Whipala Qom es un barrio cuya comunidad está dirigida totalmente por mujeres. Aquí vive Ofelia Morales, mujer indígena y docente bilingüe; la primer qom en finalizar los estudios secundarios en su Chaco Natal. Su infancia, la discriminación sufrida por ser indígena y mujer y la defensa de la tierra en este diálogo con enREDando.
Por Franco Furno
Foto principal: http://www.ceskatelevize.cz/
[dropcap]M[/dropcap]ujer indígena, estudiante, docente, madre, esposa, referente y cantante. Llegó a Rosario a los 27 años como miles de Qom que escapaban de las inundaciones, la miseria y la pobreza del Chaco, la recibió un territorio hostil para vivir y mucha discriminación. Nada la detuvo para lograr, junto a un pueblo solidario y fuerte, viviendas dignas, capacitaciones laborales constantes, escuelas de modalidad intercultural bilingüe, un marco legal indígena en construcción y un futuro con esperanzas para una cultura milenaria que ya forma parte de la identidad de la ciudad.
Su nombre es Ofelia Morales y éste, un recorrido por su vida.
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Ofelia me recibe en su casa en la primera lluvia de esta primavera, en la comunidad “Wiphala Qom” en la zona norte de Rosario. Un hermoso barrio que habitan hermanos Qom hace poco más de un año. Una comunidad dirigida por una comisión conformada totalmente por mujeres, muy diferente al contexto vivido décadas atrás. Pero esta historia comienza hace algunos años, en los ríos y llanuras del Chaco.
Es la costumbre de la cultura Qom que las ancianas y ancianos le pongan el nombre a los bebes. Sus abuelos eligieron para ella Neraqte. En el registro civil Chaqueño, no figuraba ese nombre así que su madre eligió Ofelia. Ya adulta se enteró de su verdadero nombre y el de su significado: Lectura, escritura, lectura. El saber de los ancianos resume la personalidad de Ofelia Morales.
“Lo más lindo que recuerdo es que recorríamos los montes en libertad, podíamos recoger los frutos, cazar los animales que hay. Pero después cuando vendieron las tierras cambia el panorama, ya son propiedades privadas, son alambradas y no se puede entrar hasta el río mismo. Están desviados los cursos de los ríos pequeños, los afluentes del Paraná, están cortados los cauces. Ya no se pesca, ya desaparecieron 3 o 4 ríos”, comenta Ofelia sobre su infancia en Pampa del Indio, Chaco.
Su familia es parte del pueblo milenario Qom, criada entre animales, plantaciones, hablando la lengua de sus ancestros desde niña, el Qomlaqtaq. Caminaba 10 kilómetros para ir a la escuela primaria, todos los días, ida y vuelta.
Pero después cuando vendieron las tierras cambia el panorama, ya son propiedades privadas, son alambradas y no se puede entrar hasta el río mismo. Están desviados los cursos de los ríos pequeños, los afluentes del Paraná, están cortados los cauces. Ya no se pesca, ya desaparecieron 3 o 4 ríos”
Hoy es docente intercultural bilingüe en Rosario.
– ¿Cómo fue el transcurrir la escuela primaria?
Ofelia: La educación era la normal, pública. Se hablaba el castellano se daban las asignaturas que conocemos. No se nos respetó el idioma, al contrario, se nos prohibió el idioma a todos los alumnos. Yo sufrí mucho la prohibición del idioma, estaba prohibido hablar, ni cuchichiar con el hermano o hermana, o compañero indígena.
– ¿Qué pasaba si te escuchaban hablar en lengua Qom?
O: Nos castigaban, directamente nos disciplinaban. Nos ponían de penitencia. Eso fue lo que más se sufrió, que me hizo ver la realidad y yo desde ahí más me enamoré de la educación. Cuanto más sabía, más quería estudiar.
– ¿Para cambiar eso?
O: No pensaba en cambiarlo, pero después cuando llegué a la secundaria fue más amplio el conocimiento que nos dieron los profesores. Fue en el pueblo de Pamba del Indio, yo fui de la primera promoción de indígenas que egresó. Y bueno, cuando conocí las 13 materias, año por año, uno tiene que afianzar ese conocimiento para poder decir “Acá estoy”.
