Un grito colectivo, o miles en tantas gargantas apretadas. Miradas, cantos. El abrazo poderoso. El dolor transformado en potencia feminista. Una vez más, fue Paro Internacional y marcha feminista en el marco del 8 de marzo. El Monumento a la Bandera: una marea verde, intensa. La exigencia que estremece: basta de matarnos.
Fotos: Juliana Faggi
[dropcap]L[/dropcap]unes de calor agobiante, lunes de paro. Mujeres, niñes, ancianes, travestis, trans, no binaries, lesbianas, bisexuales, originarias, afros e indígenas se adueñaron de las calles rosarinas este 9 de marzo bajo reclamos muy claros y carteles que cada vez exigen con más bronca que paren los femicidios y travesticidios.
Más de 50.000 personas detuvieron el movimiento habitual de la ciudad en una marcha histórica. En agrupaciones feministas, con una pancarta en la mano o con un grito en la boca, todes tuvieron algo para decir.
Como en cada manifestación feminista, el ánimo del encuentro fue una combinación de la alegría de encontrarse marchando juntes en la calle y la angustia de verse reflejades en las fotografías de quienes ya no están para caminar con nosotres. Bronca mezclada con mucha energía y ganas de tirar el patriarcado fueron el combustible que mantuvo prendido el fuego del 8M estos últimos días de lucha.
Aerosol sobre el asfalto, pañuelos en alto, cantos en gargantas acaloradas, glitter pegado a cuerpos danzantes o solo miradas y una caminata incesante: nadie en esta marea se quedó callade.
“Feliz será el día que no falte ninguna”
Si cada 23 horas en Argentina muere una mujer en manos de la violencia machista, es más que clara la consigna principal que se llevó a las calles en la marcha del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. 70 -ayer se registró otro en Córdoba- son los femicidios que se registraron desde enero de 2020 hasta los primeros días de marzo en el país. 12 travesticidios. El reclamo feminista no solo recordó a las obreras que marcaron esta fecha en la historia, sino a todes les que faltan hoy porque el patriarcado les asesinó.
“Epidemia de femicidios, cuarentena al macho” se alzaba una pancarta en medio de la marea, “el machismo mata más que el coronavirus y todavía no declaran la emergencia” se leía un poco más lejos. Mientras la televisión nos cuenta de peligros invisibles, la calle habla de muertes tangibles. “Si mañana me toca a mí quiero ser la última” gritó más de une compañere.
“La deuda es con nosotras”
Rosario no fue la excepción de una consigna que este año recorrió las marchas de todo el país: “Paramos porque no vamos a ser nosotres quienes paguemos la deuda. Exigimos no al pago, fuera el FMI” se leyó en la proclama final de la comisión organizadora de la marcha.
En el contexto de crisis y ajuste de la Argentina recae sobre les oprimides el peso más fuerte de la economía. Pobres, endeudades y con un gobierno que no escucha el reclamo por la declaración de emergencia en violencia de género, en esta ocasión no solo se dejó en claro que no se pagará la deuda sino que también se exigió “la implementación de la inversión de presupuesto y las medidas necesarias para dar batalla a esta situación”.
“El espacio sindical es un espacio de lucha”
Antes de la marcha convocada para la tarde, durante el mediodía las mujeres sindicalistas se autoconvocaron en una sentada frente al Concejo Deliberante de Rosario para hacer escuchar el reclamo de les trabajadores feministas y dejar en claro que la feminización de los sindicatos es un hecho irreversible.
“Lo que es importante es feminizar la vida, no solo los sindicatos, todas las organizaciones. Debe existir igualdad entre hombres y mujeres, y se necesita de mucha solidaridad para lograrlo” señaló Silvana Cadahia, secretaria adjunta de SADOP (Sindicato Argentino de Docentes Privados). Yamile Baclini, secretaria adjunta del Sindicato Municipal explicó que “la importancia de las mujeres en el ámbito sindical y gremial es porque justamente se trata es un espacio de lucha. Es fundamental la voz tanto de hombres como de mujeres y por eso debemos estar en igualdad de derechos. Es lo que nos va a garantizar el día de mañana una construcción social pacífica”.
