Hay una foto que se replica en todas las redes: es Norma hablando en el escenario, con el pañuelo verde estirado, hacia arriba, agarrándolo fuerte con sus dos manos, el Hospital Iturraspe atrás. Ella, con su voz y su fuerza, anteponiéndose a esa institución que decidió por Ana María, por su hija. Sus nietos detrás, uno sentado sobre el escenario, con el pañuelo verde puesto al cuello, con la mirada fija en las manos de su abuela.
Por Agustina Verano / Fotos: cobertura colaborativa de la Mesa Ni Una Menos Santa Fe
[dropcap]“[/dropcap]Yo lo que pido es que se haga justicia por mi hija, y que se haga el aborto para que ninguna otra mujer le pase lo que le pasó a mi hija, yo lo que quiero es que le den una oportunidad a las mujeres para vivir”
Es 24 de abril, y Norma Cuevas, madre de Ana María Acevedo, habla fuerte en el Congreso, en el debate que para nosotras significa resistencia, batalla discursiva y poética y donde nos encontramos para contrarrestar, desde la palabra y las miradas, los discursos que -todavía- siguen teniendo el poder de controlar nuestros cuerpos.
Norma se anima y agarra el micrófono. Lo primero que hace es mostrar la foto de su hija, Ana María. Dice su nombre y señala con el dejo sus ojos, y esa foto diseñada con el color verde que nos representa, es sostenida por las miles de mujeres, lesbianas, travestis y trans que la miramos entre lágrimas y abrazos, desde afuera.
Norma mira fijo mientras habla, y cuenta con detalles el recorrido que tuvo que hacer con su hija. Lo describe como un camino de tortura hacia una muerte que, como muchas, es evitable, era evitable.
Ese recorrido se puede resumir en números, porque cada vez que habla Norma resalta esos números: en 2007 se le diagnostica a su hija cáncer de mandíbula. Era de Vera, tenía 19 años, 3 hijos. La derivan a Santa Fe, al Hospital Iturraspe. Se le niega la práctica de Interrupción de embarazo como solicita ella y su familia. También se le niega tratamiento para poder «preservar» la vida del feto. “Queremos preservar las dos vidas”, fue lo que le dijeron
El 26 de abril de 2007, a las 22 semanas de gestación los médicos, que seguían decidiendo por ella, le adelantan el parto y le realizan una cesárea. La beba muere a las 24 horas. Ana María fallece el 17 de mayo del 2007, 22 días después, transitando un cuadro de salud grave.
Hay una diferencia entre los números que aparecen cuando Norma cuenta la historia de Ana María, y los números que presentan como argumentos quienes se enmarcan en discursos antiderechos.
Norma utiliza los números como recurso: Norma contabiliza para denunciar, para exigir justicia. Hace cálculos cada vez que agarra un micrófono, y los transforma en batalla.
Transforma los números en discurso político. En formas de no olvidar. En oralidad como manera de resignificar la historia de Ana María, haciendo de la oralidad un acto político.
Norma sigue caminando, recorre el camino que su hija no pudo hacer. Hace 11 años que lleva el pañuelo, y en cada lugar al que va lo muestra más alto, lo agarra más fuerte, le agrega voces, intensifica el verde.
Es 19 de mayo y se encuentra en Santa Fe en un acto homenaje a su hija. Acá también se escucha un número que hace acción la exigencia: 11 años de la muerte evitable de Ana María.
En la plazoleta que lleva su nombre, ubicada delante del Hospital donde le negaron todos sus derechos, los pañuelos verdes llegan y se multiplican, como se multiplican en cada rincón del país, en cada pañuelazo, en las mochilas de lxs pibxs, en las muñecas de quienes levantamos el puño para pedir algo que tendría que ser indiscutible: que el aborto deje de ser clandestino.
La imagen dice más de lo que muestra
Lo que se vive puede ser contado a través de la fotografía de las compañeras que colaborativamente se organizan para registrar esos pañuelos, esas miradas. Hay una foto que se replica en ese instante, en todas las redes: es Norma hablando en el escenario, con el pañuelo verde estirado, hacia arriba, agarrándolo fuerte con sus dos manos, el Hospital Iturraspe atrás. Ella, con su voz y su fuerza, anteponiéndose a esa institución que decidió por Ana María, y que sigue decidiendo por las pibas que quieren decidir. Sus nietos atrás, uno sentado sobre el escenario, con el pañuelo verde puesto al cuello, con la mirada fija en las manos de su abuela quien levanta ese color que es lucha.