-¿En la secundaria sufriste la misma discriminación con respecto al hablar la lengua?
O: Con la lengua no tuve problemas ya, pero sí tuve un problema de discriminación cuando un profesor me calificó con 9,50 en matemática y mis compañeros matemáticos, un grupo de 5 de los mejores en matemática que entre ellos estaba yo, me decían: “Cómo te puso 9,50, si es lo mismo”. Fueron a hablar a la dirección. Ellos como compañeros lo hicieron. Y se logró el 10.
– ¿Te veías dando clase?
O: Todavía no veía la educación como profesión, me gustaba leer, meterme en los libros de texto, de filosofía, psicología, anatomía. Me gustaba dar clase en los trabajos prácticos, hablar de Europa, África… El estudio en el marco del sistema educativo se habla de otros países y los sabía como la palma de mi mano a través de libros de texto. Mis compañeros no tenían libros tampoco, porque son campesinos y sus padres no podían comprar libros. Yo en cambio recibía una ayuda de la iglesia Bautista, y cada año con los puntajes que tenía, me regalaban libros de texto de todas las asignaturas y compartía con los demás.
¿Otros hermanos fueron con vos a la secundaria?
O: En la secundaria estaba yo sola, todos quedaron en el camino, los de la primaria no accedieron. Yo fui la primer Qom en terminar la secundaria. Y fue noticia en todo Chaco, vino el supervisor de primaria de la provincia a entregarme el título, fue una gran noticia para el sistema educativo, la primer indígena que se recibe de bachiller y con buenos puntajes. Ese es el tema también, porque si hubiera sido raspando… Eso es lo que vale también, los puntajes, en todas las materias tenía 9 o 10.
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Hay una educación más importante para los Pueblos Originarios y tiene que ver con la trasmisión de los mayores. Ofelia aprendió todo lo que sabe de su cultura gracias a la enseñanza de su familia, “mi mamá fue muy exigente, culturalmente, trabajadora, muy amplia en conocimiento”, cuenta. La política indígena y la defensa del territorio van de la mano y son sus cimientos como referente.
Ofelia relata que mientras hacía un esfuerzo enorme para ir a la escuela tenía que enfrentarse al despojo territorial: “Allá en el Chaco, siempre defendí los derechos humanos que me enseñaron en la escuela primaria y secundaria. Que nunca puede sobrepasar el derecho de una persona a la otra. Además también de la lucha como líder, empezamos a tener un problema de tierras. El gobierno nos vendía las tierras, en el 75´… nuestras tierras también fueron vendidas. Nos dejaron con muy poquita tierra, nos quitaron nuestras conexiones con la tierra, yo tenía 11 o 12 años.”
¿Qué cantidad de tierras les quedaron?
O: 15 hectáreas, de las 40 mil que tenía mi familia. Una familia compró con el jefe de tierras, del instituto de tierras, vende a la familia criolla, sin consulta, sin nada, vinieron y ocuparon. El Estado vendió las tierras indígenas. De ahí surjo con la lucha, con la dirigencia, me crie así con lo que luchó mi mamá de lo que teníamos, teníamos plantaciones, teníamos árboles frutales en la tierra nuestra. Tuvimos que defender árbol por árbol. Cada árbol tiene vida y tiene un significado… y así luchando recuperamos las tierras.
¿La misma Ofelia que iba a la escuela estaba luchando por la tierra?
O: Mientras estudiaba luchaba para recuperar mis tierras. Discutía con las autoridades del pueblo, al comisario, el sacerdote de la iglesia católica, (en todo pueblo hay un templo de la iglesia católica que influye en la usurpación de tierras) estaba el juez de paz, el instituto de tierras, son cuatro instituciones de gobierno. Me decían: “ustedes se tienen que salir de acá” ¿Cómo? Le digo, ¿Cómo vamos a salir de acá? ¿Quién es usted para mandarme a salir de mis tierras? Vinieron los 4 juntos para decirnos que teníamos que irnos. El diálogo fue muy feo, el trato de la gente que viene, horrible.
¿Se pudo revertir esa avanzada?
