Claudia Giorgi integra la Cooperativa La Asamblearia de Buenos Aires, una de las organizaciones que además forman parte de la Red de Comercio Justo del Litoral. También es una de las impulsoras del Polo Textil de la Red, un espacio que promueve otra forma de producir prendas, de manera articulada, autogestiva y apostando a la distribución solidaria como clave esencial para crear una economía de alternativa. La soberanía textil como premisa, el intento de aniquilamiento de derechos en el contexto actual, el fieltro como metáfora de resistencia y un tipo de distribución solidaria como clave para pensar una economía emancipatoria.
Por María Cruz Ciarniello
La crisis del 2001 disparó y generó una gran cantidad de asambleas barriales. Las calles del país agitaron largos debates durante los años posteriores. Los trueques y las ferias como alternativas a un país devastado. La política en el corazón del espacio público. Las postales de una revolución de gargantas estallando para hacer frente al desempleo masivo, el hambre, el cierre de fábricas, la inflación.
La historia se repite muchas veces como tragedia. En este 2016, y bajo el gobierno neoliberal del presidente Mauricio Macri, el recuerdo de aquel 2001 aparece como una foto revelada del tiempo. Una foto en un presente que duele. Es que las señales son las mismas. Y lo es, también, la respuesta creativa de un conjunto de trabajadorxs de la Economía Popular que ya conocen el camino de resistencia.
Lo parieron hace 15 años atrás.
En el año 2003 nació la Asamblearia, una cooperativa que surje a partir de las asambleas conformadas por los vecinos de los barrios de Nuñez y Saavedra en Capital Federal. La Asamblearia –como tantas otras experiencias – pudo sostenerse durante todos estos años. Creció, se fortaleció y se articuló en una Red de Comercio Justo que nuclea a otras cooperativas del país, y en Santa Fe, a Poriajhú, Mercado Solidario, la Verdecita y el Almacén Ambulante. “Formamos una cooperativa para intervenir la realidad desde ahí”, dice Claudia Giorgi, una de las integrantes de la Asamblearia que estuvo en el local del Trocadero para presentar una muestra de piezas de Fieltro, elaboradas de forma totalmente artesanal.
Claudia recorre el camino asambleario y destaca ante todo, la unión con otras asambleas, las que hoy, juntas, integran el Mercado de Bonpland en Palermo. Es que en soledad no hay revolución posible. Mucho menos, la creación de una alternativa económica sustentable que enfrente la tiranía del mercado capitalista. Claudia es consciente de ello y en cada una de sus palabras, refuerza el concepto. La clave –asegura- está en el tipo de distribución que realizan. Distribución solidaria, dice.
La Red de Comercio Justo del Litoral se crea en el 2006. Funciona a través de diferentes Nodos distribuidos en distintas provincias del país.
La red propone que cada organización asociada se constituya como un nodo de producción, consumo y/o distribución. Así, todas las organizaciones envían sus productos a todos los nodos de la Red reduciendo recursos logísticos. Recibe asimismo en forma de intercambios las producciones de otras empresas sociales, de esta manera cada organización diversifica sus productos y multiplica sus nodos de venta sin agregar comercialización intermediaria. La red del Litoral tiene hoy 5 espacios de venta directa a los consumidores y tres Nodos de Distribución Solidaria.
Por eso, insiste Claudia, la llave fundamental para generar otra Economía posible, es la distribución. Ya no hay intermediarios ni formadores de precios. Son los propios productores quienes distribuyen sus producciones en los lugares de venta: sus propias cooperativas. Claudia lo explica con contundencia: “Nosotros hacemos algo absolutamente alternativo, y la característica central es el tipo de intercambio que tenemos entre los nodos. Vamos hacia el consumo responsable, incluso el más bajo posible. Hay empresas recuperadas, hay una enorme singularidad en el formato productivo, urbanos, de campo, hay productos de base, productos elaborados. Pero lo que está en común es el tipo de distribución y eso nos hace ser una economía alternativa. Es totalmente diferente y no hay formadores de precios.” El Movimiento Campesino de Santiago del Estero Vía Campesina, La Unión de Trabajadores sin Tierra de Cuyo, el Encuentro Calchaquí de Salta, la Coop Vitivinícola de Cayafate, La Red Cañera de Misiones, entre otras, son algunas de las experiencias de producción que integran la vasta Red de Comercio Justo en la zona del litoral.
