Relatoría 6
En esta relatoría conversamos con los compañeros de la organización TUCMA que ya realizaron su primer despliegue de red en la localidad de Santa Ana.
Un nuevo pedacito de internet libre ya es un hecho en Tucumán. Allí, y gracias al trabajo que se viene desarrollando desde hace cinco meses en el Semillero de Redes Comunitarias, el Grupo TUCMA pudo desplegar su primera red de internet comunitaria en la localidad de Santa Ana, departamento Río Chico de la provincia de Tucumán. Llegar a esta instancia requirió, ante todo, ser parte junto a otras 14 organizaciones de todo el país, de los talleres virtuales que desde el mes de mayo desarrolla AlterMundi en el marco del Semillero “Abrazando el Roberto Arias” y también, de aquel encuentro presencial en Villa del Parque -provincia de Córdoba- donde colectivamente llevaron a cabo la instalación de 4 nodos de la red libre que desplegó Semillas del Sur. Este proceso de aprendizaje compartido va cosechando nuevos espacios comunitarios de internet en distintos puntos del país y la emoción es enorme.
“Poder desplegar nuestra primera red fue todo un desafío” nos cuenta Fabio, integrante de TUCMA, a pocos días de la jornada de trabajo que realizaron en Santa Ana. Y explica cuál fue la principal motivación para lograr la conectividad tan deseada: “Lo que en verdad nos alentó más a seguir fue el encuentro presencial en Villa Ciudad Parque Córdoba, vimos que montar una red no estaba lejos de nuestros alcances. Poder hacerlo en nuestra comunidad aplicando todo lo adquirido desde lo técnico, junto al acompañamiento de AlterMundi, pudimos lograrlo. La verdad es una enorme satisfacción ver que estamos usando internet de nuestra propia red”.
Tres nodos quedaron instalados, conectados y correctamente configurados: uno de ellos es el nodo Los Álamos, un barrio popular en donde viven cerca de ochenta familias, el segundo está ubicado en el barrio donde se encuentra la unidad básica de TUCMA y en la que diariamente concentran sus múltiples actividades y el tercer nodo quedó conectado en el barrio Santa Rita “sobre una plaza de esa Colonia con más de 200 familias” aclara Fabio.
Participar de los encuentros teóricos del Semillero les permitió adquirir conocimientos fundamentales a la hora de diseñar el despliegue como, por ejemplo, la manera en cómo se elabora un croquis de montaje o reconocer las posibles dificultades que puede presentar el terreno. “Hay elevaciones arboladas muy grandes y coposas que nos llevó a replantearnos la ubicación varias veces y esto es lo que nos dejó mayor experiencia. Habíamos elaborado un croquis del posible montaje y cuando comenzamos a subir a los techos vimos que debíamos realizar algunos cambios”, comenta Fabio. Nahuel es otro de los integrantes de TUCMA y también comparte cómo fue la proyección del despligue de la red. “En un principio realizamos un análisis de los lugares donde pretendiamos realizar el despliegue a través de mapas digitales, en los cuáles a su vez medimos las distancias entre ellos, luego, nos desplazamos por estos analizando si era posible poner en marcha lo que teníamos en mente, ahi observamos las dificultades nombradas anteriormente por lo que tuvimos que realizar un nuevo croquis”.
Con la elaboración de un nuevo croquis, TUCMA avanzó hacia la instalación de su red de internet el pasado 12 de septiembre. Hasta allí llego Fabricio Puzio quien además de ser parte del equipo de AlterMundi, integra la organización Comunidad Trabajo y Organización (CTO) en el Valle de Traslasierra, una de las primeras comunidades en instalar su Red Comunitaria de Internet hace tres años atrás. Con amplia trayectoria en la ruralidad y en el desarrollo de redes comunitarias, Fabricio fue uno de los compañeros que acompañó a TUCMA en su despliegue. “Es una organización que tiene muchísimos espacios productivos y ser parte de los talleres yhaber estado en el encuentro presencial de Córdoba hizo que los compañeros que integran la organización no tuvieran demasiadas dificultades. Ellos tenían en claro adónde iban los nodos, cómo era la alineación, a quiénes iban a conectar en cada uno de esos lugares, osea que la parte de planificación y ejecución del despliegue pudieron realizarla ellos mismos. Se armaron equipos y se logró montar los 3 nodos rápidamente”. Hubo algunas mínimas dificultades que básicamente tuvieron que ver con la configuración de los equipos. “Colocar contraseñas que después se olvidan o nombres difíciles de recordar. Pero son apenas detalles que se aprenden en el hacer”, dice Fabricio orgulloso del trabajo realizado en Tucumán.