O: Llega un sacerdote que reemplaza al que acompañaba a la usurpación de tierras, viene directo de Italia. Un joven, que no conocía mucho la realidad argentina. Le digo: ¿padre, usted invadiría tierra ajena?, y me dice que no. Le pregunto si los santos en vida quitaban tierras, “no hija”, me dice. ¿Cómo entonces San Antonio (una doña criolla tenía este santo) está en nuestras tierras? Esta señora quiere usurpar en nombre del santo, nuestras tierras indígenas. “Hay que hacer algo”, me dice, “ahora mismo voy y retiro el santo de ahí”. No sé qué hice pero logré que se retire la estatuilla, que para mí es solo una estatua, pero para ellos era sagrado. Hasta ahora tenemos conversaciones con el cura por vía internet, ese fue el detonante del liderazgo en mí. Luego fue recurrir a la justicia para recuperar las tierras.”
¿Qué respuestas dio la justicia?
O: Acudimos a la justicia indígena. Cuando uno de los muchachos castigó a mi hijo, golpeó a mi mamá, se sangró toda, otro golpea a mi padrastro y al juez le dijimos: “tierra o uno de sus hijos.” Nos preguntaba “¿cómo?, y le decíamos: nos da uno de sus hijos, ella tenía 17. Llaman a la señora (usurpadora/propietaria de las tierras) y le dicen si entrega a un hijo por las tierras. “No, no voy a entregar”, dice ella. Cada mes íbamos al gobierno y le decíamos, queremos las tierras, depende de ustedes como gobierno sino se sacrifica uno de sus hijos. “¡De qué manera!”, decían, “¿cómo van a decir eso?” Y el Juez la llama, y “¿cómo, cómo?” empezó a chillar la madre, “que me hicieron, ¿cómo las autoridades, porque me dieron las tierras ocupadas?” Mire señora, le dijimos: “¿por qué no abrió los ojos antes? ¿Porque quiso meterse teniendo mi familia, mi campo sembrado, mis animales? ¿Quién la engañó? ¿El Gobierno, las autoridades, el jefe de tierras, el juez de paz te engañaron?” Y le dijimos, si usted nos entrega un hijo suyo, nos vamos. No dice, agilicen los trámites con el gobierno. Y se agilizó los trámites, se realizó el desalojo a la señora y ahí tenemos las tierras. Hasta el día de hoy, mi mamá está viviendo ahí. Bueno ese fue el detonante en mi tradición indígena… se puede, se puede…”
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Chaco, año 1982, una Ofelia inquieta, trabajando en la biblioteca de la escuela en la que acababa de recibirse, se pregunta: ¿por qué no se enseña mi lengua y mi cultura en la escuela? Y lo más doloroso: ¿por qué mis hermanos no van a la escuela?
Ya comienza a romper estructuras cuando le pide explicaciones a los docentes y superiores. “Le dije a los jefes de lengua y literatura, yo tengo mi idioma, ¿por qué no se enseña, no se estudia? Y me dijeron que si, que tenía razón. Y allí empezamos a decirle al gobierno que hacía falta que se estudie el idioma, que se debe estudiar, que se respete la cultura de los antiguos, que se pueda reflexionar sobre la educación indígena. Yo vi el sufrimiento de mis hermanos en la primaria, el sufrimiento de que no llegaron a la secundaria. Y ahí presentamos el proyecto de Educación Intercultural Bilingüe y ahí otra vez fui noticia para la provincia.”
¿Cómo comenzó el camino de una educación indígena?
O: Tuvimos una reunión con el ministro de educación de la provincia, y ahí nació la EIB. La educación para el indígena, la educación para auxiliares, la formación de maestros aborígenes. Primero capacitar a los blancos diciendo “hay aborígenes”, que con el objetivo de que estén en la primaria, lleguen a la secundaria. Que un profesor de primaria pueda lograr que su alumno llegue a la secundaria, que sea una meta en el sujeto. Esto fue en el año 82´. No había nada de legislación indígena, estábamos en la dictadura militar.
¿Surgen los primeros docentes indígenas de allí?