El textil, por otra soberanía necesaria
Claudia se dedica desde hace muchos años a la producción de textiles. Aunque reconoce que dentro de la Asamblearia aprendió de todo, su mayor dedicación está puesta en la elaboración y producción de prendas, tejidos, hilados, moldeados y en las tareas de capacitación que llevan adelante en la Red.
Pero no solo allí. Desde este año, decidieron formar un Polo Textil. Apostar a otra industria que también se conforme como una alternativa posible al gran mercado capitalista, el que –en su inmensa mayoría- se provee de trabajo esclavo.
¿Quién cose tu ropa?, dispara como pregunta punzante, Claudia Giorgi. Partir de ese interrogante para avanzar en un camino diferente: aquel que pueda ser capaz de producir y consumir ropa sin mano de obra esclavizante. ¿Es posible?.
Desde el Polo Textil lo están llevando adelante. No solo confeccionan lo que Claudia llama “prendas de autor”. También cosen a escala, producciones en cantidades, por ejemplo los jeans que se elaboran en Capitán Bermudez o la ropa de trabajo que utiliza la Cooperativa Trasoles.
Experiencias de talleres textiles autogestivos y barriales –incluso por fuera de la Red- se replican en diferentes barrios del país. Aquí, en Rosario acaba de nacer, por citar un ejemplo, la cooperativa Pasión y Lucha que gestiona la agrupación Rosario para la Victoria. Pasión y Lucha es una cooperativa textil de Rosario construida desde la solidaridad y la organización, con el objetivo de generar aprendizajes en un marco productivo, Este espacio de economía social integrado por compañeras de distintos barrios nos encuentra todos los días miércoles y jueves en Cochabamba 557, con capacitación en moldería, diseño textil y costura, y formación en administración del trabajo y derechos laborales, buscando consolidar estrategias que promuevan la inclusión laboral y la proyección del trabajo digno, sostienen sus integrantes, en su mayoría mujeres. Pin Pon Cooperativa es otra experiencia barrial de Rosario, en Barrio Industrial que integra la Ctep. En esta oportunidad son jóvenes quienes la impulsan y confeccionan cartucheras, bolsos, lonas, etc.
Para Claudia Giorgi es fundamental apostar a una soberanía textil. El objetivo es “ser una alternativa económica, y tener autonomía al vestirnos. Ir agrandando la ocupación en los lugares de la cadena productiva te va emancipando, te va dando libertad para producir final. Hay pantalones jeans, hay camperas, ropa interior, ropa de trabajo. Las mismas cooperativas tenemos sectores diferenciados, hay gente que cose, que hila, una de las cooperativa genera insumos que es la tela de algodón puro, de Chaco. Queremos también revalorizar la fibra natural. Entonces cada vez tenemos que ir menos al mercado y vas abarcando otros sectores. Eso te dá autonomía”, explica.
El Polo Textil de la Red está en reciente formación. Nació este año y nuclea la producción de por los menos 5 de los 7 Nodos de la Red de Comercio Justo del Litoral. Entre todas las cooperativas realizan compras colectivas de insumos a otras cooperativas que se distribuyen para la producción de prendas. “Luego como circula por esta distribución no hay reventa, no se encarece, el insumo corre de un nodo a otro, también compartimos saberes, hay debate, hay dilaciones, hay dificultades, pero esta funcionando”.
La clave de una forma de andar colectiva y solidaria. Esa es la foto que replica Claudia, la que comparte y viraliza. La otra, es la que reproducen las grandes marcas, las cuales se valen de la complicidad política y judicial para seguir avalando formas de producción esclavas en talleres clandestinos. El mecanismo es perverso y la impunidad también: “Vas caminando por los barrios y escuchás las máquinas de coser”, se indigna Claudia. Y subraya el sentimiento: “Es necesario que la gente se indigne para que no consuma esta ropa”. “Muchas marcas se hacen los indiferentes, porque utilizan la Responsabilidad Social Empresaria que les permite decir “esta línea de ropa no tiene trabajo esclavo”, pero es una hipocresía, porque las marcas están separadas y siempre pueden decir, yo no lo sabía, cuando en verdad, en los talleres encontrás las etiquetas. Esa es la famosa tercerización, y legalmente les permiten hacer eso. El juicio se le hace al capataz que maneja el taller y no a la marca”.