La ruralidad conectada
TUCMA es una organización social, política y productiva que nace en el año 2014. Desde el 2019 es parte del Movimiento Nacional Campesino Indígena y de la rama agraria de la UTEP. Su alcance es cada vez más extenso: cuenta con un desarrollo territorial que va desde Rumi Punco, el primer pueblo ingresando desde el sur de Tucumán por la ruta N38, hasta Amaicha Del Valle, ubicada en la zona de los valles, al norte de la provincia, conectando a 23 localidades a lo largo del sector oeste de la provincia.
“Dentro de la organización contamos con una variedad de áreas, producción y comercialización, turismo, género y diversidades, medio ambiente, formación, desarrollo territorial, administrativa, legal, construcción y desarrollo tecnológico” explica Fabio. El programa Huerta a la Mesa forma parte de los proyectos de producción y comercialización que impulsan mediante la confección y distribución de bolsones de verduras y frutas de producción local: familias campesinas y pequeños productores de distintas localidades. “La compra permite que puedan vender su producción a un buen precio, mejorando las condiciones del mercado. Con la producción, distribución y comercialización, contribuimos a la construcción de una soberanía alimentaria”.
TUCMA cuenta con herramientas para el desarrollo y fortalecimiento territorial como son los distintos proyectos cooperativos vinculados a la construcción, comercialización y logística, alfarería y telecomunicaciones. Uno de los principales objetivos es fomentar “la vuelta al campo”, sostienen sus integrantes. Para promoverlo buscan mejorar las condiciones de vida de las familias campesinas y el crecimiento en los territorios rurales. “Esto va a ser posible a través de acciones colectivas. Y de poder acceder a derechos básicos como lo es la educación, salud, vivienda, poder producir en nuestras tierras, comercializar justamente, acceder a conectividad e información y los canales que esto posibilita para poder comercializar nuestros propios productos” dice Nahuel. Es por ello que además del trabajo y de tareas vinculadas a la economía popular y la agricultura familiar, desde TUCMA también alientan la capacitación en tecnología: diseño e impresión en 3D, robótica, programación y desde el año pasado, la formación de algunos de sus integrantes en redes de internet comunitarias de la mano de AlterMundi. “En este 2022 ya integramos el Semillero con el objetivo de conocer estas tecnologías y poder traerla a nuestro territorio y mediante varios meses de capacitación virtual, presencial y mucho empeño pudimos concretar nuestro objetivo de apropiarnos de este conocimiento”, nos dice Fabio quien viajó a Córdoba para conocer y vivenciar la experiencia de un montaje junto a otras diez organizaciones que integran el semillero.
Luego de esa instancia de aprendizaje colectivo, el primer desafío de TUCMA está cumplido: en tres barrios de Santa Ana ya hay un LibreRouter encendido, brindando conectividad a las familias y a la propia sede de la organización. La necesidad es vital: “en nuestra ciudad existen comunidades en donde muchas familias no pueden acceder a internet, ya sea porque el servicio no llega hasta esos lugares o porque no pueden pagar el costo del servicio, poder brindarles lugares donde internet sea gratuito es muy importante ya que les permitirá a muchos niños y adolescentes poder realizar tareas escolares, obtener información, poder realizar cursos para capacitarse” aporta Nahuel.
¿Qué potencia internet en las organizaciones rurales?
La lucha por la soberanía alimentaria y la soberanía tecnológica encuentran muchos puntos en común y la presencia de varias organizaciones con anclaje rural participando del Semillero de Redes Comunitarias así lo demuestra. La necesidad de conectividad existente en estos territorios es evidente pero también, el enorme interés que tienen las organizaciones de poder apropiarse de una tecnología que amplía y potencia derechos. Fabricio Puzio es claro cuando destaca que las redes mesh son una herramienta muy accesible para las organizaciones rurales. “Los nodos se adaptan fácilmente a las distintas formas en que se organizan las comunidades. Además, no solo es una tecnología apropiable, también es una tecnología abierta lo que permite estar pensando en trabajos colaborativos”.
