas y las máquinas”.
Todos los 24 de marzo en Villa Gobernador Gálvez organizan por la mañana una marcha local desde la plaza de la Madre hasta la plaza de la Memoria. Este año la temática del 24 de marzo fueron los posibles enterramientos. “Si nos juntamos para organizar el 24 de marzo, por qué no continuar con ese trabajo conjunto”, propone Adrián.
Haber estado ahí
Desde que comenzaron a funcionar como Comisión han tenido respuestas favorables en los distintos ámbitos en los que se presentaron: Intendencia, Concejo Deliberante, Justicia Federal. “El fiscal nos atendió y nos dio un informe donde figuran las medidas que se fueron tomando”. La investigación está a cargo del fiscal Adolfo Villate y el juez de la causa es Marcelo Bailaque. El expediente es el Nº FRO 14120/2020 ´SIRIO. AV. ENTERRAMIENTOS CLANDESTINOS, QUINTA DE LOS COMANDANTES S/HOMICIDIO AGRAVADO FUERZAS DE SEGURIDAD (ART.80 INC.9) LESA HUMANIDAD´. Al Equipo de Antropología Forense le pidieron una prospección geofísica en el lugar donde se detectó el hundimiento y le solicitaron al Ministerio de Defensa información satelital y gráfica sobre la evolución del predio a lo largo de los años.
La causa fue avanzando al revés que muchas otras: empezó con la denuncia por los posibles enterramientos y posteriormente se abrió hacia el centro clandestino de detención y tortura
“Está el expediente, está el sumario”, dice Estela. Si bien ya se están haciendo excavaciones, a partir de que en Villa Constitución –donde se están haciendo las mismas medidas del EEAF (volar, mirar, tomar muestras de suelo, hacer excavaciones)- recientemente aparecieron algunos elementos, tiene prioridad respecto de Villa Gobernador Gálvez.
Otra de las líneas investigativas tiene que ver con la indagación sobre empleados municipales que hayan trabajado en la época en cuestión. Florencia explica que hasta ahora hay dos testimonios sobre el centro clandestino. En agosto de 2020, la ex presa política Graciela Esperanza Villareal fue la primera testigo que reconoció la Quinta de los Comandantes como el lugar donde permaneció detenida en 1976. La otra persona que había testimoniado en diciembre del año pasado y que en septiembre de este año reconoció el lugar, es Desiderio Meza. Recompone Florencia: “Es una persona que vino de otra provincia. Había dado testimonio en las causas años antes y había dicho que estuvo detenido en un lugar al sur de Rosario. Luego cuando la Justicia Federal tomó la causa y empezó a buscar testigos, lo convocaron. Vino y antes de entrar al lugar dijo ´sí, por acá pasamos, allá había un parrillero, detrás de ese lugar van a encontrar tal y tal cosa´”. Desiderio Meza dijo que junto con él hubo catorce personas más en este centro clandestino. La flamante Comisión está buscando quiénes eran esas catorce personas cuya mayoría pertenecía al gremio de la carne´.
Al igual que los Medina, la familia Paiz siempre estuvo vinculada a la participación política. Con el retorno de la democracia, Estela fue candidata a intendenta por el Movimiento Al Socialismo. A la distancia, dice irónicamente: “Éramos como doce, pero Jesús empezó con doce así que dentro de dos mil años hablamos”. Nacida y criada en Villa Gobernador Gálvez, Estela vivió un tiempo en Rosario, pero volvió a su ciudad natal en 1978 después de que la dictadura desapareció a su compañero. Acá siguió viviendo y militando las causas justas hasta que en 2010, ya jubilada de su labor docente, se fue a instalar en Jujuy.
– ¿Te acordás que habías dado un testimonio? ¿Estás dispuesta a reiterarlo?- Estela reconoció del otro lado de la línea telefónica la voz de Lea Medina, otra de las hermanas de Oscar.
– Sí-, respondió sin dudarlo. Era fin del 2020, estaba a mil doscientos kilómetros y sin posibilidad de viajar en medio de una pandemia mundial. El fiscal Villate la llamó y dio testimonio por videoconferencia. Dice que no sabe cómo salió porque lloró todo el tiempo. “Conté lo mismo que te cuento ahora. Que había visto las camionetas con las bolsas de plástico negras como las vio medio mundo. Yo creía que hasta lo hacían como una provocación”.
De castigos y resistencias
Una cortada de Villa Diego que está cerca de los frigoríficos Litoral y Paladini lleva el nombre de Oscar Medina. Adrián cree que Villa Gobernador es la primera ciudad en donde una calle lleva el nombre de un desaparecido. También nombra la existencia del pasaje Derechos Humanos ubicado en el barrio La Esperanza. “Es una ciudad que tiene lucha”, resume.
