Compartimos algunas impresiones, lecturas y propuestas que elaboramos conjuntamente Causa y Efecto, Marea Popular y el Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional.
Entre el “capitalismo serio” y la vuelta al pasado
Si bien aún falta mucho para las presidenciales del 2015, las distintas fuerzas políticas aspiran a aprovechar las próximas elecciones para quedar posicionadas de la mejor manera ante la discusión que se abre: qué tipo de gobierno sucederá al segundo mandato de Cristina Fernández. Tras el 54% de las elecciones de 2011, el kirchnerismo buscará refrendar nuevamente en las urnas su hegemonía política. A la incertidumbre e irresolución del problema de la sucesión, se suma un trasfondo de relativo pero creciente descontento social. Descontento que va más allá de la ofensiva mediática de las corporaciones antiK.
Lo cierto es que desde la óptica de las condiciones de vida de las mayorías sociales la inflación golpea cada vez más fuerte los bolsillos de un pueblo trabajador que en el último año vio disminuida su capacidad de consumo básico; mientras sigue sufriendo la precariedad laboral, un transporte público destruido por los negociados, un injusto y regresivo sistema tributario, la carencia de vivienda digna para proyectar un futuro. Las muertes y los daños producidos por las inundaciones en provincia de Buenos Aires volvieron a poner en evidencia la existencia de una enorme desigualdad en nuestro país.
Asimismo, la tan mentada “profundización del modelo” se sustenta en un proyecto de país de matriz neodesarrollista que consolida un modelo económico altamente concentrado, con saqueo y contaminación de los recursos naturales. A lo que se suma el pago de la deuda externa, sin mediar ningún tipo de investigación sobre la legitimidad de la misma, tal como hiciera Ecuador.
En el asesinato de Mariano Ferreyra, luchando contra la precarización laboral, en la violencia permanente hacia el pueblo Qom, que persiste en la defensa del territorio, o en la Ley Antiterrorista y el denominado Proyecto X, se evidencian los límites estructurales que presenta una política de derechos humanos que ha dado importantes pasos en la memoria, verdad y justicia sobre el genocidio de la dictadura, pero que pierde consistencia cuando se la interpela desde la multiplicidad de derechos humanos vulnerados hoy y por la continuidad del aparato represivo estatal.
Esta caracterización general del modelo, no implica desconocer que el kirchnerismo ha tomado algunas medidas significativas para los sectores populares, como la Asignación Universal por Hijo, la Ley de Comunicación Audiovisual, la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género, la estatización parcial de YPF, la estatización de los fondos de las AFJP, entre otras. Y que con gran iniciativa política, a partir de ellas el Gobierno logró un importante sustento de legitimidad social, en tanto son conquistas fundamentales e irrenunciables de años de lucha de todo el pueblo argentino, antes y después del 2001, y que por lo tanto defendimos y defenderemos.
Del lado de enfrente, el revoltijo de variantes claramente derechistas como el PRO, el Peronismo “disidente” y el radicalismo, o progre-oportunistas como el FAP y Proyecto Sur (+ Carrió), por citar algunas, sólo logran diferenciarse del oficialismo por derecha y criticando las políticas progresivas. Aunque no logran cuajar ni programas, ni alianzas ni alternativas electorales, lo más recalcitrante de la oligarquía y el sector de los grandes grupos económicos que se distanció del gobierno los ubica como portavoces de sus intereses y presiona para que se unan electoralmente. La convocatoria a la movilización del 18 de abril da cuenta de que los sectores políticos allí nucleados han asumido una prédica reaccionaria como forma de enfrentar al kirchnerismo, atacando las conquistas logradas en estos años y siendo indiferentes hacia las enormes deudas sociales y políticas que nos aquejan.
Unamirada al escenario local
Con base casi excluyente en la producción primarizada, concentrada y extranjerizada de soja, y con las mismas deudas sociales que a nivel nacional, muestran cartas de presentación propias ya que tanto la provincia de Santa Fe como la ciudad de Rosario son gobernadas por el pseudo-progresismo del Partido Socialista y su variopinta alianza con la UCR, la Coalición Cívica y el cuasimacrista PDP.
Hay un elemento central para pensar la realidad local: la altísima impunidad y connivencia entre bandas narcos, complicidad policial e institucional. Los casos de los militantes Jere, Mono, Patom y César Oviedo, del Movimiento 26 de Junio, y de Mercedes Delgado de la Comunidad Parroquial de San Cayetano del Barrio Ludueña, son sólo los más resonantes de los cientos de jóvenes que son muertos diariamente en los barrios más postergados por la violencia narco-policial. Resulta evidente que en determinadas zonas se consolida un actor temible como el narcotráfico, imbricado con la clase política, judicial y la policía, que pone en riesgo permanente a la juventud y que es un enemigo frontal y directo de toda forma de organización popular en el territorio, y contra lo que el gobierno del Frente Progresista Cívico y Social poco o nada ha hecho en este tiempo.