Leer sus palabras
Leer las palabras de Norma para transmitir-nos la emoción que estamos viviendo: en el Congreso, en las calles, en las escuelas, en los pañuelazos-abrazos. Sus palabras como una forma de poder ver esa escena a través de sus ojos y, quizás, hasta despertar ese color verde en los ojos de quienes todavía no escuchan.
Leer sus palabras para romper el cerco de esas otras palabras que todavía hoy tienen el poder de silenciar. Leer sus palabras para combatir el imperialismo moral. Leerla, para volver a escucharla:
“Que no le pase lo que le pasó a mi hija
Que no mueran más mujeres
Que no quede ningún chico más sin madre como le pasó a los hijos de Ana
Los chicos de Ana María sin madre
Todavía están con los gatos encerrados en este hospital
Queremos que los saquen y que hagan el aborto legal
Para que las mujeres sigan viviendo
Y eso es lo que quiero, y yo las voy a seguir acompañando
Como ustedes me acompañan cada vez más compañeras
Por eso: vamos a estar todas juntas
Y muchas más, como dice la bandera que me regalaron en Rosario
Y como las chicas de Reconquista que me hicieron una frase que dice: Ana María Acevedo volvé en el grito de las miles
Y, vamos a volver otra vez de vuelta, hasta que se haga justicia por Ana María
Porque fueron 11 años que me la mataron y no hay justicia
Lo que queremos es justicia por Ana María Acevedo
Y que le golpee el corazón al juez
Y al fiscal
Que salga la condena para ese asesino
De mi hija
Que hicieron sufrir a mi hija
1 año y 9 días
No le dieron oportunidad a mi hija para que viva
Por eso estoy acá de vuelta
Y voy a seguir estando
Más con ustedes que me acompañan
Les agradezco mucho”
Norma es abrazada por todas, y por las miles que desde hace 11 años reivindican el nombre de Ana Marìa Acevedo en una lucha que hoy son las socorristas, lxs profesionales por el derecho a decidir que se organizan, son las miles de mujeres, lesbianas, travestis y trans que no olvidan su nombre y lo llevan en cada pañuelo.
La denuncia se escucha también en las voces de las pibas que continúan la lucha: “Nuestra denuncia está cargada de palabras que para nosotras son acción, porque las feministas lo sabemos bien: la palabra no es palabra sin acción. Denunciamos las violencias desde la memoria que todavía arde, desde la historia de Ana María que hoy está más viva que nunca, desde la historia de todas las pibas que hoy no pueden estar acá. Volvemos a decirlo, volvemos a denunciarlo, volvemos a exigir, antes, hoy y siempre: vamos a seguir levantando la bandera de Ana María y de todas las pibas, hasta que todo sea como lo soñamos. Porque se lo debemos a Ana María, y a todas las pibas que hoy no pueden contar su historia”.
El pañuelo: la revolución hermosa
El pañuelo que Norma levanta llega hasta el punto más micro. El verde se cuela como una disidencia que no es estática ni permanente, porque lo que busca es interpelar. Una disidencia verde que quiere cambiar lo que se postula como natural, como inamovible.
“Las cosas no son así, las cosas están así y nosotras vamos a cambiarlo”, leyó una de nuestras compañeras socorristas en el Congreso. Todo está siendo verde, se inundan las escuelas, las instituciones, los colectivos, las calles del color que hace pocos años era silenciado.
“Aguanten mis compañerxs, aguante la transgresión a las instituciones desde donde sea. Porque la rebeldía es increíble, desde lo más mínimo, hasta las acciones macro. Nos vamos a empoderar como estudiantes de nuestros espacios. No teman, la revolución es hermosa”
Uno de los pibes de una escuela de Santa Fe escribe esas palabras acompañadas de imágenes de compañerxs en el acto de su escuela por el 25 de Mayo, con los pañuelos verdes decorando el espacio, con el pañuelo verde alzándose como bandera en un mástil. Y, a la par, otra de sus compañeras agrega: “en ese 25 de mayo, la revolución no se hizo pidiendo permiso, nosotrxs tampoco lo vamos a hacer, porque esto también es historia”
El color verde que ya no es solo un lema de la Campaña, el color verde que es transversal a todas las luchas, que le da voz a lxs pibxs, que nos da la fuerza para levantar el puño cuando caminamos hacia lo que buscamos.
Pañuelos rebeldes que hablan por Ana María, por todes, desde la desobediencia que denuncia que no queremos más pibas muertas por abortos clandestinos, que lo que queremos es decidir, en una foto que se reproduce hoy en todos los puntos del país, exigiendo en el día de acción por la salud de las mujeres, lesbianas, travestis y trans que no vamos a dejar más que nuestros derechos sean silenciados. Que vamos caminando hacia el 13 de junio, levantando el pañuelo como Norma, por Ana María, con esta rebeldía organizada.