La Mesa Feminista del Abya Yala en Resistencia se realiza desde hace 9 años en los Encuentros Nacionales de Mujeres. Con el grito presente de Berta Cáceres, decenas de mujeres latinoamericanas compartieron sus luchas en Rosario. «No se puede pensar la lucha feminista sino está vinculada a la lucha contra el colonialismo histórico, contra el extractivismo, contra el capitalismo», sostiene la militante feminista popular Claudia Korol. Su voz y la de la periodista Liliana Daunes en este diálogo con enREDando.
Por María Cruz Ciarniello
Foto: Emergente
«Desde nuestros cuerpos-territorios, desde nuestra memoria rebelde, desde nuestros ríos y selvas, desde nuestras ciudades, llegamos al XXXIº Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario. Venimos con nuestras ancestras en la sangre, en la rabia, y en la alegría» (Fragmento Documento Feministas de Abya Yala en Resistencia)
[dropcap]C[/dropcap]laudia Korol y Liliana Daunes desde hace 9 años vienen coordinando la Mesa Feminista Latinoamericana en los Encuentros Nacionales de Mujeres. Una mesa, una radio abierta, que supo cobijar la voz poderosa de Berta Cáceres en aquel Encuentro realizado en Bariloche. Este año, sin su presencia pero con la misma fuerza de entonces, la Mesa volvió dar cuenta de las diversas luchas feministas latinoamericanas que se entrecruzan y fortalecen, experiencias de resistencia que aprenden unas de otras. Realidades que tienen a mujeres oprimidas en países de Centroamérica. Golpes de Estados perpetrados en la región como en Brasil.
“Somos feministas del Abya Yala. Feministas compañeras. Decimos y sentimos que si tocan a una, nos tocan a todas. Si hay mujeres presas en El Salvador, en Honduras, o en Argentina, como consecuencia de la ilegalidad del aborto, salimos a las calles y exigimos su libertad. Nos solidarizamos con las mujeres víctimas de los tribunales racistas, revanchistas, misóginos en Argentina y en otros países del continente. Nos solidarizamos con las muchas mujeres defensoras de los derechos de sus pueblos y de la naturaleza, que vienen siendo criminalizadas y perseguidas como Lolita Chávez en Guatemala, y Máxima Acuña Chaupe en Perú. Nos solidarizamos con todas las mujeres presas políticas en el continente, y nos movilizamos por su inmediata libertad. Exigimos la libertad de Reina Maraz, mujer boliviana, condenada a cadena perpetua en Argentina, en un juicio plagado de aberraciones racistas y patriarcales.”, sostienen en el documento que fue leído en el marco del Encuentro Nacional de Mujeres.
Allí también expresan la avanzada neoliberal en el continente. Y la denuncian: “El uribismo plantó su bandera con en el No a los acuerdos de Paz en Colombia. La derecha golpea -nos golpea- en Honduras, Paraguay, Brasil. El fascismo busca su revancha en Venezuela y Bolivia. No perdonan a los pueblos que intentan romper la subordinación al imperio. Un humor conservador mete macris en las urnas argentinas, y criminaliza a lxs pibxs, a lxs pobres, a quienes sobreviven penosamente o a quienes protestan frente a los ajustes neoliberales.”
La Mesa Feminista posibilitó escuchar las voces de compañeras luchadoras de Perú, El Salvador, Colombia, Brasil, Uruguay, Paraguay, Honduras, entre muchos otros países. Marcas de colonialismo opresor en todas partes. “En el plebiscito en Colombia, quedó claro que el fundamentalismo religioso fue parte de la campaña por el No a la Paz. Lo hicieron para tirar atrás aquellos aspectos de los acuerdos que posibilitaban algún tipo de justicia para las víctimas, y el respeto a los derechos de las mujeres y de las disidencias sexuales. Con los mismos argumentos, en Argentina, buscan arrasar con conquistas como la Ley de Identidad de Género, o de Matrimonio Igualitario. Monseñor Aguer no es un cavernícola aislado. Es parte de una jerarquía religiosa que tiene complicidades con todas las dictaduras y las guerras en el continente. Por eso volvemos a gritar desde Rosario: “¡Saquen sus rosarios de nuestros ovarios!”. “¡Iglesia, basura, sos la guerra y sos la dictadura!”
De Perú, Lucía Contrera denunció la esterilización forzada de mujeres durante el gobierno de Fujimori y sostuvo la necesidad de fortalecer la lucha de ·#NiUnaMenos en toda la región. Remarcó que en Perú se está tratando de implementar la educación popular feminista para luchar contra los conflictos mineros ambientales que sufren las mujeres que trabajan en el campo. Del Movimiento Centroamericano 2 de Marzo de Honduras, Dani Galindo denunció al gobierno hondureño. «No podemos permitir que se sigan matando a nuestras compañeras, que sigan decidiendo sobre nuestros cuerpos. Berta no murió, el Estado la mató.» Chana del Movimiento Centroamericano 2 de Marzo del Salvador afirmó que su país junto a Honduras y Nicaragua son 3 de los 7 países que prohiben el aborto. En El Salvador interrumpir el embarazo está penado de homicidio agravado hasta 20 años de cárcel y buscan extenderlo hasta 50 años.
enREDando dialogó con Claudia Korol y Liliana Daunes. El patriarcado, el extractivismo, el feminismo popular y el retroceso con el avance de la derecha en el continente fueron algunos ejes de la entrevista:
enREDando: ¿cómo estás viviendo este 31 Encuentro Nacional?
