Mujeres indígenas de la ciudad, en conjunto con las y los integrantes del Movimiento de Mujeres Indígenas del Abya Yala llevaron adelante el 1° Encuentro intercultural por el Buen Vivir y el 3° Precongreso de Mujeres Indígenas en Rosario. Identidad, salud, violencia, patriarcado, medicina, alimentación, política indígena, espiritualidad, música y danza fueron algunos de los temas que se trataron del 12 al 14 de agosto.
Por Franco Furno (Integrante de la Comunidad Urbana del Pueblo Nación Mapuche en Rosario. Comunicador de FM Poriajhú)
Con la alegría de encontrarnos, de sabernos unidos entre los pueblos y con la Madre Tierra, continúa este grito a la sociedad: los saberes de los pueblos originarios son el camino para impedir que el ser humano destruya el único mundo que tiene.
Mujeres indígenas de Rosario que participaron del Congreso Internacional de mujeres indígenas de Abya Yala en el 2015 se comprometieron en organizar en nuestra ciudad, un encuentro de debate entre mujeres de distintos pueblos, previo a lo que será el segundo congreso a realizarse en el mes septiembre en Buenos Aires.
El encuentro se realizó entre el 12 y 14 de agosto, el mes donde preparamos la tierra para sembrar. La idea nació en una reunión organizativa del 3° Precongreso de Mujeres Indígenas de Abya Yala con sede en Rosario, instancia donde se realiza un trabajo previo al II Congreso Internacional de la Mujer Indígena.
En Rosario, la realidad indígena es muy compleja, hay muchas comunidades de varios pueblos originarios en una misma ciudad, sus integrantes conviven e interactúan con la pobreza, las escuelas, la universidad, los hospitales, los gremios, los partidos políticos, las iglesias, el gobierno municipal, el provincial, las leyes, la discriminación, el despojo. Es por ello que surgió la necesidad de realizar el 1° Encuentro Intercultural por el Buen Vivir organizado por la Comisión de Mujeres del Consejo de Políticas indígenas de Rosario.
De esta forma nace este encuentro semilla, y en este mes, en esta luna tan importante para los pueblos del noroeste argentino donde es tiempo de corpachar y realizar la ceremonia de la pachamama. “Lo que se intenta con esta ceremonia es agradecerle a la madre tierra todo lo que nos ha dado, pedir disculpas por las cosas que se pudieron haber hecho mal y pedir por una buena siembra y por una buena cosecha, que simbólicamente tiene que ver mucho más que la cuestión de la semilla en sí y los productos que nos puede dar la madre tierra, tiene que ver con sembrar amistades, sembrar amores, sembrar cosas positivas”, cuenta Analía Chumpitaz, hermana Quechua integrante de la Comisión de Mujeres del Consejo de Políticas indígenas de Rosario, en una entrevista en FM Poriajhú en la semana previa al encuentro.
El tiempo y el espacio se entienden de otra forma desde los pensamientos ancestrales de los pueblos indígenas. Se conciben de manera totalmente opuesta a la concepción occidental, europea, mercantilista, machista y hegemónica. Para las cosmovisiones originarias, la tierra no es una mercancía, sino que tiene que ver con nuestro ser y saber, somos parte de este cosmos, de este todo. Cada una de las trece lunas que abarca el ciclo anual tiene un significado en lo social de cada comunidad, dependiendo de donde esté situada en el continente.
La luna del mes de agosto “es importante para todas las comunidades originarias de América en general, es un mes en el cual comienza, para el calendario agrícola, el momento en el cual es necesario preparar la tierra para volver a sembrar. Así como del 21 al 24 de junio se dejó la tierra descansar con el solsticio de invierno y el Inti Raimy, a partir del mes de agosto la tierra puede ser abierta y puede comenzar a sembrarse”, cuenta Analía.
Desde la cosmovisión del Pueblo Nación Mapuche, después de realizar el Wiñoy Tripantu en el solsticio de invierno, nos renovamos junto con la naturaleza para comenzar el nuevo ciclo y nos preparamos para volver a sembrar y recibir el Pewu, el ciclo de los brotes, lo que se conoce como primavera. Dos pueblos distintos tienen la misma concepción sobre la misma época del año. Por esto la necesidad de unirnos, de juntarnos y transmitir a la sociedad esta forma de ver el mundo y llevarla lentamente a la cotidianidad de la vida.