Quizá uno de los casos más emblemáticos fue el de Flores. En un taller clandestino del barrio porteño -el que ya había sido denunciado previamente- murieron hacinados en un incendio dos pequeños niños de nacionalidad boliviana. El ojo estuvo puesto en los controles que no hizo y debió haber realizado el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en ese entonces, bajo el mando del actual presidente de la Nación, el Ing. Mauricio Macri. La marca de ropa de su esposa, Juliana Awada, viene siendo denunciada por utilizar mano de obra esclava desde el año 2006 por la Ong la Alameda. No es la única. Son cientos las firmas de ropa que confeccionan prendas tercerizando su producción en talleres clandestinos.
Frente a esto, la opción es otra: no solo se trata de ropa de diseño. Hay también producción a escala que perfectamente puede competir con el mercado de las grandes empresas textiles. La pregunta, insiste Claudia, se repite: ¿quién cose tu ropa?
“Al consumidor hay que construirlo. Ya hay un público que consume de esta forma pero a nivel masivo ese consumidor casi no existe. Hay que formarlo. Hay que interperarlo, que vea esto, y que se indigne”. Y Giorgi también apela a romper con esa dicotomía “noventista”: la del productor por un lado, y la del consumidor por el otro. Consumimos, producimos, distribuimos de forma solidaria. “Hace falta una economía alternativa, no es una economía de dádiva, es una alternativa, sino es lo mismo. Y si es solamente subsidiada es lo mismo. Lo alternativo pasa por el tipo de distribución, esa es la clave y la diferencia más grande. No puede haber salida individual sino salida colectiva. Es una opción de vida.”
El fieltro como metáfora
“Serás vestido”, es el nombre de la exposición de prendas de fieltro elaboradas en su totalidad por las manos de Claudia Giorgi. Las obras pueden contemplarse en la Interzona de la Cooperativa Mercado Solidario, en Santiago 989. «El fieltro es un paño que se logra no tejiendo, una tela amasada, apelmasada, abatanada, golpeada, que genera un paño que es muy fuerte y que puede tener una enorme cantidad de posibilidades, desde diferentes grosores y transparencias que pueden dejar pasar la luz. Hay objetos, texturas, lo que hacemos dentro del colectivo textil, una de las técnicas es el fieltro, para innovar, trabajar con materiales nobles y naturales, y algodón, fieltro, lanas, tejidos. La muestra de se trata de las posibilidades del fieltro”.
Las obras expuestas también transmiten un mensaje, una idea: cuerpo colonizado busca interpelar sobre el trabajo esclavo o, mejor dicho, el textil alienado comprado a grandes marcas. “Luego hay otra que es un fragmento de una bandera más grande, un píxel, una bandera de revolución y otra que son texturas que están hechas con agujeros…se trata de sensibilizar. Hay dos obras que tienen que ver con cómo tratamos de correr los límites del fieltro, cómo pasa la luz, ahí nos desafiamos y combinamos con otras fibras. En general, todo serás vestido vos como persona que lo estás viendo y ese objeto será vestido, será abrigo”, apunta Claudia.
Es decir, no se trata solo de exponer piezas para ser contempladas, sino prendas que puedan ser un abrigo, un vestido, una producción para los productores de las cooperativas. “Que no sean una exhibición y luego arrinconadas, sino que pasen a ser telas, camisas, que se puedan utilizar. Y algunos concretamente serán vestidos, lavados, sudados, trabajados, cosidos, resignificados, y reconstruidos. Eso tiene que ver con lo que hacemos, y hay lugares como éste, que es la InterZona que ofrece un espacio muy bello de exposición, pero asimismo es un mercado. La gente entra a comprar algo y entonces se encuentra con esto, y eso queremos hacer. La previa fueron 6 meses que tuvimos una instalación de fieltros colgada en el Almacén de las Tres Ecologías, de manera de poder encontrar a la gente en un lugar y que se encuentren con algo que los pueda conmover.”
La muestra de fieltros de Claudia Giorgi es una invitación a pensar otras tramas. Ya no urdidas ni tejidas ni entrelazadas, sino apelmazadas: tramas fuertes, con espesor, con potencia. Pero también, con transparencias, desafiando la propia técnica. Una metáfora tal vez de las estrategias necesarias para enfrentar tiempos de plenos gobiernos neoliberales. «El avance de esta política es un aniquilamiento de un montón de derechos, y finalmente todo converge en bajarle el valor al trabajo. Es un horror lo que esta sucediendo. Lo que esta pasando ahora es para unirnos todos, no podemos tener ni fisuras entre nosotros. Hay que acumular, construir, crear, divulgar, sensibilizar”, cierra Claudia.