Andino está a pocos kilómetros de Rosario. Allí también hay un colectivo organizado de vecinxs autoconvocadxs defendiendo la vida frente al agronegocio. Una de las tantas fumigaciones ilegales a las que están expuestos duró cerca de doce horas. Con afecciones en la salud y cansados de la falta de controles, lxs vecinxs impulsaron un corte de ruta informativo para alertar a la población de la problemática. Además, acaban de presentar un proyecto de ordenanza que limita a 800 metros las aspersiones, y contempla la producción agroecológica. Resistir y organizarse: la clave en los pueblos fumigados.
Por María Cruz Ciarniello
Martes 25 de julio. Son las 9 de la mañana, el viento sopla con rabia y el aire de Pueblo Andino empieza a ser espeso. Un mosquito fumigador, sin ningún tipo de control e incumpliendo la normativa vigente, realiza la aspersión en uno de los cuatro grandes campos que se encuentran sobre la ruta 26 S. El arrendatario: una empresa radicada en Buenos Aires, según refieren los vecinos de Pueblo Andino.
La práctica, denuncian, es totalmente ilegal: ni siquiera existen las condiciones climáticas adecuadas para llevar adelante la fumigación. Los vecinos lo saben porque no es la primera vez que ocurre. La situación se repite a diario y las denuncias son recurrentes aunque todo se reduzca a un acta labrada y una multa irrisoria.
Marcela vive en Andino y forma parte del colectivo autoconvocado. Su relato es preciso:
“Lo hicieron sin ese control que están obligados a hacer frente a un juez de faltas o un ingeniero agrónomo. Está muy naturalizado que se pase por encima ese control. A las 17 de la tarde seguíamos denunciando junto a otros vecinos de otros barrios cercanos a Andino. Entre las 17 y 18 de la tarde se presenta nuevamente la policía y el juez de faltas a una de las rutas que va de Andino hacia Serodino y el mosquito se queda en la mitad del campo. Por la mañana, cuando aparecieron, el mosquito se frenó, pero luego continuó fumigando. A la tarde simplemente se detuvo en la mitad del campo. Y al rato continuó con las fumigaciones hasta las 19.30, en un horario no permitido”, le cuenta a enREDando.
Desde hace dos años, en Andino existe una asamblea de vecinxs que luchan por la vida. Saben, conocen, se informan y sobretodo, accionan para defender una tierra libre de agroquímicos y una salud que cada día enferma más. Son cerca de 2000 mil habitantes y entre varias parcelas, hay cuatro enormes hectáreas de campos arrendados por productores que ni siquiera viven en este pueblo, ubicado a pocos kilómetros de Rosario y lindero a un río Carcarañá, cuyo cauce también está contaminado.
Hace dos semanas, la fumigación a menos de 15 o 20 metros de las casas, tuvo su epicentro en otro de los campos ubicado en el barrio Quebradas de Andino II. En el patio de su casa, un vecino comenzó a sentir el olor del veneno. Es que a tan solo 20 metros se encontraba la enorme maquinaria dedicada a rociar la tierra con agroquímicos.
Las denuncias parece que nunca alcanzan. Las palabras de Maximiliano, integrante de Vecinos Autoconvocados de Andino, evidencian la realidad de los pueblos del sur santafesino: “La impunidad es absoluta”, sentencia.
Andino no es la excepción a una regla mortal: el veneno se esparce sin siquiera respetar el mínimo establecido por una ley provincial de fitosanitarios que pide a gritos ser modificada. Son apenas 500 metros de distancia. 500 metros que de nada sirven cuando el combo de agroquímicos se respira en el aire, se toma en el agua y se ingiere en los alimentos. Pero al menos, la distancia intenta poner freno a una práctica irracional.
La comunidad de Andino estuvo expuesta a casi doce horas de fumigación constante. “El sabor del veneno se sentía en la boca”, describen. A las 18, frente a la falta de respuestas del presidente comunal, los vecinos impulsan un corte informativo sobre la ruta 26 s, donde se encuentra el arco que invita a ingresar a Pueblo Andino. El objetivo: hacer visible la situación y juntar firmas para un proyecto de ordenanza que ellos mismos redactaron y presentaron a los actuales tres candidatos a la presidencia comunal.
“El campo tiene vecinos linderos y enfrente. Ni siquiera respetan los metros. Fue la policía y no paró. Incluso, desde arriba del mosquito se burlaba. Nosotros venimos reuniéndonos, y haciendo un trabajo, presentamos un proyecto de ordenanza, y esto ya es lo último que se puede hacer porque no tenemos herramientas para parar una fumigación. El olor era muy fuerte e incluso el gusto te queda en la boca. Estamos completamente indefensos”, cuenta Maximiliano.
Ya son más de las nueve de la noche. Llevan tres horas de un corte parcial en plena ruta 26. Están a la espera de que la máxima autoridad del pueblo, Juan Carlos Palotti, se acerque a escuchar sus voces. Para decir, tienen mucho. “Queremos que nos diga qué van hacer para que se cumpla la ordenanza”, sostiene Maximiliano, con bronca. “Esto rebalsó el vaso. Doce horas fumigando y no había forma de pararlo. Es una empresa de Buenos Aires que además, fue multada varias veces, pero no les importa”.