No, allí recién se comenzó a hablar, se comenzó a programar. El gobierno debía otorgar presupuesto, todavía nada. Luego de que me desafectan de la biblioteca, me mandan a Saenz Peña a reunirme con los pedagogos, con los antropólogos, con los profesores, para poder armar aunque sea una raíz de la EIB. Pero para transformar eso teníamos que tener alumnos, como incorporar a la muchachada al programa. ¿Cómo se elige? ¿Cómo sería el perfil de aquella persona que quería ser maestro? Al año se aprueba el inicio de clases y se invitó a la población donde hay escuelas en comunidades indígenas. Y se eligieron 27, los primeros alumnos míos.
¿Ahí fue donde estuviste por primera vez dando una clase?
O: Si, ahí enseñando a los alumnos. Ellos tampoco creían que se podía estudiar la cultura. No hay nada hecho, está el sistema donde está el conocimiento sistematizado, pero nuestro conocimiento no está sistematizado. Ahí empezamos a abrir la mente a cada joven que accedió al programa. Íbamos a un albergue, no había presupuesto, había que pedir alimentos. Eran todos de diferentes lugares de Chaco. Tenía alumnos Wichi, Mocovíes y Qom. Los 27 se recibieron, los primeros auxiliares y ni bien salieron ya tenían sus escuelas.
¿Y los maestros indígenas tuvieron éxito en esas primeras experiencias de enseñanza?
O: Había que acompañar como era estar frente al grado. Pero como hablaban en idioma, es como que todo está bien, porque el maestro indígena habla en QomLaqtaq puro, es como que le hablara el hermano, el pariente, el familiar. Entonces cuando vieron esa realidad, los maestros, los directivos, vieron lo necesario que es. Y ya después me retiré y me vine acá para trabajar esto.
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Los hermanos del pueblo Qom comenzaron a llegar a Rosario en los 60, pero en la década de 1980 Chaco fue escenario de grandes inundaciones que hicieron imposible la vida de muchos indígenas y campesinos. “Y se inundó muy feo, todo el Chaco se inundó, se perdió todo, la agricultura, la cementera, las semillas. Había que vivir solamente del desmonte, pero no todos trabajaban en el desmonte. Había miseria, no se podía sembrar porque la tierra estaba pura agua, y había que esperar 3, 4 o 5 años para que se normalice y poder sembrar”, cuenta Ofelia Morales que llega a la ciudad en 1990.
La falta de tierra seca, sumado a la miseria y el despojo territorial, hicieron necesaria la búsqueda de trabajo y una mejor vida lejos de la llanura chaqueña. Muchas de esas familias llegaron a Rosario buscando sobrevivir. Los recibió la discriminación de una población que creía que los pueblos originarios eran parte del pasado.
¿El estado no respondió a esas grandes inundaciones?
O: Nunca estuvo el Estado, nunca. Hasta ahora, lo de hoy es una respuesta a una protesta de la pobreza ante Naciones Unidas, hace poco fue 2001, 2002 o 2003… Fue la denuncia, entonces se pudo llegar este acceso a los programas sociales. El Chaco tiene programas sociales donde se ayuda al estudiante, a la madre soltera. La asignación familiar, antes no había eso. Al no estar eso antes uno se tenía que quedar en casa, trabajando el campo para poder sobrevivir.
¿Cómo fue llegar acá, donde paraste?
O: Paré acá en Juan José Paso y las vías. Ya había hermanos, estaba mi hermano mayor. Vinimos a trabajar y había miseria. Pero había solidaridad, muchas familias. Si faltaba un poco de yerba o de harina o alimento, ahí estaban. Acá no había nada, había que hacer de cero todo. Tampoco estaba acostumbrada a vivir así en barrios, juntitos, unos al lado del otro. Los primeros tiempos eran duros, pero ya al año siguiente teníamos trabajo. Mi esposo ya trabajaba en la construcción y yo ya había empezado a trabajar en la escuela y en la provincia, en salud, era administrativa del centro de salud.
