¿Qué pasa cuando la policía se investiga a sí misma? En el marco de las indagatorias por la desaparición forzada de Franco Casco, ocurrida en 2014, declararon dos agentes de la Dirección Provincial de Asuntos Internos. Fue en el marco de la detención de 27 policías solicitadas por el juez federal Carlos Vera Barros.
Por Martín Stoianovich
Foto: Raíz Comunicación
Por orden del Juzgado Federal Nº 3, a cargo del juez Carlos Vera Barros, 27 policías fueron detenidos en el marco de la investigación de la desaparición forzada y asesinato de Franco Casco, ocurrido en octubre de 2014, luego de que el joven fuera detenido en la Comisaría 7ma de Rosario. Este lunes 4 de septiembre declararon el titular de la Dirección Provincial de Asuntos Internos, Aníbal Candia, y el inspector de la misma área, Sergio Damián Pieroni. Ambos quedaron detenidos. Las indagatorias continuarán el próximo martes desde las 8, en Tribunales Federales.
Las querellas que participan en la causa, conformadas por el equipo jurídico de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, en representación de la hermana y el hijo de Franco, y por la Defensoría General de la Nación, por parte del padre de la víctima, junto al fiscal Marcelo Degiovanni, habían solicitado las indagatorias y detenciones de 26 policías, cinco agentes de Asuntos Internos, una médica legista, tres empleados del Instituto Médico Legal y un vecino de la Comisaría 7ma, último lugar del que se tiene registro que Franco estuvo con vida. Hasta el momento, la orden del juez Vera Barros alcanzó a 27 policías de la Comisaría 7ma y Asuntos Internos.
Chamuyos y presiones
Las sospechas sobre el rol de la Dirección Provincial de Asuntos Internos recaen principalmente en cinco personas y están fundamentadas en las distintas participaciones que tuvieron en torno al hecho después del 22 de octubre de 2014, fecha previa al hallazgo del cadáver en la que desde la Dirección se dispusieron a realizar tareas en el marco de la búsqueda de paradero de Franco. Dichas tareas quedaron a cargo del Inspector Sergio Damián Pieroni y del Suboficial Carlos Ríos. Lo primero que hicieron, junto al agente Aníbal Candia, fue derivar radiotelegramas para hallar a un supuesto Lucas Casco, que no existía.
El 29 de octubre de 2014 los medios de comunicación se sacudieron con una versión que decía que Franco había sido visto en la iglesia evangélica “Palabra de Vida”, ubicada a una cuadra de la Comisaría 7ma. Ese mismo día los agentes Candia, Pieroni y Ríos fueron a la iglesia junto al comisario Álvarez y dos policías más y tomaron los registros de las cámaras de seguridad del lugar. En esa visita, el pastor les comentó que tres personas habían visto a un chico con características similares a las de Franco. Sin embargo, las declaraciones de estas personas ante el Ministerio Público Fiscal, dejaron en claro que se trataba de otro joven el que los testigos describían. Las sospechas, entonces, refieren a que Asuntos Internos estuvo detrás del armado de esta versión. Franco fue hallado muerto un día después de que supuestamente se lo había visto con vida. El cadáver presentaba un período de descomposición de al menos quince días.
Por otro lado, Asuntos Internos fue el área encargada de tomar declaraciones a los detenidos en la Comisaría 7ma por aquellos días. La orden de esta medida fue dada por el fiscal Guillermo Apanowicz, quien también apoyaba a la versión policial. En esas declaraciones, la mayoría de internos dijeron no conocer sobre el caso, que solo habían escuchado algo por televisión. Sin embargo, cuando declararon ante el MPF, los detenidos coincidieron en que reconocieron a Franco, que hablaron con él, que escucharon cómo lo golpeaban y el silencio que se produjo luego de un golpe seco. Incluso se presume que hubo presión a los detenidos al momento de declarar ante Asuntos Internos. Así lo deja ver el testimonio de uno de ellos, que aseguró que en la entrevista con Asuntos Internos había un policía de la 7ma mirando, y que le preguntaron: “¿Vas a declarar como todos, que no viste nada?”.
Un largo camino
Según la hipótesis principal, Franco fue detenido en la Comisaría 7ma en la noche del 6 de octubre de 2014. Allí fue sometido a largas sesiones de torturas hasta la muerte, y luego su cuerpo fue fondeado en el río Paraná, hasta el hallazgo del cadáver el día 31 de octubre. La policía, sin embargo, tejió su propia versión de los hechos: dijo que detuvieron a Franco el 7 de octubre a raíz del llamado de un vecino por supuestas sospechas, que Franco fue detenido por resistencia a la autoridad, que estaba borracho, y que cuando le dieron la libertad con previa revisión médica y orden del fiscal Álvaro Campos, lo trasladaron a bordo de un patrullero al barrio Empalme Graneros, lugar donde viven los familiares que el chico había ido a visitar, y que como no se ubicaba, lo volvieron a llevar a la comisaría, donde lo largaron definitivamente. Toda esta versión tambalea en la duda: se sospecha que a Franco lo mataron entre la misma noche del 6 y la madrugada del 7 y que todos los registros del día 7 fueron plantados para sostener la versión que desliga a la policía. Esto deberá ser esclarecido y para eso fueron llamados a indagatorias la médica, el vecino y todos los policías de la 7ma que cumplieron cargo los días 6 y 7 de octubre. También está comprometido el rol de la Dirección Provincial de Asuntos Internos, sospechada por participar en la desaparición y por encubrir la versión policial con pistas falsas cuando el cadáver de Franco aún no había aparecido.
Ramón Casco, papá de Franco, se vino desde Buenos Aires apenas un día después de conocerse la desaparición de su hijo, y en persona fue por esos días a la Comisaría 7ma a escuchar las mentiras que salían de la boca del propio Comisario Diego Álvarez, hoy también detenido. Dice Ramón que llegó hasta acá porque quiere justicia. Con el acompañamiento de su familia, de la Multisectorial contra la Violencia Institucional, la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, el Bodegón Cultural Casa de Pocho, y otras organizaciones sociales y políticas, estarán los próximos días en la puerta de Tribunales Federales encabezando el aguante.