Para los grandes productores el objetivo es generar la mayor rentabilidad posible aunque para lograrlo, contaminen el aire que respiran lxs niñxs en las escuelas, en sus casas o en sus plazas. “En Andino hay una problemática con las fumigaciones muy grande, problemas de salud y problemas ambientales de muchos frutales y plantas que se estan muriendo”, relata Marcela. Frente a esto, hace dos años comenzaron a reunirse para encontrar salidas, y generar propuestas frente a la angustia. El miedo paraliza pero no se trata de eso. Todo lo contrario.
De la organización y la resistencia nace en Andino, una nueva propuesta de ordenanza que contempla la agroecología además de aumentar el límite establecido para fumigar. Son tres aspectos puntuales, explica Maximiliano:
– 800 metros libres de fumigaciones.
– Fomento de la agroecología, como modelo que respete la vida, la biodiversidad.
– Mecanismos, dentro de la ordenanza, para que los vecinos puedan hacerla cumplir: herramientas como por ejemplo un modelo de denuncia, una comisión para que trabaje sobre estos casos, se cree un registro público, se informe a la comunidad cuales van a ser las fumigaciones, etc.
La actual ordenanza, adecuada a la ley provincial, establece un límite de 500 metros ajustándose a controles y requisitos a cumplimentar y “que siempre se terminan violando. La comuna nunca está enterada de las fumigaciones. En ese sentido hay una anarquía total”, asegura Maximiliano.
Organización y lucha
El proyecto de ordenanza redactado por los vecinos fue presentado a los 3 candidatos a la presidencia comunal, entre ellos el propio Palotti, hace pocas semanas y cuenta con el aval de más de 200 firmas. Está basado además en dos ordenanzas fundamentales: la de Hercilia y Ceres. Marcela explica: “son ordenanzas de avanzada que plantean una propuesta agroecológica. Nos asesoramos por abogados ambientales, ingenieros agrónomos e ingenieros ambientales. La ordenanza se trabajó durante meses hasta que estaba en óptimas condiciones y se la presentamos a los 3 candidatos a la presidencia comunal. La idea es que podamos llegar a un acuerdo para que no nos sigamos muriendo”.
Desde hace tres semanas, el colectivo de vecinos de Andino recolecta firmas. Y cada vez suman más. También denuncian cada una de las fumigaciones ilegales que realizan los productores y organizan talleres de concientización y aprendizaje mutuo en sus propias casas. Hasta el momento, llevan hecho dos: uno sobre multiplicación de plantas aromáticas, otro sobre realización de compost y el tercero, el sábado 29 de julio, será sobre frutales: enfermedades, momento de cosecha, siembra, poda, como manejar una plaga, etc. “La idea de este espacio de talleres es precisamente encontrarnos, conocernos, aprender, compartir experiencias, saberes”. El objetivo del grupo es lograr tener un espacio físico propicio para la realización de estas actividades y muchas otras que tienen planificadas: la realización de un vivero, un semillero, ferias orgánicas y talleres donde también los abuelos/as puedan transmitir sus conocimientos. A largo plazo, la recuperación de Andino como un bosque nativo y frutal que se ha ido perdiendo, es fundamental. “Crear redes y conciencia de lo que está pasando”, plantea Marcela.
Proyecto de ley provincial
El pueblo de Andino no está ajeno a una problemática regional y nacional. Pueblo Esther, Roldán, Totoras, Capitán Bermudez, Ceres, Hercilia, Suardi y tantos otros pueblos están afectados por la misma realidad. El agronegocio se expande a enorme escala y el impacto en la salud es inocultable. Un abogado ambientalista, Enrique Zárate, acaba de presentar ante la justicia federal y provincial un amparo colectivo ambiental para exigir un mayor control oficial en frutas y verduras. Lo realizó luego de llevar adelante un relevamiento en verdulerías de Rosario, detectando once tipos de agroquímicos: insecticidas, fungicidas, pesticidas, en diferentes verduras, hortalizas y frutas, algunos de ellos prohibidos en la Unión Europea como el profenofos (encontrado en frutilla y lechuga) y en paises como Colombia, Chile, Ecuador, Honduras, Paraguay, Perú y Brasil. También se encontró en rúcula el Phorate, acaricida, fungicida e insecticida, que es catalogado por la OMS como altamente peligroso. Los estudios fueron realizados en los laboratorios de la Bolsa de Comercio de Rosario. (Ver presentación judicial)
En la provincia de Santa Fe, urge la necesidad de modificar la actual ley de fitosanitarios. Hubo intentos frustrados y un regresivo proyecto de ley de la diputada Bertero que tras contar con la media sanción en la Cámara Baja, perdió estado parlamentario al no ser tratado en Senadores. En junio de este año, finalmente se volvió a presentar un nuevo proyecto, de la mano del actual diputado provincial Carlos Del Frade.
El proyecto propone la prohibición de las fumigaciones aéreas en todo el territorio provincial debido a la imposibilidad de lograr un control sobre la deriva de esta forma de aplicar agroquímicos. También genera una zona de resguardo sin fumigaciones de 1500 metros de las áreas urbanas de las ciudades y pueblos de las provincia. Además contempla un programa de fomento de formas de producción sin agroquímicos para las zonas de resguardo.
“El proyecto le pone límite a un modelo de país basado en los intereses de las multinacionales que enferman la tierra y enferman a nuestro pueblo. La expectativa que tenemos es que alguna vez diputados y diputadas se pongan al servicio de los que los votaron y no a quiénes los usan”, había declarado el propio Del Frade el día de la presentación de dicho proyecto.
2 comentario
No dejen de luchar. Vayas a los medios, a La defensoría del pueblo. Mucho ruido y tendrán que escuchar y entender lo que les y nos están haciendo
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