Allí donde supo haber áboles y almácigos, se alza una extraordinaria carpa de circo. En ese patio ubicado en Centeno al 1700 desde hace veintidún años brotan expresiones artísticas. La murga y el teatro callejero agitan sus voces por la transformación social. Allí, en el barrio Domingo Matheu, se consolida un espacio que privilegia los vínculos, el trabajo en red y la alegría.
Gogui tiene 78 años y una juventud que conmueve. Basta con dejarse tocar por la chispa de sus ojos.
Sus manos inquietas y pasos cortos, constantes, parecen desafiar el inefable paso del tiempo. Mueve los dedos y algo transforma, sus plantas lo saben. Quienes probaron las empanadas que hace en el buffet de La Grieta, también.
En los pocos metros que le quedaron de patio tiene un arbolito céntrico, menta, burrito -para el mate- y entre otras, una planta llena de puntitos rosas, «esa es la paleta de pintor», señala. «Antes, ahí donde está el galpón había almácigos, una linda quinta teníamos. También un sauce y un paraíso. Los patios entre los vecinos estaban comunicados, nos separaba un alambrado, o nada. Por la calle pasaban el heladero o el lechero y entraban nomás a charlar con nosotros?, comenta, recuerda, como poniéndole frenos al olvido, ese que tantas veces taja historias e identidades.
Hoy, en lo que fue su amplio patio se alza una carpa de circo, un galpón cultural levantado colectivamente hace más de cinco años. Antes, en el 89, por primera vez allí se estrenaba una obra de teatro callejero.
Desde entonces los vecinos no dejaron de participar y de disfrutar de una variedad de propuestas culturales. Y con los años La Grieta se sigue consolidando como un espacio abierto a la expresión, de la mano de un grupo de artistas que trabaja desde el arte como herramienta transformadora.
Gogui hace teatro y clown, también música. Aprendió a tocar el piano hace unos meses: «Quería darle una sorpresa a mi hijo para el día de su cumpleaños». Su hijo, el flaco Jorge Palermo, quedó mudo aquella noche cuando de pronto ella tocó Imagina, de John Lennon, sobre el escenario de La Grieta. Las anécdotas siguen… cada una realza aún más su juventud.
¿En qué anda hoy La Grieta?
En diálogo con enREDando, Jorge Palermo, artista popular, titiritero de alma y de profesión, uno de los creadores de esta casa cultural con paredes de lona multicolor, dice que el trabajo de agrietar el mundo con huellas de hormigas es lento, «es eso lo que hacemos, vamos sin apuros».
El flaco enmarca el momento actual de La Grieta dentro de una etapa de rearmado de los equipos de trabajo, con el desafío de hacerlos más estables, afirma que siguen priorizando el trabajo en red. «Junto con eso tratamos de pensar y de pensarnos en este mundo, vivimos todos juntos en esta es una ensalada fantasmagórica?, señala, parafraseando a un personaje de una obra teatral.
«En los últimos años han cambiado algunas cosas, ha cambiado el mundo, la sociedad. Nosotros seguimos buscando la manera de llegar al barrio con las herramientas del arte, desde lo social, lo comunitario. También hay cosas que han crecido, otras han tenido que quedarse esperando por falta de presupuesto?, explica Jorge, acompañando las palabras con el mate.
La autonomía es una de las banderas iniciales del proyecto. Eligen trabajar sin condicionamientos, sabiendo que el camino, que los procesos de transformación son quizás más lentos, pero que tal decisión los fortalece y reafirma en sus convicciones.
«Acá nunca hubo plata. Ha habido y hay colaboradores, pero nos pasaba que muchas veces no se sostenían los espacios. Entonces ahora tratamos de garantizar que se sostengan, para eso hay que asegurar a quien venga un mínimo pago. Es un tema que no le ocurre solo a La Grieta, lo tenemos que ir aprendiendo, acá no hay recetas, queremos seguir siendo independientes y sabemos bien que eso limita», analiza el flaco.
Entre las experiencias de trabajo comunitario más fuertes, el artista recuerda el proyecto de alfabetización Aprender a ser pájaros: «Trabajábamos con el taller móvil, íbamos al basural de acá atrás, donde jugaban los chicos, hacíamos muñecos con la basura y ahí dábamos la alfabetización. A partir de que los chicos empezaron a ir a la escuela, allá fuimos a hacer apoyo. Funcionó muy bien esto de la alfabetización a través de la expresión artística» relata. Pero la falta de recursos económicos los llevó a frenar el trabajo.
Actualmente, en la carpa funcionan los talleres de teatro, tango y telas, además, sigue sonando la murga del Bajo Fondo. También, los sábados de noviembre a las 21.30, se presentan varias obras en el marco del Segundo Ciclo de Teatro Independiente, con entradas populares. El próximo sábado 20 se estrena «Pianta… Dos por cuatro».
Por otro lado, el colectivo de artistas ya empezó a delinear lo que ser? la fiesta de carnaval 2011, un multitudinario encuentro que sucede en la calle, recuperándola como espacio público abierto a las expresiones del sentir popular. Todos los a?os, los carnavales son preparados minuciosamente junto a decenas de vecinos y grupos de artistas de Rosario y localidades cercanas, que por propia iniciativa se acercan a compartir esta fiesta.
Arte y Transformación Social
El hacer y reflexionar «con otros» permanentemente los lleva a juntarse e intercambiar experiencias con diferentes grupos de compañeros que andan por el mismo camino. En esta línea, acaban de participar de las Sextas Jornadas de Arte y Transformación Social, realizadas a fines de octubre en diferentes salas y centros culturales de la ciudad.
En 2003 La Grieta fue miembro fundador en Rosario de la red Latinoamericana de Arte y Transformación Social, a traves de la cual vienen compartiendo experiencias con organizaciones de nuestro país, Latinoamérica y otras partes del mundo. En Rosario, también se sumaron a la Red la radio comunitaria Aire Libre y Asociación Civil Chicos.
«Hace dos a?os que las jornadas se empezaron a abrir y las hacemos en otros lugares del barrio primero, y en la ciudad después. Se abrió el campo, se incorporó ATIR, que es la asociación de salas de teatro independientes?, nos cuenta Jorge, con gesto de satisfacción por el crecimiento y amplitud de las mismas.
Como dato distintivo, en estas jornadas se trabajó en relación al proyecto Puntos de Cultura, una experiencia que está desarrollándose en Brasil y que el colectivo de artistas considera una herramienta importante para darle empuje a sus proyectos de arte con perspectiva social.
Puntos de Cultura apunta principalmente a promover la transversalidad de la gestión ante el poder público y la comunidad, garantizando apoyo técnico, legal y financiero por parte de los Estados, así como conectar a las distintas experiencias de promoción cultural del territorio. Sobre este tema seguirán trabajando a nivel nacional, y con otras organizaciones de la ciudad.