-Grandes diferencias al territorio Chaqueño…
O: Bueno lo que aprendí en el Chaco era tener una casa digna, tener tierra, tener plantaciones, criar animales, todo eso son pases legales del país, de comercio o de subsistencia. Tener un rancho, un rancho común de barro, paja, de madera. Mi proyecto cuando llegué acá tenía 5 temas grandes que me propuse: Tener la EIB en Santa Fe y estudios universitarios, trabajo, salud, tierras y viviendas y la reforma constitucional en la provincia. Porque mi tío fue diputado en la provincia del Chaco, un gran político, nos enseña a vivir en el Estado. El estado es una cosa, el gobierno es una cosa, el administrador gubernamental es algo que uno debe saber. Él decía nunca hay que deber al Estado. Hay que hacer nuestra política indígena que es distinta
-Escuché más de una vez que los Qom son cerrados, como acusados de ser culpables.
O: Sí, es así, cuando yo llegué la gente era muy cerrada, por temor a que atenten contra la comunidad, ese era el peor miedo de los líderes. Después cuando llegué le convencí a los hermanos que dialoguemos con las autoridades municipales, con la provincia, con las instituciones que están cerca, el municipio, la universidad. Después llego yo y digo, hay que hablar, interactuar, escuchar que quieren. Los convencí, que sí, que no… hasta que se entendió el diálogo entre indígenas y el gobierno.
-¿Cómo fue el camino de ese diálogo con la sociedad rosarina?
O: Nosotros hicimos un camino. Fuimos a la universidad a dar charlas sobre nuestro pueblo, escuelas, hacer debates, charlas, llegar al gobierno, llegar a grupos y ahí se fue haciendo el reconocimiento. La gente de Rosario no conocía, porque creen en el texto de estudio de que los indígenas fueron eliminados. Llegamos en familias numerosas, todos mal vestidos, con los rasgos culturales y faciales que tenemos, que estamos callados, que paseamos por la ciudad y nos miraban como diciendo: “¿quiénes son, de donde salieron, si los libros decían que estaban exterminados?”. Entonces hablamos. Les dijimos no sigan con esa frase, estamos presentes, siempre estuvimos.
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Ofelia Morales es docente en la escuela intercultural bilingüe nº 1344 Cacique Taigoyé, en Av. Savin 1199, creada por decreto en 1994. Ella enseña desde primer a séptimo grado la lengua y la cultura Qom. La Ley de Educación sancionada en 2006, institucionalizó la modalidad de EIB a nivel nacional. De acuerdo con la ley, los niveles de educación Inicial, Primaria y Secundaria deben garantizar a todos los pueblos originarios el derecho constitucional a acceder a una educación que contribuya a preservar su identidad cultural su lengua y su cosmovisión. Hoy están solicitando la creación de más puestos de maestros auxiliares indígenas. Aún no hay respuestas del Ministerio de Educación provincial, en el marco del debate de una nueva ley de educación.
-¿Cómo fue el camino a tener una escuela con EIB Qom?
O: Porque fue la discriminación tan grande que hubo aquí, una discriminación racial que recibimos con mis hermanos, donde no querían que sus hijos asistieran a las escuelas aledañas a la comunidad. Era mucha la resistencia de los Qom aquí y los caciques que estaban se fueron al gobierno a pedirle una escuela aparte. No es que somos privilegiados por tener una escuela aparte, sino por la discriminación racial de los vecinos que no querían a un niño indígena en un grado. Fueron rechazados rotundamente, la población indígena en Rosario. Había un intendente municipal que nos quiso devolver, que quiso quemar, Uzandizaga que quería que la gente se vuelva al Chaco.
No es que somos privilegiados por tener una escuela aparte, sino por la discriminación racial de los vecinos que no querían a un niño indígena en un grado. Fueron rechazados rotundamente, la población indígena en Rosario. Había un intendente municipal que nos quiso devolver, que quiso quemar, Uzandizaga que quería que la gente se vuelva al Chaco.
-¿Se hace difícil trasmitir la naturaleza en un salón?
O: No, no. Encuentro temas muy importantes, por ejemplo el movimiento de las nubes, la velocidad del viento y como ellos viven o maman de esa cultura, se nutren. Y escuchamos el canto de las aves, el sonido de un cardenal, el vuelo de la paloma, el color de los árboles, ahora estamos saliendo a observar todas las mañanas el Lapacho que está ahí frente a la escuela, que se viste de rosado ese árbol grande y es muy lindo. Y si, ellos saben.
