10 años de lucha contra la impunidad
Para que no se sigan riendo de nosotros. Juicio y Castigo a los inundadores
29 de abril, 18 horas Acto en la Plaza 25 de Mayo de Santa Fe
Convoca Asamblea de Inundados de Santa Fe
Fotogalería: Santa Fe inundación – Mirada a 10 años – Fotografías
Muestra de Fotografías
«Santa Fe inundación – Mirada a 10 años»
Viernes 26 de abril 20,30 hs.
Fotogalería Roberto Guidotti
San Lorenzo 2925 – 3000 – Santa Fe
Exponen: Marcelo Botta, José María Demarchi, Beatriz Leguiza, Carolina Niklison, Horacio Varela
Poeta invitado: Roberto Malatesta
Y el río crece
Advierto que no tengo tinta ni papel
y el río crece. Para mí y para mi perro
lo único seguro es el techo de la casa.
Quiero gritar, pero mi grito es tinta
y no tengo papel en dónde derramarlo.
Miro al cielo: llovizna. Detrás de la llovizna
veo la cara húmeda de Dios.
Brilla su oscuridad, su penumbra luminosa.
Me digo: –aún tengo Dios– y me doy bríos.
Descubro que después del papel,
aunque mucho más alto, está Dios,
y sinceramente agradezco.
Dije una plegaria que no recuerdo.
La hubiera escrito, no importa,
todos los hombres la saben,
llegado el momento.
Roberto D. Malatesta: de “Por encima de los techos”
“Memoria y olvido son como la vida y la muerte. Vivir es recordar y recordar es vivir. Morir es olvidar y olvidar es morir.” Samuel Butler
Precisamente esta muestra denominada “Santa Fe inundación – Mirada a 10 años”, se propone eso: recordar, no olvidar, no como alimento del rencor, el odio o la venganza, sino como medio para la toma de conciencia, de darse cuenta, de saber, en definitiva como actitud de vida y proyección hacia el futuro.
Abril de 2003 fue mucho más que el desborde del río Salado y la pérdida de bienes materiales, fue un antes y un después en la vida de miles de santafesinos, que vieron que como consecuencia de la desidia, imprevisión y la irresponsabilidad de los que debían velar por su seguridad, se le escurrieron de las manos sueños, afectos, seres queridos, historias e ilusiones compartidas.
Fue también, una década después, la consolidación de la impunidad, silencios, complicidades y olvidos interesados, por parte de quienes debían dar respuestas a las angustias de tantos.
10 años no son nada en el devenir de los pueblos, pero son un montón, para aquellos que hemos padecido tantos dolores, sin siquiera ver una reparación ejemplificadora de parte de quienes deben impartir justicia.
Justicia también anegada por una trama de lealtades, argumentaciones de docto contenido y una lentitud exasperante, pero de muy pobre valor desde el punto de vista de la equidad.
A diferencia de Malatesta, yo tengo tinta y papel, el río creció, pero me siento impotente para describir, en unas pocas líneas, los gritos ahogados, los dolores del alma que no curan y la sin razón de los hechos.
Estoy seguro que los expositores con sus lentes han captado en su mayor significado y dimensión el desastre y muestran, lo que las palabras no pueden.
Los artistas en sus obras pasadas, que ahora son de todos, en presente y futuro, dejan como testimonios sensibles, lo cotidiano y querido transformado en basura, los sueños interrumpidos, los desgarros sin cicatrizar y la angustia ante lo inexplicable.
También muestran la solidaridad hacia el otro, el compartir, la fuerza para levantarse ante las zancadillas y seguir adelante, con los dientes apretados y dejando como enseñanza de vida, que se puede.
Quienes padecimos esta lamentable experiencia y que hicimos de los techos nuestra isla salvadora, sabemos que los ojos, los rictus y los rostros fueron y son fieles testigos de cargo, que reflejan lo vivido y que nos seguirán acompañando, marcados a agua por el resto de nuestras vidas.
Tal vez a muchos de los responsables de esta calamidad, se los recordará por sus éxitos electorales, sus buenas posiciones económicas o sus cargos encumbrados, pero estoy seguro de que no se los recordará por haber contribuido al mejoramiento de la dignidad y la calidad de vida de miles de santafesinos.
Esta propuesta, más que una muestra artística, se constituye en un legado, un testimonio indeleble y un recordatorio, para ver, disfrutar, pero sobre todo para pensar y reflexionar.
Ricardo Luis Mascheroni Docente