Claudia Korol: estoy muy emocionada y muy feliz, no solo por la masivida que es impresionante sino por la capacidad de organización que han tenido las compañeras de Rosario, no solo en términos organizativos sino políticos. El documento inicial que se leyó en la apertura fue excelente que resume bastante bien todas las demandas del movimiento de mujeres y las diversidades sexuales. En este momento en particular, es muy importante, porque hay un avance de la derecha conservadora que intenta arrasar con todas las conquistas de tantos años de lucha y esta masividad nos permite estar en mejores condiciones frente a este avance, en solo en términos de los derechos de las mujeres que son fundamentales, sino de los pueblos, las comunidades, el avance sobre los territorios de las políticas trasnacionales.
Liliana Daunes: lo vivo con absoluta felicidad a pesar de todas las oscuridades que nos rodean, en este país, en esta sociedad, en este mundo. El hecho de encontrarnos del abrazo, de saber que el pensamiento feminista está multiplicado en distintos rincones del país, nos dá el estímulo para seguir peleando en esta vereda. En el año 1989 hice un artículo cuando se realizó el primer encuentro feminista en Rosario, éramos 2800 mujeres. Saber que seguimos dando esos saltos cualitativos y cuantitativos me parece que es absolutamente maravilloso y se puede medir muy practicamente. De esas 70 mil vienen desde distintas experiencias y expectativas, de todas maneras, con esta convicción que tenemos de que el Encuentro Somos Todas siento que el camino que venimos recorriendo es una vereda que se ha ampliado y vamos entrando cada vez más con convicciones fuertes de querer cambiar este mundo patriarcal, sexista, estas opresiones que vienen del capitalismo. Somos muchas las que motorizamos este cambio. Y creo que lamentablemente y hablando de oscuridades una de ellas es el amarillo de Cambiemos, y es este ajuste atroz. Está instalado nuevamente el neoliberalismo con lo peorcito del aprendizaje y esta derecha lamentablemente ha habilitado la parte más facha de la sociedad. Las mujeres somos afectadas muy claramente y sí sabemos de lucha y resistencias, sabremos también salir a las calles para denunciar, más alla del Encuentro que denuncia muy claramente esto en muchos de sus talleres. También llevaremos estas inquietudes para seguir estando en la calle.
enREDando: ¿Qué sentido político tiene la Mesa Feminista de los Encuentros?
Claudia Korol: La Mesa feminista hace 9 años que la venimos haciendo, vienen compañeras de toda Latinoamérica. Hay compañeras Sin Tierra de Brasil, Peru, Colombia, Venezuela, Salvador, Costa Rica, Honduras. Es una cita no solo nacional sino continental. Es un Encuentro autogestionado y con una concepción de un feminismo sin fronteras, realmente es muy importante para todas nosotras.
Liliana Daunes: es inédito en el mundo lo que sucede en Argentina. En el caso de la Mesa Feministas en Resistencia, traemos algunas compañeras invitadas. Y el grito de Berta Cáceres es una de las banderas más levantadas. Compañeras de Honduras, Perú, Brasil, Paraguay. Es absolutamente necesario escucharlas para saber como estan viviendo en sus lugares y a la vez entreverarnos, y se van sumamente conmovidas porque esto es muy fuerte. En Colombia, por ejemplo, se ha comenzado a armar Encuentros de Mujeres. En el Salvador por ejemplo, es tremenda la situación con respecto al aborto. Se las declara asesinas. En Argentina hemos adelantado bastante pero lo que queremos y eso está claro, y Rosario, en su segundo encuentro fue un momento de inflexión muy fuerte respecto a la visibilidad que adquirió el tema del aborto, es la libertad de decidir sobre nuestros cuerpos. Mientras tanto vamos teniendo en cuenta lo que la propia ley nos va permitiendo.
Claudia Korol: A pesar del dolor con el que vivo la ausencia de Berta, su nombre estuvo en el documento de apertura , el grito de las mujeres acompañando la exigencia de justicia. Y está en esta idea de que no se puede pensar la lucha feminista sino está vinculada a la lucha contra el colonialismo histórico, contra el extractivismo, contra el capitalismo y sus formas actuales de arrasamiento en los territorios. Somos feministas indigenas, negras, mestizas, populares que asumismos todas las luchas como nuestra.
enREDando ¿Por qué los Encuentros de Mujeres son cada vez más multitudinarios?
Claudia Korol: Creo que hay una potencia muy grande del Movimiento de Mujeres y algunas claves para subrayar. No es un congreso donde venimos a medir fuerzas, venimos a dialogar. En estos encuentros muchas mujeres vivimos por primera vez nuestra identidad como mujeres, como lesbianas, como travestis y trans- Hay mucho de vivir y sentir las potencias de las mujeres en estas marchas, en estas ciudades que parecen hormigueros de mujeres. Recuerdo en un taller que tuvimos hace muchos años, donde una compañera decía: fue en un Encuentro de Mujeres donde por primera vez me dije a mí misma que no iba a fingir mas orgasmos. Era la posibilidad de estar tres días sin la miradas de los varones encima que me permitió pensarme como mujer, mujeres de movimiento. Y esa es una de las claves, saber que dialogamos y que podemos hacer política de otras formas. Creo que la clave por la que nos encontramos tantas mujeres es por esa forma de encuentro, de diálogo, de experiencias que no reconoce fronteras geopolíticas.