La nueva invasión de fuerzas federales que se vivió en la ciudad la semana pasada fue, en parte, producto de la presión de más de 50 gremios que se reunieron con los gobiernos provincial y nacional exigiendo seguridad. Desde la Central Autónoma se pone en discusión ese concepto y se proponen otro tipo de soluciones para enfrentar la violencia social que sufren los sectores populares.
Por CTA Rosario
Cuando desde los sectores de poder quisieron bajar la edad de imputabilidad, nació la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud. Cuando empezaron a multiplicarse los asesinatos de jóvenes, la docencia de Amsafe Rosario salió a gritar “Dejen de matar a nuestros alumnos”. Cuando en la zona sudoeste las condiciones de vida se volvieron violentas para sus habitantes y los trabajadores de sus escuelas y centros de salud, se formó una multisectorial para enfrentar los problemas y exigir soluciones. Nunca, ni ante las peores situaciones, como la desaparición y muerte de Franco Casco, se pidieron más fuerzas de seguridad en las calles y más represión. La respuesta fue siempre organización, militancia y compromiso desde las bases, diseñando y desarrollando políticas para la vida de los sectores populares.
No hicieron lo mismo los más de 50 gremios que, sentados a la mesa con los gobiernos provincial y nacional, lograron una nueva invasión de fuerzas federales en la ciudad que durará hasta diciembre. “Eso es un atajo, una respuesta de sentido común. Es la profundización de la represión, es una mirada parcial y muy sesgada, que en realidad no va a proteger ni va a resolver el problema que tienen los trabajadores en su conjunto”, aseguró Gustavo Terés, Secretario General de Amsafe Rosario y de la CTA-A local. Y en el mismo sentido se expresaron otros cuatro dirigentes y militantes de la Central y de gremios cercanos que plantearon, además, otro concepto de seguridad.
Para Facundo Peralta, Secretario de Juventud de la CTA-A provincia de Santa Fe, miembro de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y militante de Causa Organización Popular, hay que discutir la idea de inseguridad. “Estamos inseguros cuando no podemos ejercer derechos básicos y fundamentales, como son el trabajo, la vivienda, la educación, derechos que hacen a la dignidad de las personas”, definió.
Pero sucede que el ejercicio de esos derechos está bloqueado a las mayorías por algo mucho más grande. “El Estado ya no está capacitado ni puede dar respuesta sincera a esa inseguridad que se plantea en todos los ámbitos de la sociedad. Porque el capitalismo está en una crisis muy aguda y estas son fases de la decadencia de todo el sistema”, explicó Rubén “Zurdo” Suárez, Secretario Adjunto de la Central provincial.En el marco de esa situación, todos remarcaron que, además, es imposible que la invasión de policías y gendarmes logre manejar los niveles de violencia social que se desarrollan actualmente. “Nunca el uso de las fuerzas represivas es la solución para los problemas de los sectores populares, sobre todo porque el control del uso de la violencia proviene de sectores poderosos que, por otra parte, son la fuente de financiamiento de la corrupción y la violencia”, destacó la Secretaria General del Sindicato de Docentes e Investigadores de la UNR (COAD), Gloria Rodríguez.
Peralta acercó números contundentes para entender esa definición: “Diferentes actores del Estado y privados también, altos miembros de la policía y del poder judicial, sumado a agentes del gobierno llevan adelante una política, primero, de estigmatización de los jóvenes de las barriadas populares y, a posterior, directamente su eliminación sistemática. Durante 2015, hasta septiembre, hubo aproximadamente 170 homicidios, de los cuales cerca del 60% son personas jóvenes, menores de 25 años, que viven en los barrios populares y vienen de familias humildes. Esto no es casualidad y estamos próximos a poder probar que esto forma parte de una planificación política”.
En el mismo sentido, Suárez aseguró que “desde el gobierno, como dijo (Rodolfo) Walsh, se planifica la violencia. Y esa miseria planificada muchas veces se ve expresada en gente que sale a robar. A eso lo llaman inseguridad y lo quieren solucionar tapándolo con represión”. Por ello, llamó a no ser hipócritas: “no le pidamos seguridad a quienes sabemos que desarrollan la inseguridad”.
Soluciones
“La solución no es más policía, sino más conciencia del campo popular”, arrancó Suárez al pensar en respuestas ante una situación que existe y que de hecho padecen en mayor medida los sectores populares. Y toda la dirigencia entrevistada delineó salidas en ese sentido.
“Repetimos que ningún niño nace delincuente o ladrón, por lo que apuntamos a pensar por qué no nos ponemos como tarea y objetivo la promoción de redes de solidaridad, de caminos que nos lleven a la promoción de alternativas que generen mejor sociabilidad entre las personas”, señaló Rodríguez.
Para Raúl Daz, Secretario Adjunto de la CTA-A Rosario y Secretario General electo de la ATE local, “la seguridad también tiene que ver con que haya pleno trabajo y vivienda digna para todos los trabajadores. Hay una educación que no está garantizada, escuelas que no están en condiciones, docentes que no dan a basto con toda la tarea que tienen que llevar adelante, un sistema de salud muy complicado invadido por negocios privados, hospitales colapsados, falta de personal, obras públicas que no se terminan de construir. Pueden venir todos los gendarmes y capaz que nos sentimos la ciudad más segura del mundo, pero si no resolvemos las cosas esenciales de la vida, no va a haber solución y seguiremos navegando sobre ese problema”.Por eso, desde su mismo nacimiento, la Central participó de espacios amplios y albergó a las más diversas organizaciones populares en pos de generar políticas para la vida que enfrenten las violencias cotidianas. “Desde la CTA intentamos abordar estas situaciones multisectorialmente, cada gremio tiene políticas propias y algunas que convergen. Por eso trabajamos codo a codo Amsafe, ATE y Siprus, por ejemplo. Creemos que es necesario establecer, donde hay zonas de emergencia, políticas de emergencia y eso implica una inyección de recursos extraordinarios. Trabajamos mucho con organizaciones sociales, tanto en la campaña ’Paren de matar a nuestros alumnos’ como en la Asamblea de la Niñez, que tienden a proteger a los jóvenes de la violencia del Estado. En zona sudoeste reclamamos, en una reunión multisectorial, para que todos los poderes del Estado, justicia, niñez, seguridad, promoción social, salud, educación, todos los que integran el gobierno municipal, provincial y nacional, dialoguen con los vecinos y los sujetos que actúan en el barrio, para que puedan escuchar las demandas y desde ahí se puedan resolver los problemas”, relató Terés, recordando algunas de las principales iniciativas de esta central obrera.
“La CTA viene defendiendo las condiciones de vida en todos los órdenes”, remarcó Daz. Y en ese aspecto destacó el trabajo que se viene haciendo en los espacios de mujeres, en la defensa de la soberanía alimentaria, contra el fraking y la megaminería, “todas cosas que hacen al cuestionamiento del modelo productivo que discrimina y genera desigualdad. Lo que nos planteamos es pelear por mejores condiciones de vida siempre”.
El desafío es, una vez más, seguir enlazando necesidades y voluntades, agrandar los espacios de militancia, aunar esfuerzos en pos del bienestar común. Construir unidad en la acción para enfrentar la violencia que cada día corroe los lazos sociales y la vida de las barriadas populares. Porque, como recuerda Daz, “el miedo también se construye. Y sin pleno ejercicio de los derechos ni respeto a las identidades, no hay seguridad”.
Equipo de Comunicación CTA Rosario