Por Agencia ACTA. Melisa Bogarin, trabajadora precarizada del INTA, en el marco de una reunión con autoridades del sector, se descompuso y murió mientras era trasladada a un hospital. Esto se suma al fallecimiento de Yolanda Mercedes, auxiliar docente de Mar del Plata.
Bogarin, trabajadora del programa Prohuerta en Las Breñas, localidad del Chaco, negociaba con las autoridades por la renovación de los contratos. En medio de la reunión, se descompensó y luego que se intentó reanimarla, murió mientras la trasladaban al hospital más cercano.
Su esposo, Germán Gonaldi, despedido de la Secretaria de Agricultura Familiar, estaba en la toma del edificio en Resistencia. Ambos tienen una beba de un año y medio.“Mientras estábamos con el compañero Germán Gonaldi, esposo de Melisa, en la permanencia pacífica del edificio de Agricultura Familiar en Resistencia, nos enteramos de su fallecimiento. Ella, en su condición de precarizada, había decidido representar a los compañeros de su sector”, dijo Mario Bustamante, Secretario general de ATE Chaco.
Este fallecimiento se suma a Yolanda Mercedes, auxiliar docente de Mar del Plata, quien murió el fin de semana pasado producto de otro infarto que le produjo advertir que en su cuenta sueldo sólo había $40 y no podía pagar el alquiler. El gobierno de María Eugenia Vidal le había aplicado un descuento de más de $6.000 sobre su salario. La trabajadora, que desempeñaba tareas en una escuela especial, tenía 60 años.
“El presidente se está llevando vidas de trabajadores con lo cual demuestra que no solamente han abandonado a los afectados por la epidemia porque no hay una sola respuesta del Ministerio de Salud sino que además los están matando con los despidos y retenciones de los sueldos”, señaló Hugo “Cachorro” Godoy, Secretario General de ATE nacional.En ese contexto, el dirigente subrayó que “esto muestra la brutalidad del ajuste y de lo inhumano de quienes lo están ejecutando”.
Melisa: Carta Abierta de los trabajadores de INTA
Melisa Bogarin trabajaba en el programa ProHuerta en Chaco, una política pública de autoproducción de alimentos que gestiona el INTA y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, desde hace más de 25 años, y que trabaja con familias en situación de vulnerabilidad social, las que se juegan todos los días para llevar un plato de comida a las mesas de sus familias.
Desde hace más de 8 años desempeñaba tareas de comunicación en el programa. No era una trabajadora que pensaba la comunicación como tradicionalmente se la conoce, una herramienta para difundir un hecho en un medio. Si no que consideraba que, para los sectores con los que trabajaba todos los días, campesinos, agricultores familiares y comunidades originarias, la comunicación, ejercida como un derecho humano, podía servirles para, sin intermediarios, ayudarles a expresar sus problemáticas, luchas y alegrías.
En eso trabajo en esos 8 años. Desde el ProHuerta y en Chaco, con otros compañeros, impulsó una red de radios escolares rurales, en las escuelas en donde asistían los hijos de los huerteros de ProHuerta, de los agricultores familiares y campesinos con los que trabajaba. Esa era su preocupación, como la comunicación podía servir a esos sectores para decir, para denunciar la explotación y postergación, para ayudar a organizarlos. Impulsó talleres, formó a niños y adultos, gestionó la instalación de radios escolares, elaboró proyectos con las escuelas y con organizaciones de la agricultura familiar, escribió los procesos para que sirvieran de ejemplo en otros rincones del país, los compartió, se junto con otros en todo el país. Soñó e hizo lo posible, desde su lugar, por la construcción de la utopía de un país más justo e inclusivo.
Su marido Germán también trabajaba la comunicación en el mismo sentido en la Secretaria de Agricultura Familiar. Tenían una nena que hace unas semanas cumplió un año.Como miles de laburantes de la gestión pública, desde hace 4 meses, viven la humillación, la persecución y el maltrato, no solo de un gobierno que nos trata de ñoquis y vagos, sino de un sector importante de la prensa nacional y la sociedad que repite ese relato, sin fundamentos, sin saber, sin conocer una sola historia de estos trabajadores, queriéndole cobrar a Melisas y Germanes vaya saber qué venganza.
Hoy, mientras intentaba explicar su situación en una asamblea de trabajadores en Chaco: por decisión del Ministerio de Desarrollo Social su contrato precarizado había sido extendido por tres meses, sin seguridad de renovación (como cerca de 232 trabajadores de ProHuerta en todo el país) y su marido Germán había sido despedido de la Secretaria de Agricultura Familiar. Mientras explicaba sus miedos por la continuidad de sus sueños de trabajo y familia, les había sido otorgado el año pasado un crédito Procrear para la primer vivienda, se descompensó, sufrió un paro cardíaco y murió cuando era trasladada al hospital más cercano para ser atendida.
Melisa Bogarin tenía 30 años.
El proyecto de gobierno encarnado por Mauricio Macri no es solo un gobierno de ajuste, de devaluación, de tarifazos, de despidos. Es un gobierno de muerte. Y los trabajadores no queremos una muerte más. En tu memoria, por tu trabajo, por tus sueños y por tu familia, los trabajadores de INTA, tus compañeros, te prometemos mantener encendido el reclamo de justicia.
Fuente: www.eltrabajadordelestado.org