Diversas organizaciones de la diversidad sexual y activistas partici paron de la elaboración de la Guía de Atención Integral para lesbianas y mujeres bisexuales, una importante herramienta para erradicar la discriminación hacia lesbianas por parte de distintos efectores de salud públicos y privados. También quedó inaugurado el Mural realizado por Las Safinas.
Por Alejandra Buticcé
Desde de la Subsecretaría de Políticas de Diversidad Sexual de la provincia de Santa Fe se realizó el lanzamiento oficial de la “Guía de atención integral para lesbianas y mujeres bisexuales” que concentra un material diseñado por el Estado en conjunto con distintas organizaciones y activistas lésbicas, proveyendo información y datos para promover la inclusión y erradicar la discriminación hacia lesbianas por parte de los distintos organismos públicos y privados. Este lanzamiento se completa con la “Guía de acceso a la salud para lesbianas y mujeres bisexuales” pensado especialmente para la visibilidad de este colectivo de mujeres dentro del consultorio ginecológico.
La presupuesta heterosexualidad de las mujeres que asisten a la consulta ginecológica, reprime la relación médico/a-paciente lo que conlleva, en muchos casos, a la omisión de los verdaderos conflictos relacionados a la salud y la sexualidad, obstaculizando la comunicación a la hora de prevenir enfermedades y patologías severas.
Ante la presencia de activistas y ONG, ambas guías fueron presentadas en la ciudad Santa Fe. El encargado del lanzamiento fue el Subsecretario de Políticas de Diversidad Esteban Paulón junto a Vanesa Oddi –Secretaria de Políticas Sociales- y el Ministro de Desarrollo Social de la provincia, Jorge Álvarez.
Durante la presentación se hizo referencia en varias oportunidades a la necesidad de que lesbianas y mujeres bisexuales puedan hacerse visibles y gocen de los derechos adquiridos sin discriminación ni exclusión. Por otro lado, activistas presentes reconocieron la importancia de que finalmente el Estado pueda hacer efectivo los reclamos que históricamente se vienen efectuando y que sea el primer paso hacia una inclusión real para todo el colectivo LGBTI.
El lunes 7, Día de la Visibilidad Lésbica se reinauguró formalmente el mural “Rosario libre de lesbofobia” impulsado hace tres años por la ONG “Las Safinas” y que fuera violentado y tapado en varias oportunidades. Del descubrimiento participaron autoridades del Área de Diversidad Sexual de la Municipalidad de Rosario, la Subsecretaría de Diversidad Sexual de la provincia; las concejalas Daniela León, María Eugenia Schmuk y Norma López y miembros del colectivo LGBT. Para el cierre de ambos actos, se contó con la actuación del dúo La Múcura, provenientes de Colombia, haciendo su aporte cultural y social a la lucha por los Derechos Humanos y la igualdad de todas las personas.
La movilización por el Día de la Visibilidad Lésbica se realizó el domingo 6. Allí se fueron acercando activistas y organizaciones LGBTI, además de transeúntes ocasionales que se quedaron escuchando algunas poesías de Irene Ocampo, Gaby de Cicco y Sussy Shock más música en vivo con el cierre de “Chocolate remix” -autodenominado reaggeton lesbiano. En el aire resonó con fuerza que a la Pepa Gaitán la mataron por lesbiana. Si ese mensaje logró llegar a la señora que paseaba por el lugar o el adolescente que se detuvo a escuchar la música, este 7 de marzo sumó un escalón hacia una sociedad más igualitaria.
Ser lesbianas
Hay varias maneras de ser lesbiana. Las lesbianas somos muchas y diferentes.
Para partir de un punto socio-cultural, la primera diferenciación aparece en antagonismo con la mujer heterosexual. ¿En qué no nos parecemos a una hétero?
En principio, diría que la única diferencia existente es el objeto de deseo. Luego, que hay tanta variedad como personas en el mundo, lo que hace interminable enumerar diferencias.
