La productora audiovisual rosarina Hipólita Films, conformada totalmente por mujeres, terminó este año el rodaje de “Quién Pudiera”. Una historia que se estrenará en el 2019, en formato serie web sobre identidades disidentes, mujeres jóvenes y feministas, la noche gay rosarina y la búsqueda de la fiesta lésbica perfecta.
Por Laura Charro / Foto: Carina Passerini
[dropcap]C[/dropcap]omenzaba el mes de noviembre, el sol que empezaba a pegar fuerte en la ciudad en pleno mediodía de un sábado y dentro de un bar de la calle Salta al 2800 un grupo de treinta mujeres montaba un set de filmación para grabar las escenas de una fiesta nocturna, feminista y disidente con 40 extras, un recital de las Kumbia Queers post marcha del Orgullo, con vestuario lleno de colores, glitter, pañuelos verdes y naranjas. Un despliegue de organización técnica y humana que llevó adelante un equipo de mujeres de entre 20 y 35 años de edad y como parte de un proyecto audiovisual más amplio que logró ser ganador del subsidio a Series Web Federales de INCAA y de la misma categoría en Espacio Santafesino.
“Quién Pudiera” es la historia de “tres amigas, veinteañeras, dos lesbianas y una bisexual, que se encuentran con un problema que se les aparece como grave: cierra el único boliche gay de la ciudad. A partir de eso, empiezan a transitar un montón de aventuras, desafíos colectivos y personales, por esta falta de espacio con el que ellas contaban para generar comunidad. Pasan un montón de cosas, todo atravesado por el feminismo. Cosas que nos van pasando a las mujeres y las disidencias en este contexto social”. Así la describe Morena Pardo (25), una de las guionistas y creadoras de la serie web de diez episodios, junto con Josefina Baridón (28) , quien además asumió el rol de Directora de esta historia, protagonizada por las actrices Maru Lorenzo, Estefanía Nicolo y Lara Todeschini. Tres chicas que buscan “la fiesta lésbica perfecta”.
“La idea –continúa Morena -surgió con Jose en la Asamblea de Mujeres Cineastas de Rosario y fue de esas cosas que una tira con una amiga. Ella me dijo: “siempre quise hacer una peli de tortas que arranque con esta escena” y me la describe. Ya veníamos hablando un poco de la endogamia rosarina y, a su vez, de los contenidos televisivos de tortas, cómo nos parecían que faltaban cosas. Siempre estuvo en mi cabeza escribir un guión audiovisual y por suerte no quedo ahí, la seguimos por Whatsapp, tipo: “en la serie tiene que pasar tal cosa …”. Un día abrimos un archivo de drive compartido y primero se escribió esa escena que ella había pensado y de ahí, literalmente todo. Nos pareció natural que sea una serie web, nunca lo pensamos en otro formato.”
En el 2017, cuando deciden presentarse a la convocatoria de INCAA se suma al equipo Carolina Medina (29) como Productora Ejecutiva. “Me re emocionó la historia y trabajar con ellas. Tuvimos la suerte de que hubo prórroga y ahí, con un poco más de calma, cerramos la carpeta. A las corridas, pero llegamos. Después fueron meses de espera”, cuenta Medina.
La noticia del subsidio se hace pública a comienzos de enero y Morena completa la historia: “cuando llegó la primera cuota de INCAA fue de pronto arrancar con todo lo que veníamos haciendo, concretarlo pero en intensivo. Fue una vorágine. Desde ahí hasta hoy realmente no se que pasó.”
Algunos siempre pueden
Con la etapa de rodaje finalizada, Hipólita Films dio nacimiento a una forma diferente de llevar adelante un proyecto audiovisual. Ámbito que históricamente, como tantos otros, lideran varones que imprimen sus lógicas y sus modos, que no incorporan cupo femenino y que fueron los primeros en decirles “no van a poder”. Una frase odiosa pero también un claro reflejo de una realidad que se viene construyendo con el aval del patriarcado desde los comienzos de la industria audiovisual: las mujeres no ocupan puestos ejecutivos, muy pocas dirigen, las mujeres no pueden estar en áreas técnicas, las mujeres sólo ocupan las áreas de maquillaje y vestuario, las mujeres “no pueden”.
Este contexto no hace más que repetir patrones de desigualdad y discriminación. Por ejemplo, a nivel nacional hay muy pocas mujeres detrás de cámara en el cine argentino. Según un análisis realizado por Un Pastiche – Género y Comunicación en el 2016, donde analizaron las 10 películas nacionales aptas para menores de 13 años más vistas en Argentina, sólo el 10% de directorxs, el 22% de guionistas y el 19,6% de productorxs de las películas argentinas evaluadas eran mujeres. Hay 4,3 varones por cada mujer que está detrás de cámara. El cine es un espacio aún dominado casi íntegramente por varones.