– Villa Gobernador Gálvez ha sido una ciudad muy castigada a lo largo de los años y el miedo caló muy profundo. Por eso la importancia de esta Comisión-. La frase de Florencia es continuada por Estela: “Con la Comisión empezamos a publicar cosas. ¿Quién sabe algo? ¿Quién tiene un familiar?”. Estela recuerda que de todas las inundaciones que sufrieron en la ciudad, la más importante fue la de 1985. En su casa tuvo un metro y medio de agua. Lógicamente no pudo conservar ningún papel, registro, documento, archivo. Supone que lo mismo pasó en la Municipalidad. “¿Dónde está el cuaderno donde firmaban que se llevaban las máquinas? Imposible”.
Frente al castigo, la resistencia. Dice Florencia: “La ciudad tiene una tradición de levantarse cuando hay algún quilombo. Hemos hecho pequeños actos de resistencia a lo largo de nuestra historia”. En la enumeración, entre otros procesos, menciona la movida contra la Cooperativa de luz a partir de los tarifazos y la organización de ´No a las vías´. “Querían hacer un viaducto por arriba de Gálvez, iban a sacar las vías de Rosario para traer todo acá. Hicimos un quilombo terrible, nunca se habían juntado tantos vecinos”. Adrián suma al recuerdo: “Iba a entrar un tren cada cinco minutos a Villa Gobernador Gálvez y el viaducto iba a cortar toda la ciudad”. Finalmente, el proyecto no pudo realizarse porque la resistencia ciudadana logró torcer el brazo.
Estela rebobina para traer a la mesa algo sucedido en 1993: “En esta ciudad tuvimos siete suicidios juveniles, todas chicas, en veinte días. Hicimos el Foro de los jóvenes y juntamos doscientas personas en el Club Sportivo”. Florencia también recuerda la respuesta que hubo en la comunidad y la participación específica que tuvieron los profesionales de salud mental.
Aquel día, a mediados de 2020, la pelota rodó hasta hundirse. Y fue un llamado de atención. Algo no estaba bien. Dieron el aviso y se prendieron las alarmas.
La intención que motoriza a la Comisión Permanente por la Memoria, los DDHH y Social, no sólo tiene que ver con participar activamente en torno a los temas de lesa humanidad, sino también con organizarse y proponer respuestas orgánicas frente a los atropellos que viven cotidianamente en la ciudad. “Comisión por la memoria, porque Villa Gobernador Gálvez tiene una historia de lucha no solo en torno a la cuestión específica de lesa humanidad sino frente a toda injusticia que hemos vivido como pueblo y que ha sido muchísima. El flagelo del narcotráfico, por ejemplo, nos arrebata pibes todos los días”.
En el relato toma real dimensión la frase ´por los derechos humanos de ayer y de hoy´. “Hablamos de derechos humanos y de derechos sociales para poder tomar cuestiones como el acceso a la salud que también para Villa Gobernador Gálvez ha sido negado”. La explicación de Florencia tiene que ver, entre otras cosas, con que en la ciudad no hay maternidad. “Tenemos un hospital que está prendido fuego con trabajadores adentro. La población no tiene atención de segundo nivel de salud, los días pasan, y son como heridas…muchas heridas”.
Desde la Comisión vienen impulsando el tratamiento de un proyecto de ordenanza que contemple la generación de un espacio de inclusión laboral en la Municipalidad para hijos e hijas de compañeros detenidos desaparecidos y nietos recuperados de la ciudad. Evidentemente son múltiples los frentes sobre los cuales están avanzando. El pasado 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, desde la Comisión organizaron un panel debate en la Casa de la Cultura de VGG con miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense, Matilde Bruera y Carlos Del Frade, para hacer visible “lo que está pasando en la ciudad”.
– Duelen los treinta mil-, dice Estela. Y Florencia agrega: “Duelen también las muchas cosas de las que hoy cuesta hablar. Todavía cuesta la solidaridad, el lazo humano”. La comisión de trabajo está camino a conformarse como persona jurídica. Es una apuesta a seguir consolidando el espacio multisectorial. Cuando Florencia caracteriza la conformación, dice que son toda gente común. “Gente de laburo que busca la gimnasia para también poder hacer esto. Somos los mismos que habitamos la ciudad, que vivimos las injusticias en nuestras familias y que pensamos hacer algo para mejorar algo”. Adrián se refiere a los caminos recorridos y a las intersecciones que se van generando en el hacer. “Todos nos cruzamos. Estela estuvo en un centro comunitario en el que participó mi mamá y mi papá. Tenemos más o menos las mismas inquietudes y nos vamos cruzando”.
Estela, próxima a cumplir ochenta años, dice que probablemente sea la mayor de toda la comisión. Su energía pareciera indicar lo contrario. Asegura que el 2022 fue un año de decisión y acción. A Estela le cuesta encontrar las palabras para describir lo que tienen en común los integrantes de la multisectorial. Hasta que de repente, juntando ambos dedos pulgares e índices para formar un círculo sobre el estómago, dice: “Tenemos un buraco así aquí adentro que todavía no cierra”. Para Florencia, la gran respuesta que ya activó en la sociedad el trabajo de la Comisión, es un indicador:
– Evidentemente había una necesidad muy grande de que esto sucediera-.