«Al plantear un feminismo para el 99 %, nos inspiramos en la coalición argentina Ni Una Menos. La violencia contra las mujeres, como ellas la definen, tiene muchas facetas: es doméstica, pero también del mercado, de las relaciones de propiedad capitalista, y del Estado; la violencia de las políticas discriminatorias contra las lesbianas, las trans y las queer, la violencia de la criminalización estatal de los movimientos de migrantes, la violencia de la encarcelación masiva, y la violencia institucional contra los cuerpos de las mujeres a través de la prohibición del aborto y la falta de acceso a la salud y el aborto libre». En Estados Unidos, las mujeres se organizan para salir a las calles este 8 de marzo, en el marco del Paro Internacional de Mujeres.
Fuente: Emergente
Foto: AP
Texto por: Linda Martín Alcoff, Cinzia Arruzza, Tithi Bhattacharya, Nancy Fraser, Barbara Ransby, Keeanga-Yamahtta Taylor, Rasmea Yousef Odeh, Angela Davis
[dropcap]L[/dropcap]as masivas marchas de mujeres del 21 de enero pueden marcar el comienzo de una nueva ola de lucha feminista. Pero exactamente, ¿cuál será el foco? Según nuestro punto de vista, no es suficiente oponerse a Trump y a sus políticas agresivamente misóginas, homofóbicas, transfóbicas y racistas. Nosotras también necesitamos apuntar al ataque neoliberal permanente sobre la provisión social y los derechos de los y las trabajadoras.
Mientras la flagrante misoginia de Trump fue el principal disparador para la enorme reacción del 21 de enero, el ataque a las mujeres (y a todxs lxs trabajadorxs) es muy anterior a su Gobierno. Las condiciones de vida de las mujeres, especialmente las de las mujeres negras trabajadoras, mujeres desempleadas y migrantes, han ido deteriorándose progresivamente en los últimos 30 años, gracias a la financiarización y globalización corporativa.
El feminismo “lean-in” –liberal y corporativo– y otras variantes del feminismo corporativo nos ha fallado a la inmensa mayoría de nosotras, que no tiene acceso a la autopromoción y el progreso, y cuyas condiciones de vida solo pueden mejorar a través de políticas que defiendan condiciones de vida dignas, aseguren los derechos reproductivos y garanticen los derechos de las y los trabajadores. Desde nuestro punto de vista, la nueva ola de movilización de mujeres debe ocuparse de todos estos problemas de una manera frontal. Debe ser un feminismo para el 99 %.
El tipo de feminismo que buscamos ya está emergiendo internacionalmente, en luchas alrededor del mundo: desde la huelga de mujeres en Polonia contra la prohibición del aborto a las huelgas y marchas de mujeres en América latina contra la violencia machista; de la manifestación masiva de mujeres en Italia en noviembre pasado a las protestas y huelgas de mujeres en defensa de los derechos reproductivos en Corea del Sur e Irlanda. Lo que es llamativo de estas movilizaciones es que varias de ellas combinaron las luchas contra la violencia machista con la oposición a la precarización del trabajo y la desigualdad salarial, mientras se oponen también a la homofobia, la transfobia y las políticas migratorias xenófobas. Juntas, proclaman un nuevo movimiento feminista internacional con una agenda amplia: antirracista, antiimperialista, antiheterosexista y antineoliberal a la vez. Queremos colaborar con el desarrollo de este nuevo y más expansivo movimiento feminista.
Como primer paso, proponemos ayudar a construir un paro internacional contra la violencia machista y en defensa de los derechos reproductivos el 8 de marzo. En esta perspectiva, nos unimos a los grupos feministas alrededor de 30 paises que han llamado al paro. La idea es movilizar a las mujeres, trans y todos aquellos que las apoyan en un día de lucha internacional –un día de paros, marchas, bloqueos de calles, puentes y plazas, un día de no realizar trabajo doméstico, de cuidados ni trabajo sexual, boicotear y denunciar a empresas y políticos misóginos, huelgas en las instituciones educativas. Estas acciones apuntan a hacer visibles las necesidades y las aspiraciones de aquellas mujeres ignoradas por el feminismo “lean-in”– liberal y corporativo -: las mujeres en el mercado laboral formal, las que trabajan en el ámbito de la reproducción social y los cuidados, las desempleadas y las precarizadas.
Al plantear un feminismo para el 99 %, nos inspiramos en la coalición argentina Ni Una Menos. La violencia contra las mujeres, como ellas la definen, tiene muchas facetas: es doméstica, pero también del mercado, de las relaciones de propiedad capitalista, y del Estado; la violencia de las políticas discriminatorias contra las lesbianas, las trans y las queer, la violencia de la criminalización estatal de los movimientos de migrantes, la violencia de la encarcelación masiva, y la violencia institucional contra los cuerpos de las mujeres a través de la prohibición del aborto y la falta de acceso a la salud y el aborto libre. Su perspectiva alienta nuestra determinación a oponernos a los ataques institucionales, políticos, culturales y económicos a las mujeres musulmanas y migrantes, a las mujeres negras y trabajadoras y a las desempleadas, a las lesbianas y a las trans.
Las marchas de mujeres del 21 de enero han mostrado que en Estados Unidos también puede estar surgiendo un nuevo movimiento feminista. Es importante no perder el impulso. Unámonos el 8 de marzo para hacer paro, abandonar los lugares de trabajo y estudio, marchar y manifestarnos. Aprovechemos la ocasión de esta jornada internacional de acción para transformarla en el fin del feminismo “lean-in” –liberal y corporativo– y construir en un feminismo para el 99 %, un feminismo de base, anticapitalista, en solidaridad con las mujeres trabajadoras, sus familias y sus aliados alrededor del mundo.