Últimamente, también se han incorporado términos relacionados a la orientación sexual e identidad de género como pansexual, asexual, heteroflexible, cisexual, entre otros.
Saliendo del binarismo hombre/mujer, es importante destacar que algunas lesbianas y bisexuales no necesariamente se sienten identificadas dentro de los términos mujer u hombre; y sin dejar de mencionar la identidad de género –el género es el autopercibido independientemente del asignado al nacer- o la expresión de género -lo que una persona muestra de su imagen (femenino, masculino, andrógino, etc.)-, lo que evidencia la diversidad en sí misma.
Gorda, flaca, rubia, morena, cabello largo o corto, de traje o vestidito, con piercing, maquillada, solteras, casadas, fieles, infieles, solas, acompañadas, fiesteras, estructuradas, profesionales, analfabetas, con trabajo, desocupadas, madres, hijas, hermanas, tías, marimacho, fem… Las lesbianas podemos ser de muchas maneras, aunque en el inconsciente colectivo se reproduzca casi siempre el mismo patrón.
Lesbofobia es el rechazo sexista que existe hacia las lesbianas. A esto se le suma el peso del género –mujer- que, inmersas en una sociedad machista, quedamos invisibilizadas tras el mote de objeto sexual para el hombre, sin tener en cuenta el verdadero deseo de las mujeres.
El término ‘lesbofobia’ es muy utilizado en los países de habla hispana para referirse a lo antes mencionado, pero aún no figura en el diccionario de la Real Academia Española, lo que evidencia otro signo de invisibilidad.
Lesbofobia es lo que padeció Natalia Pepa Gaitán el 7 de marzo de 2010.
Fue en Córdoba. Tenía 27 años. La mató Daniel Torres –padrastro de su novia- de un escopetazo. La asesinó por el simple hecho de ser lesbiana. El crimen de la Pepa se convirtió en bandera de lucha y visibilidad para lesbianas y bisexuales que, en su memoria, cada 7 de marzo celebramos el “Día por la visibilidad lésbica”.
Torta visible. Salir del horno.
Para una lesbiana, hacerse visible es un derecho, no una obligación; pero ese derecho disfrazado de ‘elección’ termina evidenciando que, más allá de las conquistas legales, vivimos en una sociedad que no logra sumar.
Una mujer heterosexual no necesita estar aclarando cuál es su orientación sexual, no tiene que salir de ningún closet, no le resulta incómodo que sus vecinas supongan su heterosexualidad y no teme que alguien la agreda en la calle por ir de la mano de su novio. Ella no elije hacer uso de su derecho de ‘ser visible’, ni se lo plantea.
Entonces… ¿Cuál es la elección?
“Elijo que mi familia no sepa que soy torta para que no sufran”.
“Elijo no decir nada en mi trabajo porque es mi vida privada”.
“Elijo no darle la mano a mi novia frente al jardinero para que no piense que lo provocamos”.
La elección de ocultarse, evidentemente, la define el entorno. Un entorno al que no le interesa que nos mostremos.
En muchos casos, el deseo de la co-maternidad determina la salida del horno. Cuando una o dos lesbianas deciden ser madres, la idea de invisibilidad se desvanece. Es casi imposible sostener la “doble vida” que algunas mujeres venían teniendo, con el nacimiento de un hijo o hija. Cuando se es madre lesbiana en casa, también se es en el trabajo, en la escuela y en el vecindario.
Y si bien todo el tiempo tenemos que estar saliendo del horno –para que no nos traten de heterosexuales-, el peso que tiene la invisibilidad es tan grande que, cuando logramos deshacernos de él, se camina por la vida de otra manera.
La visibilidad lésbica es sinónimo de lucha. Es hacer uso de un derecho enfrentando a una sociedad que no quiere vernos. Es dar la cara al patriarcado soportando violencia, agravios, escopetazos.
No es sencillo ser lesbiana visible en una sociedad que reivindica la heteronorma pero, definitivamente, es más digno.