La agrupación Ni Una Menos Alcorta y la Escuela de Música y Otras Artes Artmonía presentan el disco «Mujeres en la intemperie». Producido íntegramente en la localidad de Alcorta, el material propone, a través de canciones y textos, la reflexión sobre la violencia de género. El resultado es un friso de desamparos y búsquedas, tan brillante en su interpretación como profundo en su significado.
Por Ariel Palacios
El 3 de junio de 2015, más de 400 personas dijeron en Alcorta «no a la violencia contra las mujeres». Lo hicieron en el marco de la convocatoria nacional denominada Ni Una Menos, movimiento que se tradujo en el nacimiento, en nuestro pueblo, de la agrupación que lleva el mismo nombre. En palabras de sus impulsoras, la respuesta ciudadana de junio del año pasado «mostró la fuerza del trabajo en red, y puso en evidencia la toma de conciencia de una comunidad que sigue sacudiendo sus miedos y prejuicios. Que recupera la calle como lugar de reclamo. Que teje lazos a partir de pedidos concretos e intereses comunes. Que dibuja nuevas formas de participación. Y que marca la agenda pública haciendo visible una realidad disimulada por años».
Lejos de detenerse, esa construcción colectiva -que tiene antecedentes en los trabajos de prevención de violencias desarrollados en Alcorta por distintos grupos desde fines de los años ’90- suma por estos días un nuevo capítulo, en el que juega un rol primordial la Escuela de Música y otras Artes Artmonía: la aparición del disco «Mujeres en la Intemperie».
Según sus responsables, formaron parte de dicha producción «una veintena de músicos, artistas, comunicadores y profesionales de la localidad», quienes se abocaron a la realización de «un CD con canciones y textos que intentan reflexionar sobre las violencias cotidianas, las violencias de género, que las mujeres sufrimos día a día en nuestras comunidades».
La presentación de este material se realizará el próximo sábado 4 de junio, al cumplirse un año de la concentración del 3 de junio del 2015, convocada en todo el país bajo la consigna Ni Una Menos; y que en nuestra localidad reunió más de 400 personas. El lugar elegido es la Sala Grito de Alcorta (ex Sociedad Italiana), desde las 20:00 horas. Allí, el disco -que a instancias del legislador Carlos del Frade fue declarado de Interés Legislativo por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe- será distribuido de manera gratuita, en un encuentro donde la consigna es seguir sumando en esta larga lucha para desterrar las violencias contra las mujeres.
Pariendo arte
Los orígenes del disco «Mujeres en la intemperie» se remontan a las actividades que, con eje en la prevención y denuncia de situaciones de violencia de género, se llevaron a cabo en Alcorta durante 2015. Tales actividades reunieron, entre otras agrupaciones locales, a representantes de Ni Una Menos y de la Escuela Artmonía. En diálogo con este medio, Carina Barbuscia, integrante del primer grupo, expresó acerca del surgimiento de este trabajo: «este disco surge como iniciativa de la Escuela Artmonía en el marco de la organización de la concentración de Ni Una Menos en Alcorta del año pasado. Fue un aporte interesantísimo que no dudamos en aceptar, sabemos que el arte lo transforma todo. En ese sentido, teníamos plena conciencia de la ayuda que significaría como vehículo y disparador para tratar estos temas que, por supuesto, no son fáciles de abordar. Se trata de una obra conceptual y pretendemos, además de su difusión, que se transforme en objeto de discusión y trabajo tanto en las instituciones como en organizaciones sociales de la localidad».
En un mismo sentido, Soledad Cerqueira, otra de las referentes de la agrupación, agregó que «cuando empezamos con la convocatoria de Ni Una Menos, empezamos a pensar de qué manera podíamos participar nosotros, instituciones, escuelas. Se hizo abierta la convocatoria y que cada cual se manifestara como le parecía. Y Artmonía ofrece hacer un CD con artistas mujeres que ellos tenían en la escuela de arte y de música, y hacer la producción y regalar esa producción. Estábamos a un par de días del 3 de junio de 2015, y para esa convocatoria fueron a tocar a la plaza en que nos reunimos ese día y quedó pendiente la producción del CD. Llevó varios meses que los artistas se pusieran de acuerdo, elegir los temas que quisieran cantar».
Por su parte, Liliana Laurenti, directora de la Escuela Artmonía junto a Guillermo Morales, completó la historia de la concepción del material discográfico, y brindó algunos detalles más al respecto: «quien da la idea es Guillermo Morales, que desde la Escuela Artmonía propone a la gente de Ni Una Menos armar algo que quede registrado. Nuestra forma de decir es a través de la música, y entonces qué mejor que plasmarlo en un disco para abordar distintos tipos de violencia desde distintos aspectos, desde distintas miradas. Los temas fueron muy bien interpretados por cada uno de los músicos que trabajaron y la verdad que hicieron su propia versión de cada tema. Estamos más que contentos con este trabajo que se hizo en conjunto, con el aporte de todos los músicos. Todo el mundo trabajó y salió un hermoso ‘rejuntado'».