Desde la vereda opositora, el kirchnerismo local acusa al gobierno provincial de “narcosocialista”, con un cinismo sin límites que pretende anular más de veinte años de gobiernos peronistas en SantaFe, así como desconocer su actual peso en los gobiernos locales en la mayor parte del territorio y en la (In)Justicia Provincial. A esto se suma un elenco que cuenta en sus filas a figuras vinculadas con el peor pasado conservador, neoliberal y represivo en nuestra provincia, como el actual Presidente de la Cámara de Diputados de Santa Fe Luis Rubeo o el Intendente de Villa Gobernador Gálvez, Pedro González. Recién conmemorados los 10 años de las inundaciones en la ciudad de Santa Fe, todavía impunes, así como los asesinatos de diciembre del 2001 y el de la militante de AMMAR Sandra Cabrera, nada de progresivo o nacional y popular se divisa en ese armado opositor a nivel provincial.
Y si de nada progresivo hablamos, no está de más mencionar el intento del principal exponente de la nueva derecha argentina, el PRO, con su carga de neoliberalismo vergonzante y discurso despolitizado, de consolidarse como alternativa en la provincia tras la popular figura del cómico Del Sel. Para los movimientos populares la vuelta al peor pasado no es un chiste, y con contundencia seguiremos construyendo y disputando para que no crezcan opciones antipopulares y conservadoras.
Por una alternativa desde abajo y a la izquierda
En medio de esta polarización no se visibiliza una alternativa popular, democrática y de izquierda que se oponga al “capitalismo serio” kirchnerista recuperando los elementos progresistas y populares de sus políticas y discursos. Una alternativa que pueda organizar la bronca por las enormes deudas sociales de este “modelo” para que no sean capitalizadas por los defensores del pasado neoliberal. Una alternativa que combata la concentración económica y el saqueo, y sus desigualdades e injusticias, que se posicione claramente del lado de los intereses populares y que busque ubicarse como una referencia política masiva para millones de argentinas y argentinos.
En las construcciones de poder popular que florecen en los barrios, las universidades, los espacios de trabajo, las fábricas recuperadas, los movimientos de mujeres y de la diversidad sexual, las asambleas populares que luchan contra el saqueo de la tierra y la destrucció nde formas de vida campesinas e indígenas, se ha delineado en los últimos años un espacio político de izquierda, popular y democrático novedoso, autodenominado “izquierda independiente”.
Una izquierda independiente hija de la rebelión del 2001; que sostiene los principios de la igualdad, la autonomía y la organización popular; independiente de los intereses económicos corporativos; que construye desde el trabajo de base cotidiano y privilegia las formas democráticas de decisión colectiva. Una izquierda que se extiende por todo el país y que busca retomar lo mejor de las experiencias emancipatorias del pasado, mirando atentamente y referenciando el proceso de la Revolución Bolivariana y la enorme experiencia de la Revolución Cubana, entre tantas otras.
Creemos, humildemente, que están dadas las condiciones para que esta nueva izquierda dé en su conjunto un salto político hacia una herramienta política común con una clara vocación de poder y transformación de la realidad cotidiana. Desde esta vocación, asumimos que laizquierda independiente tiene condiciones para constituirse en un actor de peso para plantar una alternativa nacional a la izquierda del kirchnerismo.
¿Y en Rosario qué?
Desde Causa y Efecto, Marea Popular y el Frente Popular Darío Santillán-Corriente Nacional convocamos a la unidad de todos los movimientos sociales y populares que nos sintamos parte de la nueva izquierda independiente, para que profundicemos nuestra articulación y comencemos a construir un proyecto de ciudad alternativo al existente. Estamos convencidxs de que ninguna experiencia particular por sí sola puede ser suficiente para este desafío.
En este camino, consideramos necesario que las expresiones político-electorales genuinamente populares y ubicadas consecuentemente a la izquierda del Frente Progresista y el kirchnerismo apelen a la mayor vocación de unidad en pos de privilegiar una efectiva y real construcción a favor de los sectores populares y de la ciudad que necesitamos.
Para esto nos parece necesario que el espacio social y político que se sintió y se siente expresado en la candidatura del periodista Carlos del Frade, ejemplo de compromiso, honestidad y coherencia, y en la concejalía de Alberto Cortés; así como la novedosa primer experiencia electoral del Frente para la Ciudad Futura; unamos esfuerzos desde hoy en la construcción de una perspectiva política común. Que siente las bases, con paciencia pero a paso firme, para ese nuevo proyecto de ciudad que necesitamos y, en ese sentido, para las batallas electorales que se vienen, comenzando por la de este año.
Creemos firmemente que sólo con la unidad en la diversidad, pero también en la coherencia, de todas las experiencias de este espacio local emergente, puede erigirse una alternativa de los movimientos populares que logre pensar y proponer otro modelo de ciudad y de país, que tuerza el rumbo de este capitalismo serio, y plante con iniciativas concretas la construcción cotidiana del poder popular para una sociedad emancipada.
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