Quieren votar un proyecto que significa un recorte y que tendrá también un impacto de género. Entre los más de 2 millones y medio de personas que accedieron a jubilarse sin haber completado los 30 años, la mayoría son mujeres. Son mucho más que la mayoría: representan el 85%.
Por Mercedes D’Alessandro, publicada en Economía Feminista
Quieren votar un proyecto que significa un recorte y que tendrá también un impacto de género.
La mayoría de los jubilados en nuestro país cobra la mínima que está en 7.246 pesos. La canasta básica supera los 16.000 pesos. Quienes reciben pensiones no contributivas, que son más de 1 millón y medio de personas, ganan menos todavía.
Hoy en Argentina la cobertura jubilatoria es casi total. Ayer, en la Cámara de Diputados, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, dijo que el 60% de los jubilados actuales no había cumplido los 30 años de aportes. Es decir, entraron gracias a las moratorias que se impulsaron en los años pasados.
En este punto la gente se vuelve loca. Luciano Laspina, diputado santafesino de Cambiemos, dijo que las jubilaciones fueron a parar a amas de casa de Recoleta que nunca en su vida laburaron (sic). Entre los más de 2 millones y medio de personas que accedieron a jubilarse sin haber completado los 30 años, la mayoría son mujeres. Son mucho más que la mayoría: representan el 85%. Mujeres que, como mi mamá (o la tuya), trabajaron en el hogar. Cuidando pibes, limpiando, cocinando, cosiendo y llevando adelante una labor vital para el funcionamiento de nuestra sociedad. O que laburaron un poco adentro de casa y otro afuera. A veces sin contrato, rebuscandosela. O como tu abuela, que vivió una época en que no se estilaba que las mujeres trabajen fuera de la casa. Algunos prefieren ponerlo como viejas chetas de Recoleta, pero al margen de que ellas también se lo merecen, mientras sigan considerando el trabajo que se realiza en los hogares como rascarse el pupo, vamos a seguir con problemas de desigualdad crecientes. La jubilación para las amas de casa debería ser un derecho indiscutible.
Otra gran parte de las mujeres que no se podían jubilar eran las empleadas domésticas. ¿Ustedes saben que casi el 20% de las trabajadoras argentinas trabaja en servicio doméstico? ¡La rama más informal y peor paga de nuestro país! ¿Saben además que aún hoy, con una ley que regula su trabajo, más del 76% no tiene acceso a vacaciones, aguinaldo, días de enfermedad, licencia por maternidad, entre otros derechos? Bueno, ellas también se jubilaron gracias a las moratorias después de toda una vida limpiando casas ajenas.
Muchos se olvidan de que los en los 90 teníamos tasas de empleo informal por encima del 40%, gente que no aportaba claro, porque no tenía dónde ni cómo. Después vino la crisis de 2001: 27% de desempleo, la mitad de la población en la pobreza.
Es fácil echarle la culpa a las mujeres y a lxs trabajadorxs precarizados. Podríamos, en cambio, poner el foco en quienes explotan gente, hacen fraude laboral, desprecian el trabajo ajeno y aplauden que, además, como si esto fuera poco, los chicos también vean recortada su asignación universal por hijo. El 48% de los menores de 14 años son pobres. A ellos también les quieren sacar un plato de comida.