Huelga aclarar que en la elección de las canciones y los textos, artistas y organizadores contaron con la colaboración de miembros de la agrupación Vecino. En referencia a la grabación y sus resultados, Laurenti señaló: «Arrancamos el año pasado, creo que algunas reuniones fueron en octubre, y ya empezamos a gestar la idea de cómo lo hacíamos. Si bien Guillermo estuvo en la producción de todos los temas, porque aportó sus ideas, cada músico -desde su lugar, desde su instrumento, desde sus conocimientos- aportó algo diferente a cada tema. Nos llevó bastante tiempo armarlo, pero el resultado es muy lindo: son 45 minutos para disfrutar de un material que para mí no tiene desperdicio. Uno lo escucha de punta a punta y, entre las canciones y los textos, es una obra artística integral».
Estética, ética es
«Mujeres en la Intemperie» es un trabajo sentido y profundo, tanto en su interpretación como en su apuesta sonora y visual. En su estética, nada queda librado al azar. Carina Barbuscia, quien tuvo a cargo el diseño gráfico del material, puntualizó sobre la cuestión: «¡El diseño fue todo un desafío! Es un tema complejo, plagado de estereotipos. Por supuesto, quería evitarlos. El material del CD es interesantísimo, así que me centré en él. El diseño actúa de invitación a escucharlo, a adentrase sin cargas. Aposté por una estética liviana, despojada. Por eso, la elección de la pluma: está presente la idea de dejarse llevar por el viento que atraviesa los audios del CD. Pero faltaba la carga dramática: estamos en la intemperie, y con un clima adverso, pesado, que se contrapone con la pluma; esto lo resolvimos con una imagen de un cielo tormentoso. Ese mismo contrapeso visual atraviesa toda la gráfica del CD, tanto en la paleta de colores como en las tipografías elegidas».
En lo que concierne a lo estrictamente musical, Liliana Laurenti contó: «cuando nos juntamos nos planteamos darle una unidad en cuanto a la instrumentación. Son todos instrumentos acústicos, en su mayoría con percusiones latinas. Todo lo que sea percusión lo hizo Mauricio Palavecino, y le da unidad porque él grabó todas las percusiones de los temas. Participaron muchos músicos: guitarristas, bajistas, percusionista, pianistas, cantantes, acordeonista, y después la cuestión de textos y poemas muy bien elegidos. Así que el disco quedó muy lindo».
Música y palabras en el viento
Tal como se dijera más arriba, el disco producido por Ni Una Menos Alcorta y la Escuela Artmonía es una obra conceptual. No se trata entonces de una colección de temas referidos a un asunto determinado, sino de la organización concienzuda de un conjunto de canciones, canciones anudadas por textos y poemas que, así y todo, en su espíritu de unidad, no le quitan a cada interpretación su carácter singular, liviano. A su vez, un viento inquietante atraviesa los latidos del disco, su corazón de desamparo. Como plumas, notas y palabras se empecinan en existir, aún en la tormenta.
Yendo al espinazo de «Mujeres en la Intemperie», Estela Ledesma, Darío Giustozzi, Javier Capella y quien firma estas líneas abren el juego dando noticias en que la violencia no es alegoría, sino dato concreto. Duro y amargo parece ser el mundo, pero no es esa su única cara. Liliana Laurenti canta «Lola», de Cecilia Gauna, y los arreglos de voces, impecables, no dejan lugar a dudas: más allá del dolor, existe la belleza.
Existen también la incertidumbre y las búsquedas. Soledad Cerqueira y Gabriela de Tejeria las plasman en cuanto poema les toca desandar en sus sucesivas lecturas. Y hablamos de joyas de León Felipe, Jorge Boccanera, Alejandra Pizarnik y Ángeles Mastreta.
Eber Fratocchi (voz y guitarra) y Jonatan Acuña (voz y bajo) echan a rodar toda su sensibilidad y su capacidad lúdica en «Caperucita roja», de Pedro Guerra, y en «Ana no duerme», de Luis Alberto Spinetta.
Analía Angelozzi y Pablo Cavacini recrean sutilmente, y mecen en sueños de vals, la balada «Diablo y alcohol», de Silvina Garré. El mismo Pablo vuelve al redil para acompañar con su guitarra a María Laura Díaz y su particular «Lilith», tema de Pedro Guerra, y hacer lo propio junto a Elina Bulzani, quien emociona en «Extranjera de mí», de la rosarina Sandra Corizzo.
Susana Arceo en canto y Nahuel Caneo en guitarra nos acercan las vivencias de «María Landó», de César Calvo y Chabuca Granda, en tanto Virginia Villata y Ana Laura Casas (en piano y voz, respectivamente) recuperan el clásico «Alfonsina y el mar», de Ariel Ramírez y Félix Luna. Finalmente, y para coronar la obra, Lucy Miocevic le pone voz a «Mujer», de Amparo Ochoa, con la intervención de Nahuel Caneo en guitarra y bajo.
El plantel de músicos que sostiene la aventura se completa con Mauricio Palavecino en percusión, Juan Manuel Díaz en flauta y Damián Faienza en acordeón. También hace su aporte Liliana Laurenti en piano. El guión de «Mujeres en la Intemperie» es labor de Jorge Cadús, mientras que la grabación, mezcla y producción artística recae en la figura de Guillermo Morales, titular del estudio La Kucha, lugar de registro de este material de distribución gratuita.
