Las declaraciones de Hermes Binner despertaron el repudio de las comunidades de Rosario quienes se reunieron en ATE para hacer oir su voz. Además, otros reclamos continúan vigentes.
Por Martín Stoianovich
Y un día, las disputas políticas mediáticas llevaron a que el ex gobernador Hermes Binner intentara explicar el porqué de la pobreza en Rosario, ciudad de la que fue intendente entre los años 1995 y 2003. Sus dichos lanzados en el programa radial conducido por el periodista Toti Passman en FM Delta fueron, cuanto menos, ofensivos y fue por esto tildado de xenófobo. La pobreza, según el presidente del Partido Socialista, se debe a la llegada a la ciudad por parte de ciudadanos de otras regiones del país y del continente.
Bolivianos, paraguayos, chaqueños y tobas en busca de comida y trabajo son, de repente, la causa de este flagelo. Así simplifica la cuestión quien en Argentina logró educarse como médico y ejercer diversos cargos políticos luego del libre arribo y afortunado desarrollo que lograron sus ancestros llegados desde Suiza.
Estas declaraciones, nacidas en el afán de Binner por responsabilizar al Gobierno Nacional de cuanta problemática se presente en el país, despertaron una serie de repudios en esta suerte de pasamanos de responsabilidades en la cual también caen otros partidos políticos que buscan engancharse en la disputa por un voto en tiempo de elecciones. Así, hasta el oficialismo nacional que apaña a Insfrán, o el PRO que luce a Macri y Del Sel, se ocuparon de señalar al apuntado de turno. Pero los repudios que no llenaron las páginas ni aparecieron en las pantallas de los grandes medios son los nacidos desde el ceno de los Pueblos Originarios en Rosario, que no tienen más fin que defender su dignidad y su derecho a la libre circulación por el territorio argentino.
Algunos días después de este hecho, un grupo de representantes de distintas comunidades originarias en Rosario, se reunió en la sede de ATE en una conferencia de prensa ausente para hacer oír su voz ante estos sucesos y, además, volver a insistir en diversos reclamos.
Ofelia Morales, de la comunidad Qom de Rosario, se resignó a comenzar la conferencia luego de un rato de espera ante la ausencia de los medios televisivos que habían prometido la cobertura. Sentada junto a otros compañeros en una mesa cubierta con una enorme Wiphala y decorada con diversas artesanías, la dirigente
Qom comenzó su discurso calmo y enfatizado a la vez.
“La pobreza actual que hay en el país, en Rosario o en cualquier parte, es la pobreza financiada y hay que erradicarla elaborando políticas públicas serias con la participación de los miembros de los pueblos para el desarrollo económico, cultural, político y social”, sostuvo Morales luego de criticar severamente los ya conocidos dichos de Binner.
En Rosario conviven aproximadamente 25 mil personas pertenecientes a las poblaciones originarias. “En la década del 80 llegaron numerosas familias que impactaron en esta sociedad europeizada que vino del otro lado del mar. Nosotros llegamos desde el norte argentino. Este es nuestro territorio ancestral. Se ha dividido en estados provinciales, pero nosotros somos los dueños de este territorio, del gran Chaco sudamericano”, explicó la dirigente sin disimular en ningún momento la angustia que inundaba su rostro. Cerca del ochenta por ciento de los Qom en Rosario son nacidos y criados en la ciudad, y según explica Morales esto da cuenta de que la mayor parte de esta población es joven.
Pero el grito de las comunidades lejos está de quedarse en la disconformidad respecto de las declaraciones de Binner. Regularización de tierras, restitución y titulación definitiva de territorios a comunidades indígenas, respeto a la dignidad de los Pueblos Originarios, efectiva aplicación del convenio 169 OIT y del Artículo 75, Inciso 17 de la Constitución Nacional e implementación de programas de salud y educación, integran hoy la larga lista de reclamos que esperan por ser cumplidos. “Que los gobiernos de Bolivia, Argentina y Paraguay detengan a las grandes corporaciones empresariales que producen la contaminación y el desastre ecológico”, concluyó la dirigente.
El discurso de Ofelia Morales terminó con una reflexión: “Si yo hablo en Qomlaqtaq (lengua Qom) nadie va a responder, pero algún día vamos a reclamar así y que no se asusten los políticos, porque somos los Qom, los Mocobíes, los Colla, los Mapuches, los Charrúas, los Guaraníes o los Tonocotés. Nosotros estamos presentes y no jugamos con nuestro futuro, nuestra existencia es sagrada”.
Bolivianos y paraguayos, víctimas de la pobreza y no culpables.
La Ley de Migraciones, que lleva el número 25.871, en su artículo 4 destaca: “El derecho a la migración es esencial e inalienable de la persona y la República Argentina lo garantiza sobre la base de los principios de igualdad y universalidad”. Extranjeros o no, pueden gozar del derecho de entrar o salir del país como así también ejercer el derecho a vivir en él legal y dignamente. Que estas necesidades no sean satisfechas no convierten al pobre en culpable de su condición. Son sino víctimas de los distintos procesos políticos, sociales y económicos que llevaron a que este flagelo se expanda en forma paralela a la acumulación de las riquezas económicas en pocas manos, nutriendo así la condición esencial del capitalismo.
Irene López, de la comunidad Colla de Rosario “Taky-Ongoy”, también hizo uso de la palabra en la conferencia brindada en ATE. Su relato se centró en la defensa de los inmigrantes de países limítrofes. “El hermano boliviano es muy sabio en la construcción. Hacen los trabajos de yesería que son muy cotizados, y los grandes empresarios lo saben y pagan miserablemente. La mano de obra de los hermanos en la huerta tienen gran conocimiento y eso los políticos no lo ven. Ven que somos pobres, porque ellos pagan poco, no pagan lo que merece un trabajo artesanal de un albañil o un huertero. Ellos usan los conocimientos de los originarios para enriquecerse”, señaló.
La mano de obra barata es, entonces, la principal herramienta que los empresarios locales visibilizan ante el fenómeno de la migración. Irene López remarca también que la población femenina suele ser víctima de la trata de personas: “Está todo disfrazado y nadie lo dice. Nuestras niñas y mujeres son engañadas para trabajar y después dicen que son pobres. Vienen a trabajar y las llevan a los prostíbulos”. La denuncia se convierte inmediatamente en un interrogante con inminente respuesta: “¿El servicio se lo ofrecen a los pobres? No, ahí va gente de los gobiernos, gente importante y eso nadie lo dice”.
El reclamo de la dirigente Colla se situó además en las políticas dirigidas al trabajo, la salud y la tierra. Por otro lado denunció a Monsanto y sus consecuencias sobre la población, para luego finalizar arremetiendo: “Estamos en contra del capitalismo, por eso decimos ‘Nuestra Pacha o muerte’”.