La madrugada del 24 de septiembre, cuando murió en el boliche On Club de la ciudad de Gálvez, Emiliano Arri tenía 39 años y dos hijas, de trece y quince años. Había ido a cenar con amigos porque estaban festejando un cumpleaños. El grupo decidió ir a bailar. Un rato después cinco patovicas lo llevarían a la zona del guardarropa donde era sabido que ´te la daban´. El fiscal confirmó que Emiliano murió adentro del boliche. Las marcas en las muñecas indican que fue esposado. Por eso, los familiares también piden investigar el accionar de los dos policías adicionales que trabajaban esa noche en el lugar. Gálvez está movilizada y pide justicia.
Por Tomás Viú
Todos los días a las ocho de la mañana Emiliano se subía a la camioneta para repartir pastas y otras cosas de almacén como quesos y fiambres. Él era dueño de su reparto. Ese sábado estuvo junto a su hermano Juan Pablo hasta las dos de la tarde. Volvieron caminando juntos desde el depósito del negocio. Emiliano le contó a Juan Pablo que a la noche se juntaría a cenar con unos amigos para festejar un cumpleaños. Ninguno de los dos sabía en ese momento que después de comer Emiliano y sus amigos irían a bailar.
“Los chicos que estaban comiendo con él dicen que van a ir a On Club. Mi hermano manifiesta ´mirá que estos tipos me tienen bronca´, pero de todas maneras decide ir”. Según cuenta Juan Pablo, el jefe de la vigilancia del boliche le tenía bronca a Emiliano. Supuestamente, dice, por esa historia previa su hermano no podía ingresar al boliche. Pero Emiliano entró, cerca de las 3:30 am, con la pulsera correspondiente que le puso el personal del lugar.
Aproximadamente una hora después de haber entrado, Emiliano fue al baño. Cuando salió, cuenta un testigo, estaba solo. En ese momento lo agarran dos patovicas, uno de atrás y otro de adelante. Juan Pablo cree que Emiliano se debe haber asustado mucho cuando lo agarraron porque ´sabía que se la iban a dar´. Uno lo agarra del cuello desde atrás y el otro lo agarra de frente. “Ahí mi hermano sí se resiste y llegan tres tipos más de vigilancia de la empresa de seguridad”. En lugar de retirarlo para la salida del boliche, los patovicas llevan a Emiliano para el lado del guardarropa que conduce a un pasillo donde no hay cámaras. Era vox populi dentro del boliche -los familiares de Emiliano se enteraron por personas que conocían la metodología- que si te llevaban para la salida era una cosa pero que si te llevaban para el guardarropa ´te la daban´. Juan Pablo dice que pasaron cinco minutos desde que lo agarraron hasta que lo mataron.
La ciudad de Gálvez tiene 19 mil habitantes y todos se conocen. En la guía telefónica son tres las personas con apellido Arri. Uno es primo de Juan Pablo, otro es primo de su papá y el tercero es él. “A mí nunca me avisaron que mi hermano había muerto”, dice, mientras asegura que en la ciudad todos conocen a su familia y que no es muy difícil ubicarlos. Cuando el policía que estaba a la mañana en la comisaría le da a Juan Pablo las pertenencias de su hermano le dice que ´se le pasó de avisarle´ a la familia. Juan Pablo dice que eso es imposible porque nunca había pasado nada parecido en la ciudad.
Después de lo sucedido, el boliche continuó con la fiesta como si nada hubiera pasado. Juan Pablo estaba durmiendo. Dos horas y media después a la hija de su pareja le mandaron mensajes unos amigos que habían estado en el boliche. Los mensajes decían que no sabían si la persona a la que habían golpeado era el hijo de Juan Pablo o el hermano. “Me levanto a las siete, voy a la casa de mi hermano y de ahí voy a Bomberos. Un muchacho que conozco me da el pésame y yo pregunto quién se murió. Tu hermano, me dice”. Juan Pablo fue a la policía, lo atendió el Jefe y le dijo que Emiliano estaba en Sanatorios Integrados S.A.
Pudo ver el cuerpo de su hermano ya fallecido. El médico de guardia le dijo que Emiliano había llegado muerto y cianótico. Cuando vio una foto, Juan Pablo se enteró lo que significa una persona cianótica: el cuerpo todo blanco y desde el cuello hasta la cabeza azul morado. La única forma de que pase eso en un cuerpo es por asfixia. Puede ser por un aplastamiento de tórax, pero Emiliano no había estado en ninguna avalancha. Otra causa que la genera es la asfixia de cuello. Emiliano nunca había tenido convulsiones hasta ese día. El médico de guardia le explicó que la convulsión se produce cuando al cerebro le falta oxígeno. El cuerpo también tenía petequias, que son pequeñas manchas hemorrágicas en la piel producidas por un esfuerzo más grande de lo habitual.
