En tiempos de pandemia, las comunidades educativas se vieron imposibilitadas a desarrollar con “normalidad” la vida cotidiana en la que las y los maestros construyen conocimiento desde la escuela con las y los niños y junto a sus familias. Y en ese contexto estuvieron las radios comunitarias con la tradición de construir desde la comunicación popular.
Por Félix García Colombi para Aire Libre
Son las radios comunitarias y populares las que rápidamente se pusieron al servicio del pueblo. En tiempos de pandemia, las comunidades educativas se vieron imposibilitadas a desarrollar con “normalidad” la vida cotidiana en la que las y los maestros construyen conocimiento desde la escuela con las y los niños y junto a sus familias. Y en ese contexto estuvieron las radios comunitarias con la tradición de construir desde la comunicación popular.
La FM 91.3 Aire Libre Radio Comunitaria desde el barrio Villa Urquiza, en la zona oeste de Rosario; la FM La Hormiga desde el sur de la ciudad, en el barrio de Tablada; la primer radio comunitaria de una comunidad indígena en la ciudad es la FM 94.5 radio Qadhuoqte (pueblo Qom), en Empalme Graneros, al noroeste de la ciudad; y la FM Poriahjú de Capitán Bermúdez, en el barrio Copello, son algunas de las tantas radios que se sumaron a la iniciativa.
Todas las radios comunitarias son gestionadas por sus comisiones, comunidades y sus trabajadores. Todas ellas tienen profundas raíces en sus barrios, en su relación con instituciones barriales y comunitarias. Todas tienen presencia permanente porque son parte del mismo entramado social que hoy permite que la Argentina siga conteniendo desde la solidaridad a los que andan descalzos en el frío, o con ruido en la panza porque no tienen nada para comer.
Desde hace más de veinte años se construyó en el movimiento de radios populares y comunitarias el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO), una red que hoy cuenta con cien radios asociadas en todo el país.
Las radios mencionadas forman parte de esta red y además de tener inserción en lo comunitario, contando lo que pasa con los vecinos y vecinas, construyen periodismo todos los días, donde en forma participativa con corresponsales en todo el país, producen el Informativo FARCO que emiten más de ciento veinte radios en todo el territorio nacional.
¿Por qué contar todo lo que explica la identidad de las radios comunitarias?
Quizás de esa manera se entienda por qué destinaron hasta la fecha más de mil horas a transmitir y producir contenidos educativos en tiempos de pandemia.
La pandemia trajo nuevos escenarios dentro de la labor docente: la falta de conectividad en muchos barrios; el no acceso a internet que hizo evidente el esfuerzo de las y los docentes para sostener la educación desde sus celulares; el trabajo incansable de los y las maestras para sostener el vínculo pedagógico con las comunidades educativas. Todo eso puso a la radio en un lugar protagónico, como medio participativo y accesible para multiplicar voces, sensaciones, palabras, experiencias y descubrimientos.
El 20 de marzo el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, convocó a una reunión virtual a referentes del sistema público de información como Radio Nacional y la TV Pública, junto a integrantes de redes de medios comunitarios. Ese día el presidente de FARCO, Pablo Antonini, en conjunto con los distintos integrantes de las radios comunitarias, se comprometieron a apoyar el programa “Seguimos Educando” propuesto desde el Gobierno nacional.
Desde el primer día, una a una las diversas radios comunitarias se fueron sumando a la emisión del programa destinado a difundir contenido educativo, modificando sus programaciones y abriendo canales de participación con las escuelas y sus comunidades.
No se hizo esperar el aluvión de mensajes, cuentos, adivinanzas, saludos. Incluso micros radiales editados y otros que necesitaron alguna ayuda para sonar mejor. Las voces de los niños y niñas ya habitaban las radios, pero esta vez fue especial: ante la imposibilidad de asistir a clases la radio sirvió para decirle a los docentes: “Seño te extraño, te quiero mucho”. Y de golpe, las y los que no hablaban en clases, hoy suenan en la radio.
La nota amerita un mayor desarrollo por las más de mil horas en que las radios comunitarias nos hicimos un poco escuela y las comunidades se hicieron radio. Pero seguimos estando presentes junto a las comunidades educativas produciendo contenidos y asumiendo el compromiso de la comunicación como un Derecho Humano, el acceso a internet como servicio esencial y el derecho fundamental a la educación. Y creemos que hay que seguir trabajando para que la radio siga estando.
Los medios comunitarios, cooperativos y autogestivos estamos peleando por un mayor reconocimiento y por el acceso a la pauta oficial. Y esa lucha se da mientras trabajamos día a día por sostener nuestros proyectos político comunicacionales que, no son ni más ni menos, que la razón de ser de nuestros medios, la necesidad de una comunicación en manos del pueblo.