-¿Falta profundizar esta educación?
O: Falta profundizar también la comprensión de los compañeros no indígenas porque vivimos del sistema común de educación donde vive acelerado uno. Y está escrito y dicen “bueno está escrito, se escribió y ya fue”. No, nosotros no, lo escribimos, lo vivimos y nos relacionamos con lo que hacemos.
-¿Cómo vienen las propuestas para la nueva Ley de Educación Provincial?
O: Lo que queremos proponer al gobierno santafesino es que la ley sea intercultural desde los principios generales. Y en general se tiene que hablar de interculturalidad, del bilingüismo. Porque no es solamente el nativo el que tiene que practicar la interculturalidad, tenemos que ser todos. Y estamos presentando esa propuesta al gobierno, de decirle, la ley nueva de educación tiene que ser intercultural y bilingüe.
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“Nos hacían callar, también ese es un detonante de mi lucha, que decían que la mujer no podía hablar, que la mujer tenía que estar detrás del hombre y que nos calláramos… ¡No! decía. Y mientras seguía en la docencia, con mis hijos, mi familia, mi religión… y me veían los ancianos, los mayores y me decían: vos tenés que seguir adelante, no hay otra salida.”
En la recorrida de su lucha política Ofelia destaca las grandes dificultades que tuvo que afrontar solo por el hecho de ser mujer. Empezó sola entre líderes varones en las reuniones por una ley que garantice los derechos indígenas en el Chaco, luego de la apertura democrática participó de las reuniones con el gobierno de Alfonsín por un marco legal originario aún inexistente, fue parte de la reforma de la constitución del 94´ y en Santa Fe es protagonista principal de la política indígena en educación, tierra, vivienda y trabajo. “Nos hacían callar, también ese es un detonante de mi lucha, que decían que la mujer no podía hablar, que la mujer tenía que estar detrás del hombre y que nos calláramos… ¡No! decía. Y mientras seguía en la docencia, con mis hijos, mi familia, mi religión… y me veían los ancianos, los mayores y me decían: vos tenés que seguir adelante, no hay otra salida.”
-¿Hoy en día son más las hermanas que se suman a la lucha?
O: Ahora sí, las hermanas medio que empezamos desde el 2001 a salir a la calle. Empezamos desde el impenetrable, hasta las ciudades donde habitamos. El salir a la calle, cortar una calle, hacer piquete como se dice. El movimiento Sapiaqtani, (“Caminando”) movimiento del pueblo Qom, inicia el salir a la calle las mujeres con hijos, con nietos para poder pedir que se cumplan los derechos. Porque ya hay leyes, dentro de todas las leyes fuimos nosotros los aborígenes que pusimos los textos y los abogados son los que acomodaron las palabras. Bueno, nos valemos de eso, y las mujeres salen para también gestionar, apoyarse entre ellas para poder conseguir el aspecto económico de la casa.
-¿Qué papel juega hoy la mujer indígena?
O: La mujer es un elemento importante en este tiempo, porque ella es del hogar, que tiene que saber cuanto pone en su olla para que coman sus hijos, cuanto se necesita para vivir dentro de un hogar. Después cuanto le sale salir afuera, poder decir, gritar al Estado y decir, necesitamos esto, necesitamos trabajo, que el Estado esté presente y la mujer por ahí tiene doble función, de ser ama de casa, de ser líder, de ser madre y dirigente. Por un lado es triste, pero por otro lado es una fuerza, que las mujeres pueden decir, que las mujeres pueden expresarse en sus comunidades. Que puedan decir, esto me pasa, esto le pasa a aquella. Acá en esta comunidad la comisión comunitaria es totalmente de mujeres.
-¿Cómo lograron eso?
