El pasado 8 de marzo marcó un escenario movilizante para miles de mujeres, lesbianas, travestis y trans que marcharon y pararon en todo el mundo. En Barcelona, la rabia contra el machismo desbordó las calles en la previa y durante el #8M. Esta crónica recupera voces, testimonios y una entrevista con Brigitte Vasallo, escritora, activista feminista y LGBTI española.
Por Flor Coll, desde Barcelona
[dropcap]L[/dropcap]a rabia contra el machismo desbordó las calles de Barcelona tanto en la previa del 7M como en las cuatro manifestaciones del Día Internacional de la Mujer Trabajadora y la huelga que se hizo sentir en toda España con millones de mujeres movilizadas.
“Yo vine por mi, por ella y por todas”, dice Miriam quien está de la mano de Lia, su hija de 7 años, que le pidió bajar a la calle. Es que la “mani nocturna no mixta”, la antesala de lo vivido con la vaga internacional de mujeres, el #8M en Barcelona y el mundo, se siente más que nunca en la plaza Joanic del barrio de Gracia, donde arrancó pasadas las 20.
Hay nenas como Lia, adolescentes de 15 años con pancartas de cartón hechas a mano contra la violencia y el miedo. Hay grupos de chicas sentadas en canastita, bebiendo y acomodándose las pelucas platinadas y pintandose unas a otras con maquillajes violetas y mucho brillo. Hay otras vestidas con sombreros puntiagudos de bruja y escobas para volar. Hay chicas que denuncian violaciones y enseñan autodefensa feminista. Llevan unas máscaras parecidas a la de lucha libre mexicanas con colores vivos y reparten volantes para que otras mujeres las puedan contactar. Hay mujeres en sillas de ruedas que portan una bandera que dice “Ni sumisas ni obedientes, libres”. Hay otras con pasamontaña y aerosoles para dejar impresa la frase ‘No es No”.
Hay otras tantas con bicicletas o cochecitos con sus bebés. Hay señoras de más de 70 años que emocionadas saludan desde los balcones: una agitando las palmas y mostrando el delantal. Otra desde arriba mira embelesada a la multitud y se suma al grito tribal “Tuuuuuuuuum”, que se convierte en un ritual intenso que conmueve. Hay trabajadoras, estudiantes, putas, algunas pocas trans -que no sabemos si fueron convocadas o no como ocurre en otras ciudades de Argentina, donde encabezan juntas la marcha -. Hay marea y se nota que es amorosa porque también hay besos de lesbianas que se abrazan y se vuelven a besar.
Hay cánticos nuevos con música vieja que pide porque haya una justicia justa. Vaya paradoja. Hay mujeres migrantes que llevan carteles que dicen: “Todo feminismo que no es antirracista es racista y fascista”. También hay varones desde las terrazas que miran sorprendidos la marea, que acompañan y machirulos que no quieren perder privilegios. Estamos en medio de una ola feminista de más de 10 cuadras. La ola se siente, vibra, canta y baila en cada esquina. La ola se mueve y se detiene en Diagonal y Provenza para hacer una performance sobre los derechos y reivindicaciones. Todos los cuerpos detenidos por unos minutos. Silencio. Todas sentadas en la calle, mientras en el centro del círculo, una toma el micrófono y otra pinta una consigna en la calle. Aplauso, grito tribal y movimiento.
Todas mujeres, sujetos femenizados, que marchan contra la violencia, el machismo, el sistema patriarcal. En definitiva, hay deseo de cambiar desde la raíz la perversidad de todo el presente capitalista que destruye todo lo que no considera productivo. Por eso el paro, la huelga de trabajo, de cuidados, de tareas domésticas y de consumo. Además de la creciente cantidad de hechos de violencia contra mujeres y trans, se refuerzan las reivindicaciones por igualdad en salarios y la visibilidad de todas las tareas que no están remuneradas. La consigna fue muy clara hace dos años en Argentina: “Si nuestras vidas no valen nada, produzcan sin nosotras. Nosotras paramos”. Y la cantidad de mujeres se multiplicó este año. Se volvieron a ocupar los espacios públicos. La noche del 7M y todo lo que se vivi el 8M fue el adelanto, la efervescencia y la confirmación de que el movimiento feminista está vivo y es revolucionario. Porque apenas si se desconcentró la marea. Las olas quedaron impregnadas para siempre.