En uno de los artículos compilados en el libro “Argentina en internet”, Fabricio y Nicolás Echaniz analizan las vinculaciones entre ambas luchas: “El agronegocio concentrado, el oligopolio de la cadena de la producción de alimentos, el modelo de agroquímicos, fumigaciones y tecnología privativa de las semillas; expulsa y desaloja familias, pequeños productores y campesinos a lo largo y ancho del país, condenando a las grandes mayorías a pagar los precios que su avara rentabilidad mande, por alimentos llenos de agroquímicos que no generan empleo”. A su vez, sostienen que “la monocultura dominante en Internet, el monopolio de las grandes empresas de telecomunicaciones y de contenidos, es un modelo que nos excluye y nos impone sentidos únicos, contaminados, que se complementan con las constantes campañas mediáticas de los grandes medios (propiedad de los mismos grupos económicos) en el campo y en la ciudad”.
Muchas de las organizaciones rurales que participan del Semillero comparten una misma problemática: la falta de acceso a internet o los altos costos que deben pagar para contar con un servicio totalmente privativo. Pero también, todas y cada una de estas comunidades vienen dando cuenta de los diversos proyectos que podrían concretar o fortalecer al poder contar con un acceso libre y comunitario a internet. Ese es el principal desafío: garantizar un derecho que es esencial. En TUCMA lo dejan en claro: “aspiramos a futuro poder llegar a todas las localidades garantizándole a los nuestros contar con el acceso a internet, donde hoy le es negado por falta de inversión por las grandes prestadores de estos servicios, donde los nuestros, nuestros productores viven, producen, comercializan, se educan, se informan y cubren sus necesidades básicas que este servicio le posibilita”.
En CTO en Traslasierra, la instalación de una red de internet libre posibilitó, por ejemplo, tecnificar ciertos procesos productivos, mejorando las condiciones y los tiempos de trabajo de sus integrantes. “Las compañeras de esos parajes pueden compartir con un humilde teléfono qué producción de huevos tienen y las de comercialización ofrecerlos en un grupo de WhatsApp. Ahora pueden pensar en desarrollar un portal de ventas propio o sumarse a alguno existente que no sea el monopólico Mercado Libre. Con una mínima inversión de diez dólares adquirieron una pequeña placa con wifi incluido, que controla sensores de temperatura y humedad. Esa placa, colocada en una incubadora, envía a través de la red comunitaria los datos de temperatura y humedad a un servidor y un bot de Telegram envía alarmas a un teléfono cuando esos datos se salen de los parámetros establecidos. Este pequeño ejemplo ilustra las infinitas posibilidades que abre el encuentro entre la construcción popular organizada y las redes comunitarias de Internet” cuenta Fabricio.
Multiplicar estas experiencias expandiendo el nacimiento de nuevas redes comunitarias de internet es un objetivo a corto, mediano y largo plazo. A eso apunta la formación en el Semillero y la postulación al programa nacional Roberto Arias. “Las familias que se ven obligadas a pagar absurdos planes prepagos para tener servicios paupérrimos, hoy deciden subirse a sus techos, enlazar sus casas y construir su pedacito de Internet, ya no como ciudadanos digitales de segunda categoría. Y hoy en la Argentina, pueden hacerlo con el apoyo del Estado a través de los programas del ENACOM para redes comunitarias” aportan desde AlterMundi. El acceso a internet abre infinitos y potenciales mundos para la comercialización y producción de las comunidades rurales. “El acceso a internet nos permite manejar cuestiones de comercialización y de logística cotidianas como el stock de todo lo que produce cada organización, en distintos parajes donde antes no había comunicación, y eso te cambia la dinámica de comercialización, la capacidad de stockeo. Te permite la posibilidad de centralizar ventas, portales digitales. Se abre un mundo potencialmente que está buenísimo para encarar. Incorporar tecnología que mejoren las condiciones de trabajo y la productividad en zonas rurales como las nuestras es muy importante”.
Para los integrantes de TUCMA “Soberanía Tecnológica y Soberanía Alimentaria van de la mano. Poder generar o garantizar a nuestros productores contar con este servicio le abre nuevas puertas a nuevos mercados, creando espacios de venta virtuales donde poder vender a un precio más justo para quien produce y para quien consume. Es poder acceder a la información y comunicación con sus familiares. Cuando planteamos desde nuestra organización la vuelta al campo, es esto: generar las condiciones para que los nuestros tengan acceso a salud, educación, comunicación, producir y comercializar sus productos. Que vivir y permanecer en el campo sea cada vez más una elección de vida”.