Tehuel de la Torre siempre estuvo oculto a simple vista, discutiendo los colores que la vida nos impone, yendo a contracorriente de todo aquello que la sociedad quiere que seamos desde que nacemos, combatiendo la heteronorma con la disidencia en sus palabras. Mientras el odio atacaba a su comunidad, él irradiaba alegría por su identidad. Alegría que contagia. Alegría que esparce en todos sus familiares y amigos. Un pibe que en todas las fotos salía con los dientes marcados, con una sonrisa dibujada, que era varón antes de su transición, que levantaba con orgullo su bandera y que lo seguimos buscando hoy, en el Día Internacional de la Visibilidad Transgénero. Un pibe que no pudo apagar las velas que flameaban en su vigésimo segundo cumpleaños, porque hacía dos semanas ya estaba desaparecido. Sus familiares siguen sin encontrarlo; no le pudieron regalar ningún abrazo desde el 11 de marzo, que fue la última vez que lo vieron.
Necesitamos terminar con tanta angustia, y que de una vez aparezca Tehuel.