Voces, miradas, palabras
(Colaboración en edición de audios: Daniel Díaz)
Arantxa, 25 trabajadora. Paró y transformó ideas en casa.
Miriam y Lia. Mamá de 39 e hija de 7 en la movilización.
Maria, 20. Feminista y estudiante de ingeniería.
Julia, 25. Estudiante de sociología
Maite, 47. Trabajadora social.
¿En serio me lo decís?
Un pequeño cruce de los mensajes que muchas mujeres recibimos de varones ofendidos por no sentirse protagonistas en el día internacional de la mujer y por el video: Consejos para un varón que no sabe que hacer el #8M.
“Si nos quitan la alegría nos han quitado todo”
Brigitte Vasallo es una escritora, profesora y activista antirracista, feminista y LGBTI española, conocida especialmente por su crítica de la islamofobia de género y sus análisis sobre vínculo amor romántico y poliamor. Hablamos con ella en medio de la marea violeta en media de las calles de Barcelona.
¿Crees que realmente estamos frente a un cambio de paradigma o en la cuarta ola?
Creo que se ha roto como una barrera de lo más mainstream, que hemos entrado en una serie de espacios y que hay un poco de miedo a perder algo de lo identitario del feminismo que estaba muy afianzado, pero a mi me parece super positivo que el feminismo llegue a todos lados y de las formas que sea, siempre teniendo en cuenta los límites de los que estamos hablando de todas formas. Me parece interesante todo el cambio que habido en las consignas, el tema del racismo, el tema de la frontera, el tema trans, el tema de la trans misoginia es una alegría tener una mani así.
¿Crees que los temas que aportan las generaciones de las más jóvenes se dará en alianza con los más antiguos movimientos feministas?
Me interesa mucho la gente, por supuesto y además porque tienen toda la energía de no estar tan quemadas como nosotras, toda la fuerza que llega de las nuevas generaciones tenemos que saber canalizarlo. Me interesa mucho el tema intergeneracional. Las generaciones más jóvenes tenemos que generar ese diálogo qué el capitalismo nos corta constantemente ya sea separándonos por edad desde las escuelas , entonces perdemos toda la experiencia del recorrido que han hecho algunas y perdemos toda energía y la experiencia muy situada de la gente que tiene 20 años, que tiene una experiencia super interesante, super importante y que no la podemos saltar por encima. Tengo mucha esperanza que vamos a superar la barrera generacional.
¿En medio de esto y viendo el presente que se vislumbra que expectativas tienes?
Pasado mañana queremos un cambio. Estamos con la energía muy subida creemos que si si si esta vez si va a ser grande siempre es una acción que genera cosas queremos que mañana ya mismo haya un cambio pero en todos los encuentros que hacemos todas las los caminos que hacemos que sabemos que no van en línea recta estamos con la energía muy subida queremos que si si si está ver si va hacer grande siempre es una acción que genera cosas queremos que mañana ya mismo haya un cambio pero en todas las encuentro que hacemos todas las los caminos que hacemos que sabemos que no van en línea recta están haciendo un camino, todo esto que hacemos, las alianzas que se van haciendo, están haciendo un camino. Todas sabemos que no va en línea recta, y que es un camino que no va a ser fácil. Que si bien es un camino que en el presente está generando unas cosas que también merecemos disfrutarlas
¿Es con el deseo, con el goce?
Totalmente. Es con es una alegría, si nos quitan la alegría nos han quitado todo. Que nos quede la alegría crítica y politizada. Pero eso hay que conservarlo.
¿Que queda por delante? ¿Qué sucede, por ejemplo, con los vínculos y los reparos que mencionas en el poliamor que quedan afuera?
Sí, creo que va todo junto, necesitamos seguir trabajando el tema de los vínculos en todos los niveles, tenemos que trabajar en los activismos sobre el concepto de vínculos. Es decir, que tenemos relaciones personales más allá de las etiquetas, que estamos todas en espacios parecidos y que sobre ese vínculo se pueden hacer muchas cosas, acoger los errores, dialogarlo, repararlo y corregirlo sobre un espacio de vínculo.
1 comentario
Dos cosas nomas. En Barcelona si digo que estamos en España me odiarán para siempre jajaja. Y La foto de la bandera de Las bombachas, que es una de las mejores (bragas en castellano) es de Cristina Baulies. La edición de las notas de audio colaboró Daniel Diaz.
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