El Encuentro: una semilla necesaria
¿Qué es el Buen Vivir? Es un concepto indígena, un concepto originario ancestral. Se trata de la explicación que tiene cada pueblo originario sobre cómo vivir la cotidianidad en equilibrio con las fuerzas naturales y sus ciclos. Suma Kawsay en Quechua, Kume Mongen en Mapuzungun, Tekó Porá en Guaraní, No´on Natagak en Qomlatak, Suma Qamaña en Aymara, todas estas expresiones son disparadores de cómo podemos comenzar a explicar el vivir de los Pueblos Originarios de América. Muy distinto al pensamiento occidental capitalista neoliberal que hoy nos atraviesa, así lo explica la hermana Analía Chumpitaz: “si vivo mejor que alguien, seguramente va a haber alguien que va a vivir peor. Entonces la idea es vivir bien, tener las cosas necesarias, no más que eso. Estamos en un mundo donde nos avasalla el consumo, consumimos todo el tiempo, acumulamos cosas que no son necesarias.”
Los lugares elegidos para desarrollar las actividades, para remover la tierra y dejar la semilla, tuvieron que ver con la concepción del Buen Vivir. La apertura de este encuentro, el viernes 12 de agosto, se realizó en El Almacén de las Tres Ecologías, un lugar llevado adelante por organizaciones que practican la economía social y solidaria, un ejercicio anticapitalista y emancipador, en contra de la explotación del productor y del medio ambiente. Allí fue la cita antes de que el sol caiga, en este almacén a la vera del río Paraná, un lugar gestionado por La Red de Comercio Justo del Litoral, la Cooperativa Encuentro y el Grupo de Emprendedores Sociales de Rosario.
En forma circular tomaron la palabra los referentes de cada comunidad, así también las hermanas del Movimiento de Mujeres Indígenas del Abya Yala, y se escuchó el mensaje crudo y directo en las letras de “Los Artesanos de la verdad”, grupo de Rap de la comunidad Qom “Los Pumitas”.
Una de las ancianas del Movimiento de Mujeres, Amtawi del Parlamento Aymara realizó una limpieza a todos los que formaron parte de la apertura, recorriendo el círculo de los presentes pidiendo a las fuerzas de la naturaleza y a los ancestros una jornada fructífera en los próximos dos días.
El otro lugar elegido fue la comunidad Qom de Roullión al 4400, en los salones del Centro de Convivencia Barrial N° 8. Allí, el sábado 13, desde temprano comenzaron los talleres del Buen Vivir. Con la participación de los y las integrantes del Movimiento de Mujeres Indígenas de Abya Yala, con presencia de los pueblos Guaraní, Qom, Aymara, Mapuche, Colla, Diaguita, Quilmes, Mocoví y Quechua, y de docentes, estudiantes universitarios, comunicadores, docentes, miembros de la Secretaría de Salud Pública y Cultura de la Provincia de Santa Fe. Al mediodía se realizó la ceremonia de la Pachamama coordinada por hermanas Colla de la ciudad, luego de corpachar, se compartió un rico guiso de lentejas para todos los presentes.
Ruperta Perez, referente de la comunidad, expresó la importancia de realizar esta actividad allí: “es el primer encuentro que se hizo acá en el corazón de la comunidad. Eso fue un impacto para la gente, porque en la comunidad nunca hubo unas actividades así con estas características. Es importante que esto siga sucediendo, en esta forma. El objetivo es claro y tiene que ver con el entendimiento, porque eso fue lo que analizamos.”
El concepto del Buen Vivir contiene el saber cantar y danzar, por eso la música no faltó en esta jornada. Músicos Qom tocaron junto a “Las voces del Barro” todo tipo de géneros musicales ancestrales. Luego fue el turno de “Baila Cholita” para después, disfrutar la música del litoral de la mano de “La Morocha del Chamamé”.
“La vida empieza por acá”
No fue casual que dos de las ancianas sabias presentes en el encuentro estén relacionadas con el nacimiento. Elvira, una anciana Qom de la comunidad local que siempre se dedicó a acompañar a las embarazadas con cantos y medicina ancestral, y atender los partos como lo hicieron durante miles de años las mujeres de su pueblo, contó sobre la mala alimentación que observa hoy en día y cómo eso produce muchas enfermedades. Amtawi, anciana del Parlamento Aymara, relató que desde chica acompañaba y ayudaba a su abuela que era partera. Recuerda que su abuela, mientras atendía a la embarazada, le pedía ir a buscar los cogollos de los durazneros y que luego le indicaba molerlos en un mortero. Una vez que nacía el bebe, le pedía estas flores molidas para preparar con esto el primer alimento del bebe. “Esas gotitas le servía como un laxante al bebe, ni bien haber nacido, haber limpiado ya su estómago y así ya va a ser sano. Y luego le daba un mate a la mamá para que la leche que tomara el bebe, también fuera leche sana. Y ahí ella decía esto de la vida, y recuerdo a mi abuela decir: la vida empieza por acá (señalándose el estómago), de acá nos formamos y esto hay que cuidar”, cuenta Amtawi. “Nos dejó esta enseñanza, del saber comer de como empezamos, la vida desde el estómago o el vientre, y yo me quedé con eso”.