Emiliano tenía algunas escoriaciones en la mano, un golpe en la boca, otro detrás de la oreja y otra marca en el brazo. Cuando vio todas esas marcas, Juan Pablo se dio cuenta de que su hermano no se había muerto sorpresivamente caminando por la calle. Las marcas en las muñecas daban cuenta de que había estado esposado. “El médico me mostró las marcas de las esposas que tenía dibujadas. También hay testigos que vieron que estaba esposado”. Además de los cinco patovicas, esa noche había dos efectivos policiales trabajando en el boliche. La familia Arri quiere que sea investigado el accionar policial. “Mi hermano tuvo esposas puestas adentro del boliche así que la policía participó”.
Cuando sacaron a Emiliano del boliche ya estaba muerto. El fiscal Jorge Nessier confirmó que la muerte fue adentro de On Club. Incumpliendo el protocolo, que indica que no deben mover el cuerpo del lugar, los bomberos lo llevaron al sanatorio. El aparato de electroshock indicaba que había que hacer reanimación cardiopulmonar. Juan Pablo después se enteraría que cuando el aparato marca que debe hacerse RCP es porque la persona no tiene ningún signo vital. El aparato nunca descargó.
Juan Pablo no estuvo en el momento en que golpearon a su hermano pero sí hubo entre 18 y 20 personas que fueron testigos del momento en que lo agarraron entre varios patovicas a la salida del baño. El fiscal Nessier ha declarado públicamente que, aunque el informe final de la autopsia estaría recién dentro de 90 días, según los médicos forenses en principio ninguna de las lesiones que presenta el cuerpo sería letal. La hipótesis de Juan Pablo podría coincidir en parte con esa afirmación. Podría ser que Emiliano no haya recibido ningún golpe mortal. Lo que sí abonan todas las observaciones y los síntomas es la teoría de la asfixia. Según declaraciones del fiscal, la situación habría sido la siguiente: Emiliano se encontraba ´aparentemente sobresaltado y por algún motivo se lo intentaba contener´. Según estas declaraciones, ´en el marco de esa contención es que pudo haber recibido las lesiones´. Sin embargo, Juan Pablo dice que los testigos contaron que Emiliano estaba tranquilo cuando salió del baño y que no se estaba peleando con nadie.
Según el propio fiscal, los peritos no han arriesgado una hipótesis porque ´la dejaron supeditada a la realización de exámenes bioquímicos ante la eventualidad de consumo de alcohol o estupefacientes´. Lo cierto es que el lugar está dividido en dos: Ítalo, que es un pub para mayores y On Club, que es el lugar del boliche propiamente dicho donde está la pista bailable. Las dos partes pertenecen al mismo dueño. Para poder pasar a la zona del baile, en el pub hay que consumir de manera obligatoria el equivalente a 150 pesos. La entrada se paga con el consumo previo. El consumo no es una eventualidad sino una condición de admisión.
En los días posteriores al 24 de septiembre, se filtró la información de que el dueño del boliche había realizado un pedido de bebidas para abrir el negocio el fin de semana siguiente. Ese jueves 28, familiares y amigos de Emiliano organizaron una concentración frente a On Club y lograron que el lugar permanezca cerrado. Juan Pablo dice que tuvieron el apoyo de las autoridades de Gálvez. Él les pidió que lo acompañaran sin banderas políticas. “Yo necesitaba ayuda de todo el mundo”, dice. El viernes 6 de octubre, a casi dos semanas, volvieron a concentrarse enfrente del boliche. “Esto le iba a pasar a cualquiera. No quiero que el boliche siga abierto porque le va a pasar a otro pibe”, dice el hermano mayor de Emiliano, mientras agrega que “la policía entra con versiones para confundir”. “Yo estoy atrás de la justicia. Quiero saber qué le pasó a mi hermano. Me terminó de cerrar que fue un asesinato cuando hablé con el médico”.
Hasta el día de hoy el fiscal no caratuló, no hay nadie detenido y los resultados de la autopsia podrían tardar hasta 90 días. La familia tiene más dudas que certezas. La primera certeza es que les falta Emiliano. La segunda es que no pararán hasta que se haga justicia. “Lo que más queremos es llegar a la verdad”, dice Juan Pablo.