“Si no hay aborto legal qué quilombo que se va a armar”
“Paramos porque nos seguimos muriendo por abortos clandestinos” se exclamó en la proclama final del 9M, “exigimos la aprobación del proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito y el cumplimiento y la aplicación del Protocolo ILE. ¡No a la objeción de conciencia! Exigimos la implementación de la educación sexual integral, no biologicista, no binaria y laica en todos los niveles educativos y la aprobación de la ley de ESI provincial. ¡Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir!”.
“Exigimos la urgente separación de las Iglesias del Estado. Basta de subsidiarlas. ¡Estado laico ya!”. Frente a la Catedral vallada custodiada por la policía, los brazos con pañuelos verdes y naranjas se alzaron con euforia. Cantos dirigidos a quienes miraban a la marcha pasar como si fuera un desfile de fenómenos denunciaron la indiferencia: “Si no hay aborto legal qué quilombo que se va a armar”, “mujer, escucha, únete a la lucha”, “se sabía que a los violadores los cuida la policía”, fueron algunos de los gritos de quienes se despojaron del miedo de decir lo que piensan por posibles represalias, porque esta vez éramos manada. El Pañuelazo fue masivo: una inmensa marea verde inundó el Monumento a la Bandera.
“A mí también me gustan las mujeres y no las acoso”
“¡Pepa Gaitán, presente!” resonaron las voces quebradas de enojo a lo largo de toda la tarde. “Paramos porque no queremos más lesbicidios. Paramos contra los travesticidios y transfemicidios y porque la expectativa de vida de las personas trans se redujo a 32 años. Paramos porque queremos que dejen de invisibilizar los femicidios villeros” fue el reclamo unificado.
Pocas veces en la vida les integrantes del colectivo LGBTTIQ+ se sienten segures de caminar de la mano por la ciudad, de besarse, acariciarse, quererse. “Paramos contra las agresiones al colectivo LGBTTIQ+ promovidas desde los discursos de odio. Exigimos políticas públicas para el colectivo de la diversidad sexual y no binaries en trabajo, educación, salud, vivienda, acceso a la identidad de género y licencias laborales con perspectiva LGBTTIQ+”.
La proclama de este 8M en Rosario fue contundente: “Exigimos visibilización de las identidades no binarias. ¡Basta de patologizarnos! Exigimos la fabricación urgente del preservativo para vulvas, nuestro placer también es un derecho. Exigimos reparación material a travestis y trans que sufrimos violencia institucional. Paramos porque todo cuerpo es válido y tiene derecho al deseo y al respeto”.
“Mujer, no dejes que el hombre te achique la calle”
Durante la marcha no pasó desapercibida la presencia de varones cis hétero que participaron en el tercer bloque de la manifestación, compuesto por las agrupaciones de partidos políticos. Sostuvieron banderas, pancartas y se colgaron pañuelos verdes.
Si bien dentro de sus agrupaciones las mujeres parecían en conformidad con esa situación, muchas manifestantes mostraron su disconformidad con la presencia de los varones. “Nos tienen miedo porque no les tenemos miedo” fue el canto que resonó en el Monumento a la Bandera cuando la marcha culminó en un festival musical y la lectura de la proclama final. Varones sacándose fotos, dirigiendo grupos de manifestantes, dando órdenes a mujeres voceras de organizaciones sindicales. Nada de eso opaca un día histórico de lucha en el avance por los derechos de las mujeres, niñes, viejes, travestis, trans, no binaries, lesbianas, bisexuales, originarias, afros e indígenas.
El grito en las calles fue contundente en lo que fue el 4rto Paro Internacional y Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Bisexuales, Travestis, Trans, No Binaries, Afros, Originarias e Indígenas Mujeres. Una marcha que quedará en la memoria feminista, en los cuerpos, en la historia, en la lucha. Todo el dolor transformado en potencia.