Mujeres de Abya Yala
El domingo 14 de agosto, como cierre de las actividades, se realizó el Pre congreso de Mujeres Indígenas, también en la comunidad Qom de Roullón al 4400, donde se profundizó en las realidades de los hombres y las mujeres de las comunidades indígenas de la ciudad y el país. Un debate fortalecedor para cada una de las luchas indígenas de estos territorios, donde se pudo escuchar a las y los mayores sabios, a las referentes y donde los jóvenes pudieron expresar sus problemas y apreciaciones sobre cada tema.
El Movimiento de Mujeres Indígenas de Abya Yala es un espacio de construcción política autónomo de cualquier pensamiento partidario o religioso, creado en Buenos Aires en el año 2000, con el objetivo de intentar recuperar los contenidos ideológicos y ancestrales de los pueblos indígenas de todo Abya Yala, lo que occidentalmente se conoce como continente americano. Si bien está conformado por una gran mayoría de mujeres de varios pueblos, su vicepresidente es un hombre: Pablo Quival, anciano de la comunidad Quilmes “Cacique Santos Mamani”, de la ciudad de Quilmes.
Pablo cuenta que el patriarcado viene de la colonización y aclara el motivo por el cual es una de las autoridades de un movimiento de mujeres indígenas: “Nosotros los indígenas no tenemos problemas de las cuestiones de género, eso vino de Europa, nosotros acá funcionamos siempre con la mujer adelante, después logramos el consenso de lo que se llama ´dualidad´. Pero para nosotros la mujer nunca puede estar atrás, está a la par o adelante. Porque son nuestras guías, lo han sido desde siempre”, explica Pablo.
Otro de los temas que se trató y cruzó todo el encuentro fue la violencia machista. Sobre esto, el referente Quilmes expresó: “Todo lo que tiene que ver con la violencia de género, esta discusión del feminismo, toda esta cuestión tiene que ver con el sinceramiento que tiene la historia con lo que ocurre con el patriarcado, la visión europea instalada en nuestro continente que entró en crisis. Entonces es importante el rol de una mujer indígena, para que a partir de esa visión empecemos a recuperar la identidad de nuestras mujeres también. Mujeres indígenas y mujeres de la sociedad que han perdido la identidad, porque tienen un concepto patriarcal machista, por eso son las crisis terribles que nos están pasando. Es un laburo que va a llevar tiempo, pero sé que es posible, en la medida que se incorpore gente que entienda el tema, vamos a superarlo rápidamente. Y todo esto pasa por la educación, por eso es fundamental la educación, tratarla de raíz”.
Pablo habló también de la Madre Tierra que “no es una madre que vemos ahí autoritaria, no! Hay que verla así como el todo. Lo femenino es eso, venimos de esa parte y tenemos que tener un respeto total, por eso nos ponemos en su lugar. Talvez por eso me eligieron de vicepresidente, yo no lo busque pero fue así.”
“Si seguimos así, solo viendo nuestro pedacito de tierra y no vemos que formamos parte del cosmos, el mundo va a explotar en miles de pedazos… y ahí vamos a estar nosotros, volando con nuestro pedacito de escombro”.
Seguir plantando la unión, un todo
La madre tierra se expresa porque este ritmo de vida consumista está destruyéndola, vivimos mirando solo nuestra propiedad sin reconocernos como una pequeña parte de un todo. Como dijo Amtawi: “Si seguimos así, solo viendo nuestro pedacito de tierra y no vemos que formamos parte del cosmos, el mundo va a explotar en miles de pedazos… y ahí vamos a estar nosotros, volando con nuestro pedacito de escombro”.
Este tipo de encuentros son necesarios para unirnos y tener más fuerzas ante una organización de vida que nunca escuchó a las leyes naturales de los pueblos preexistentes. Un Estado creado desde una visión europea, civilizadora, patriarcal, mercantilista y machista. Un Estado que impuso leyes a los originarios de cómo ser y hacer nuestras vidas, sumándole el despojo de nuestros territorios y de la explotación de la madre tierra para enriquecer a unos pocos, los mismos de siempre.
Es necesario volver a las raíces y no hay otro camino que las comunidades de los pueblos se unan para comunicar, en la práctica cotidiana, a una sociedad que no encuentra salida en las estructuras occidentales. Por eso es fundamental que el Buen Vivir asome en cada ciudad, en cada barrio, en cada pueblo.
De estos tres días mucho quedó por trabajar y las mujeres indígenas de Rosario ya están en ese camino. Preparándonos para seguir fortaleciendo estos saberes y prácticas en el próximo Congreso Internacional de Mujeres Indígenas del Abya Yala, los próximos 10, 11 y 12 de septiembre, en Buenos Aires.