Para la causa
El disco al que aludimos en este artículo, y que en pocos días se presentará en público, con la actuación de sus participantes, es un eslabón más en la lucha contra la violencia de género. En la visión de Gabriela de Tejeria, miembro de Ni Una Menos Alcorta, este proceso es «consecuencia de un trabajo colectivo y un tema de gran sensibilidad que nos atraviesa históricamente a nosotros, y en el que se han producido algunos cambios. Si bien hay ciertas leyes concretas, el hecho de que uno concrete determinadas acciones respecto al tema hace que también esas leyes se pongan en movimiento y funcionen más allá de la existencia en papel. Y todavía falta».
«Creo que las movilizaciones de Ni Una Menos fueron una bisagra. No somos los mismos después del 3 de junio, tanto a nivel nacional como local. Además de cuestiones puntuales que se lograron a nivel nacional, acá lo viví como un hecho histórico, esto de poner los cuerpos en la calle, de tomar el espacio público. Por supuesto hay mucho por hacer, y a nosotros, como organización, nos toca la cuestión de seguir insistiendo en visibilizar y presionar a los estados a actuar. La mayoría de las violencias contra las mujeres es invisible. Y en ese campo jugamos nosotros, ayudando a hacerla ver. Pensando las maneras en que hablamos, nos comunicamos y nos relacionamos en comunidad».
Para Soledad Cerquiera, los cambios se expresaron en una mayor toma de conciencia ciudadana, y se plasmaron en el hecho de que «se empezó a visibilizar el tema de la violencia, porque antes a lo mejor eran algunos los que hablaban del tema, y a partir del 3 de junio de 2015, con la repercusión que tuvo, es como que se habilitó para hablar y todo lo que se hizo posteriormente tuvo otra llegada, no sólo a nivel local sino también nacional».
En la misma frecuencia que sus compañeras, Carina Barbuscia opinó: «creo que las movilizaciones de Ni Una Menos fueron una bisagra. No somos los mismos después del 3 de junio, tanto a nivel nacional como local. Además de cuestiones puntuales que se lograron a nivel nacional, acá lo viví como un hecho histórico, esto de poner los cuerpos en la calle, de tomar el espacio público. Por supuesto hay mucho por hacer, y a nosotros, como organización, nos toca la cuestión de seguir insistiendo en visibilizar y presionar a los estados a actuar. La mayoría de las violencias contra las mujeres es invisible. Y en ese campo jugamos nosotros, ayudando a hacerla ver. Pensando las maneras en que hablamos, nos comunicamos y nos relacionamos en comunidad».
La tarea en la que están embarcadas las agrupaciones locales, y que se suma a cientos de experiencias de este tipo, motorizadas a lo largo y a lo ancho del país, se hace imprescindible a la luz de lo que acontece cotidianamente. Según cifras del Observatorio de Femicidios Marisel Zambrano, de la ONG La Casa del Encuentro, las muertes en Argentina durante 2015, por casos de violencia de género, treparon a 286. El informe fue elaborado en base a las noticias publicadas por 120 medios nacionales y las agencias de noticias DyN y Télam, lo que hace entrever que los números pueden ser mayores teniendo en cuenta las situaciones no registradas por la prensa. En ese mapa, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Salta son las provincias que encabezan el oscuro ranking de los abusos que, en sus manifestaciones extremas, conllevan asesinatos.
Este panorama fue descripto claramente por Ni Una Menos Alcorta, cuando haciendo un balance de situación, en septiembre del año pasado, plantearon que «la marcha no se detiene. La realidad así lo exige. La violencia contra las mujeres continúa. La cultura del sometimiento no da tregua. Los Estados apenas si brillan por sus parches, cuando no oscurecen por sus cómplices. Por eso volvemos a decir Ni una menos, y a fundir en acto la consigna. Es nuestra manera de reconocer lo que nos pasa y de comprometernos con lo que queremos».
Como vimos, el compromiso también pasa por el arte y por el sostenimiento de una edificación en conjunto que no se encorseta en la denuncia por la denuncia misma, sino que se permite la creación, la reflexión y el cuestionamiento de la propia práctica. De ahí, la música. De ahí, el poema.
A la hora de contar lo que se espera de «Mujeres en la Intemperie», Soledad Cerqueira tomó la posta y dijo: «El disco llega a más gente, pero al trabajarlo ya comprometió a muchos. Haber participado de esa producción es una manera de compromiso. La llegada va a ser mayor a partir del disco. El arte llega de otra manera».
A su turno, Liliana Laurenti consignó: «Lo que he recibido de la gente que por ahí me para por la calle es que quieren un CD. Así que me parece que es buena la repercusión y espero que llegue a muchas casas y que lo puedan escuchar muchas familias, muchos chicos, para que se interioricen desde otro lado sobre esta temática, porque los poemas y las canciones te cuentan mucho. Espero sirva para la causa».
Sin dudas, así será.