Ante esto, la respuesta de Hipólita Films fue política: trabajar con mujeres y que tuvieran una experiencia menor a 10 años. En principio, cuenta Carolina, «se había tomado la decisión de que las jefaturas de área: sonido, arte, foto, montaje sean conformadas por mujeres. Nos empezamos a encontrar con el conflicto de que, por ejemplo, en el equipo de foto que es un área muy técnica no podíamos terminar de convocar asistentes mujeres. No es algo extraño: en la industria audiovisual en general a las mujeres les cuesta muchísimo ingresar en el mercado. También, en el resto de las áreas técnicas era muy difícil encontrar chicas para convocar al equipo y nos parecía que no podía ser. No había chicas con experiencia en rodaje. Decidimos que tenían que ser mujeres, que tengan ganas de trabajar y que no importaba si no estaban recibidas o eran estudiantes».
“La realidad, continúa Morena, es que quienes son los jefes de proyectos siempre son chabones. Si no te llaman no adquirís la experiencia y, como en cualquier trabajo, si no tenes experiencia no saben cómo trabajás. Entonces creo que la nuestra que fue una decisión política clara desde el principio.”
“De hecho, habiendo ya conformado los equipos, habiendo avanzado en preproducción, a todas nos pasó que nos hayan ninguneado o nos dijeran “si necesitan a alguien…”, a pesar de haberles dicho que somos todas mujeres, e igualmente insistir con que si necesitábamos a alguien y hasta nos dijeron que nos podían denunciar por discriminación inversa. Cuando vos podes hacer algo toda tu vida de manera impune y otra persona no puede, pasa a ser un privilegio . Si no tienen ningún problema para plantearlo tiene que ver con querer perpetuar ese privilegio que es poder estar en todos lados y opinar de todo”, aporta Josefina, autora y directora que se suma a la charla.
“Creo que es lo que les pasa a los varones en muchas instancias con el crecimiento del feminismo y con que las mujeres empezamos a generar nuestros propios espacios de encuentros, de trabajo y ellos nos preguntan por qué no pueden estar”, reflexiona Morena.
¿Cómo es trabajar con un equipo integrado solo por mujeres?, pregunta enREDando a las tres integrantes de Hipólita Films.
Carolina: Es buenísimo. Hay un montón de cosas que se desarman al no estar trabajando en un equipo de hombres. En principio, es el respeto en el dialogo con la otra. Y eso lo pudimos ver cuando atravesamos la primera jornada de rodaje que fue en la Marcha del Orgullo. Fue difícil porque era en el medio de miles de personas, un sistema en el cual no podíamos controlar nada , que resultaba desafiante . Volvimos esa noche y surgieron frases como que se sentían en un espacio donde podían dialogar sin tener miedo o vergüenza de lo que podía generar lo que decían. Y ahí dijimos lo estamos logrando, es esto.”
Josefina: Había un consenso general que pactamos todas para poder equiparar que había algunas chicas con más experiencia en rodaje, no de jefa pero si en la dinámica, todas con un promedio de 23 años. El pacto fue proponemos un grupo de gente joven para abrir el espacio y sentar un precedente, pero hay que tener paciencia. Vamos a estar todas aprendiendo sobre la marcha. La exigencia en ese caso pasó por otro lado. Es impresionante lo que laburaron todas, yo no vi desnivel. Hasta las mas chicas le pusieron todo.
La fiesta feminista
¿De qué se trata la “fiesta lésbica perfecta”?
Morena: “La idea, mas allá de la narrativa, siempre sale de la charla sobre la falta de lugares para salir. Las posibilidades de nocturnidad en Rosario son bastante limitadas y más si se trata de lesbianas. El boliche gay como concepto es un espacio de empoderamiento, es una necesidad poder salir a bailar y divertirte con tus amigues en un lugar seguro y rodeada de tus pares, en comunidad. El problema de la nocturnidad en sí es un problema político. Por eso se decidió terminar el rodaje con una fiesta lésbica, feminista y disidente. Un espacio seguro para sentirse libre y bailar en corpiño si querían.
Josefina: Creo que la búsqueda no fue sólo para politizar la fiesta. Nosotras escribimos desde un lugar militante político y la serie en su totalidad esta atravesada por una postura política desde que consideramos que la elección sexual es una elección política . Todo esta atravesado desde ese lugar, esa es nuestra mirada y ahí apuntamos. No solo la fiesta, los temas que se tocan, las decisiones que se toman. Es lo que dice el feminismo: lo personal es político.