O: Es que cuando llegamos a estas tierras, estas nuevas casas. Dijeron las hermanas: “Nosotros salimos de una vida muy mala, muy fea allá en donde estábamos viviendo, ahora tenemos las viviendas muy lindas y tenemos que, afianzar la paz y la no violencia, y cambiar por el buen vivir, y practicar el buen vivir”. ¿Bueno que quieren?, les dije. “Nosotras queremos formar la comisión de mujeres, mientras estamos acá las mujeres, porque los hombres van a trabajar, y si los hombres se meten en problemas, directamente van a la violencia, nosotras no queremos eso”. Entonces, afianzar la paz en esta comunidad, hablar, afianzar el diálogo entre vecinos, pautar criterios culturales, de espiritualidad, pautar criterios de vida en comunidad así de esta manera. Y como que quieren un cambio estructural en la mente para practicar la paz. Algunos hombres se enojaron porque eran todas mujeres.
“Nosotros salimos de una vida muy mala, muy fea allá en donde estábamos viviendo, ahora tenemos las viviendas muy lindas y tenemos que, afianzar la paz y la no violencia, y cambiar por el buen vivir, y practicar el buen vivir”. ¿Bueno que quieren?, les dije. “Nosotras queremos formar la comisión de mujeres…»
-¿Vos estas ocupando algún cargo?
Sí, vocal, quiero que vayan adelante ellas que conozcan, que conozcan el ámbito de lucha porque no es fácil.
-¿Hace cuánto que están acá?
O: Este barrio es nuevo, un año que estoy acá viviendo. Esto sale un plan de emergencia habitacional, por la calidad de vida, vivíamos hacinados ahí en Almafuerte y Travesía. Éramos todo un hacinamiento humano. Había como 6000 personas. 500 o 400 familias. Por ahí hay un hogar de cuatro paredes que viven 15 personas, que comen una vez al día, que no asisten a la escuela, que no asisten al centro de salud. Algunos no saben hablar castellano. Miles y miles de aspectos que hacían falta a la dignidad. Y aprobaron el proyecto, y eso elevamos al municipio, a la provincia y a la nación. Esto es un plan de emergencia, de ningún programa nacional sale esto, donde la nación aparta un presupuesto grande donde entregaron en mano a la Fundación Madres de Plaza de Mayo para poder administrar ese dinero y terminar la construcción del programa. Nosotros desde ahí obtuvimos 520 viviendas, todo un plan general, donde tenía que tener todo amueblado, todas las instalaciones, y esto son los resultados.
-Sos parte del Movimiento de mujeres indígenas del Abya Yala, contanos sobre este grupo de mujeres de todo el continente.
O: El tinte mujer, el tema mujer es muy importante para mí porque soy parte de ellas y soy parte del mundo de la mujer. A veces las hermanas están discriminadas por ser indígenas, por ser mujer, por tener su cultura, por tener su economía propia, tener su manera de vivir, entonces es importante tener un movimiento de mujeres donde se dialoga de todo lo que conocen, de lo que saben las mujeres. Porque gracias a las mujeres estamos acá en este momento, gracias a la mujer indígena. En la conquista al desierto, lo que pudieron salvar a la población a sus hijos, a sus nietos fueron las madres, fueron las abuelas que conocían los montes y podían esconderse del ejército. Por eso estamos acá, viviendo, sabiendo vivir en la pobreza, en la falta de todo. Yo valoro El Movimiento de la Mujer Indígena del Abya Yala, porque creo que todas, todas desde donde estamos nosotras como indígenas sabemos vivir desde la pobreza, sabemos vivir y adaptarnos al lugar donde nos toca vivir. Lo más bueno es que tenemos las costumbres ancestrales que nos sostienen y lo que debemos seguir sosteniendo, con el respeto a la naturaleza. Mire, tengo mi nieta y le compre un par de aves para que ella también se responsabilice para que también con lo natural, una planta medicinal, una comida ancestral, todo eso es parte de la mujer. Si uno no sabe eso, ¿dónde lo puede conseguir? Mi mamá nos enseñó todo, la madre es la que enseña todo, saber tejer, tejer lana, saber hacer la comida, saber recolectar frutos, saber luchar… luchar por lo que uno quiere, por ejemplo el tema tierra, el tema trabajo, saber cuidar la planta, saber cuidar a tus hermanos, y saber cuidar de la vida.
1 comentario
Los felicito por divulgar la experiencia de vida y los saberes específicos de la etnia indígena Qom.
Muchas gracias a Ofelia por sostener la supervivencia cultural de su pueblo.
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