Cerca de 30.000 mujeres se dieron cita en Posadas para debatir, discutir y marchar. Temas candentes como la trata de personas, la despenalización del aborto y la declaración de la ley de emergencia por violencia de género a nivel nacional estuvieron en las discusiones y reclamos. enREDando estuvo ahí junto a las compañeras de ATE y suma la experiencia de Ana Dziadel, referente de la organización “Amas de Casa del país”.
Por Estefania Gimenez
Misiones, tierra colorada. Tierra donde conviven la pobreza y la riqueza. Tierra donde se alberga una de las siete maravillas del mundo. “Zona liberada” para el tráfico de personas. Triple frontera. Ruta 14, “Ruta de la trata”. Tierra fértil que albergó a cerca de 30.000 mujeres durante el último Encuentro Nacional. Lugar propicio para debatir y discutir sobre problemáticas naturalizadas en el seno de las sociedades.
Violencia, medios de comunicación, trabajo, sindicatos, tiempo libre, terapias alternativas, sostén de familia, salud, lesbianismo, pueblos originarios, identidad, sexualidad; fueron algunos de los 56 talleres que se desarrollaron en el 27ª Encuentro Nacional de Mujeres, con una participación promedio de unas 40 mujeres por espacio.
Los Encuentros de Mujeres nacen con un simple objetivo: el de dar la voz a quienes no tenían otro espacio donde exponer sus ideas ni hablar de sus problemáticas. Un lugar ganado pura y exclusivamente por mujeres y con un significado mucho más amplio que lo que se puede enunciar.
El primer Encuentro fue en Buenos Aires, en 1986, donde la comisión organizadora estaba compuesta por 43 mujeres, algunas de ellas habían participado de una conferencia mundial realizada en Nairobi, Kenya. Hubo un total de 1000 mujeres participantes.
Con una historia de 27 años, muchas veces se cae en la sensación que cada encuentro es repetitivo, que no se llega a una conclusión y que siempre se ronda en la misma problemática, según las propias palabras de las compañeras en los talleres.
“Ningún Encuentro es igual a otro, los esfuerzos que se hacen año a año en cada caso en particular son especiales. El Encuentro es altamente político, porque la vida es política y si a la vida te la manejan los otros para su beneficio y tu perjuicio, seguro que vamos a tener que discutir”. De esta forma define el Encuentro Ana Dziadel, integrante de la agrupación “Amas de Casa del País”, quien participó junto a un contingente de 90 mujeres de Villa Gobernador Gálvez.
“Para ir a los encuentros decimos que hay que hacer mucho trabajo previo, como por ejemplo enseñar a los hijos a que se queden con otras personas, y muchas veces las propias mujeres deben desprenderse de los hijos”, dice Ana en cuanto a la importancia de estos encuentros para comenzar a romper los estereotipos que dejan a las mujeres siempre en el mismo lugar.
“No es sencillo para las mujeres correrse toda la carga que tienen. Esas formas de opresión y manipulación están muy naturalizadas y todas debemos cargar con eso, porque muchas veces se manifiesta de una forma muy sutil. No hay una mujer igual a la otra, porque no existen las mujeres sencillas y porque a pesar de que algunas estemos en mejores condiciones, hay otras que están en condiciones durísimas”, agrega.
A su vez comparte “el encuentro tiene otras cosas, como salir a una ciudad que se desconoce, animarte a circular con un mapita, y circular, y encontrar las escuelas, sentarte en un aula de una universidad, cuando hay compañeras que ni siquiera han terminado la secundaria. Cuesta mucho romper los estereotipos cuesta mucho que las mujeres confíen en el propio conocimiento que llevan acumulado. Cuesta muchísimo entender lo valioso de las propias experiencias”.
El Encuentro es eso y muchas otras cosas. Son experiencias, ruptura de muchas estructuras, creencias, estereotipos. enREDando viajó junto a las compañeras de ATE Rosario. Una “expedición” teñida de algunos inconvenientes técnicos, pero reconfortante al fin.
Emergencia de Género
Rosario viajaba con una conquista: fue una de las ciudades pioneras en aprobar la ordenanza de emergencia en violencia de género. Las compañeras de la Multisectorial que lucharon por la aprobación de la ordenanza fueron un ejemplo en Misiones, donde los temas más destacados fueron la violencia, los femicidios y la trata de personas, por la particularidad del lugar.
“El Encuentro toma el pulso de lo que está pasando. En este momento los dolores más grandes de las mujeres tienen que ver con eso, los femicidios y los distintos tipos de violencia. Además de la falta de salud, el riesgo de vida en la trata, y las problemáticas con los hijos, como por ejemplo la droga”, agrega Ana.
El reclamo por lograr la implementación de una ley de emergencia en violencia de género a nivel nacional se sintió fuertemente en los tres días de encuentro. Con actividades específicas sobre la temática, debates y una cantidad de cánticos alusivos en la marcha final.
“La dinámica del taller de escuchar y que te escuchen te da una sensación que te gratifica. Te das cuenta que no estás sola. Es como una cosa de soltar lo que traes”, explica Ana.
La mujer que va al encuentro no es la misma que la que vuelve. Esta es una hipótesis que sostenemos todas las compañeras que pudimos vivenciar esta experiencia. Las emociones, las cosas que aprendes, te hacen definitivamente volver de otro modo.
Marchemos todas unidas
Cada año, uno de los puntos más importantes y emocionantes del Encuentro es la marcha. Miles y miles de compañeras se conformaron en columnas con sus banderas de lucha: agrupaciones, partidos, rostros de víctimas de femicidios, gremios e infinidades de identificaciones se unían por las extensas cuadras que ocupó la marcha por las calles de Posadas.
Los cánticos fueron alusivos a temas centrales como el aborto y la ley de emergencia por violencia de género a nivel nacional, acompañada por reclamos salariales y por el papel de la iglesia católica que pretende seguir imponiendo su doctrina y moral a las mujeres. “¡Qué momento, a pesar de todo les hicimos el Encuentro!”, se escuchaba.
“La marcha fue espectacular, con muchas mujeres reclamando por la ley de emergencia, pidiendo por trabajo por educación, por vivienda. Aparte este es un año donde las mujeres han desplegado muchas luchas. El encuentro levanta lo que son necesidades de las mujeres. Hay muchos que quieren apropiarse de este espacio pero las mujeres se agarraron bien fuerte de este objetivo”, agrega Ana.
Próxima estación…
El último día de Encuentro se leyeron las conclusiones de los 56 talleres y se eligió la sede para el siguiente año. Hubo dos posturas: Buenos Aires y San Juan. Ambas sedes fueron defendidas por compañeras lugareñas con muy buenos fundamentos, pero San Juan fue la más ovacionada, de ahora en más tiene un año para prepararse y recibir a las miles de mujeres que llegarán desde diferentes puntos del país.
“Lo que se prepara para el año que viene va a ser muy bravo. El lugar a donde vamos es un lugar donde la violencia hacia la mujer está muy silenciada. Se da en muchos casos que son escasas las mujeres del lugar que se pueden apropiar del encuentro. No tiene en general mucha prensa”, concluye Ana Dziadel.